URBE – Bala Perdida (2022) Crítica

Que URBE son toda una referencia a lo largo de los años en la escena nacional, y en concreto en su Sevilla natal, donde desde el barrio de San Jerónimo, una olla en constante ebullición de talentos desde hace décadas, no debiera pillaros por sorpresa. Si es así, aquí os dejo un par de enlaces publicados en nuestra web Rock Angels para que conozcáis más historia de la banda porque lo que aquí me interesa es haceros llegar su nuevo disco, Bala Perdida, que nos es más que una demostración del poderío del Rock nacional que debiera llegar a cualquier rincón de este país tan necesitado de música que nos haga olvidar y transportarnos (sin sobrecostes actuales) a un estado de animosidad adolescente carente de preocupaciones más allá de un corazón roto que cura por sí solo.

Arturo Vallano, vocalista y compositor, tenía bien claro lo que quería ofrecer con este nuevo disco y así se ha plasmado: Rock And Roll genérico y añejo, con ramalazos de sus raíces juveniles dentro del Hard Rock ochentero, el Sleazy menos sucio y el Glam más festivo e importado desde América y los países escandinavos tan en boga en el presente.

Bala Perdida se abre con el disparo de un arma potente anunciando “gresca” y haciendo honor al tema homónimo de esta colección de doce canciones sin desperdicio alguno que se te tatúan en el cerebro con la misma facilidad con la que decoras tu cuerpo en el mejor de los salones de tatuajes que puedas encontrar. HARD ROCK con mayúsculas y claro acento estadounidense, insinuándose con sus iniciales acústicas y rompiendo con todos los clichés del Hard americano más macarra de la época dorada (LITTLE CAESAR, G´N`R y similares) coronado por un gran estribillo melódico.

El trabajo lírico se desarrolla con facilidad, con cuestiones que no abarcan más de lo que el estilo demanda y que, gracias a esas narraciones tan universales y a la par tan cercanas a la rebeldía de nuestros tiempos mozos (o no tanto si reniegas del paso del tiempo y quieres mantenerte como un “outlaw” formal) y sus consecuencias en nuestro parecer y sentir.

Sin Rumbo, No Aprendí La Lección (excelente trabajo de guitarras por parte de Francis y Javi Martínez), Perdiendo La Razón (maravillosos detalles de piano de bar), rockeras en su esencia a más no poder, se acercan a aquellos POISON desenfadados y festivos que tan buenos ratos nos hicieron pasar hace ya unos cuantos años con sus referencias inolvidables de los ochenta, mientras que Un Día Más me recuerda a los de Brett Michaels con su Rock melódico a medio tiempo y tintes sentimentales, al que los teclados en los coros le añaden un aporte extra AOR que resulta muy atractivo.

Vallano tiene una voz potente y juvenil que encaja a la perfección con el estilo que practican y se erige como protagonista tanto en los temas más potentes como en los más nostálgicos y pausados (preciosos coros y estribillo en Adiós), mecidos entre acústicas aguardentosas como demanda su afición por el pasado del estilo que tan bien conocen y que, como era de esperar, respetan la tradición con el solo al que todos esperábamos para practicar nuestro “air guitar” más efusivo con los cascos de auricular recubierto por goma espuma y un walkman al que suplicábamos que no se le acabaran las pilas. Escucha Castigo y trata de no emocionarte al final del disco (¡Cómo me gusta ese rollo CINDERELLA – QUIREBOYS, América – U.K. que tiene, por no desvelaros su final tan… L.A.!)

Más Hard Rock y muy acertadas, por cierto, son El Juego, Insaciable Depredador o Vamos A Llegar, tanto en su labor instrumental donde se ceden espacios para que todos los instrumentos creen una atmósfera totalmente intuitiva y que permite presentar a cada uno de sus miembros (Ramón Duvison a la batería y Paco De Paula al bajo), como en la labor vocal y coral, donde los chicos malos se desatan para arrasar con cualquier barra de garito y salir por la puerta grande para hacer rugir sus motos esperando a la entrada. Si te va el rollo MÖTLEY CRÜE, RATT, KIX, EVERY MOTHER´S NIGHTMARE, TUFF y mil bandas de este pelaje, encontrarás a unas compañeras ideales para desconectar durante los minutos que te cedas a base de reproducirlas en bucle.

Atrapado engancha con su estribillo melódico que absorbe tus tarareos inconscientes con un cambio de tercio en las letras, esta vez hablando sobre las redes sociales y su uso y abuso que nos tienen medio “zombieficados”. La base musical es muy rica en sus oscilaciones y detalles: un single en todo su esplendor.

Madre es un alegato al cariño de nuestras heroínas personales. Con claro guiño a los años 70, se abren camino el resto de instrumentos con su “boogie” resultón entre los pianos que la encaminan y que resultan refrescantes tanto por su naturalidad como por su inmediata cercanía en nuestra memoria.

URBE, una banda luchadora, recupera el tiempo perdido entre sus idas y venidas con un disco que cómo ya os he expuesto a lo largo de la reseña, sabe a bourbon y gasolina a partes iguales, recuperando su leyenda y ofreciéndonos un disco sólido y rotundo en su producción, donde se nota que su estilo de vida no es fingido ni sobreactuado, es tan real como tus sueños de ser una “rockstar” cuando descubriste el Hard Rock, el Glam y el Sleazy muchos años atrás a través de las revistas, los videos omnipresentes en la MTV y las portadas y contenidos de los viinilos y casetes TDK grabadas que le querías robar a tu hermano, primo o colega mayor que ya tenía el pelo largo. Acomódate, viajar con ellos es fácil. Enhorabuena Urbe.

Jesús Alijo Lux