RUSH – 2112 (1976) Classic Review

Si por algo se ha caracterizado a RUSH es por su ausencia de prejuicios a la hora de afrontar cambios en su música y, sobre todo, por poseer un sentido de la integridad que les ha proporcionado una independencia de la que pocos, muy pocos, pueden presumir en su carrera.

Dicen que todo el mundo tiene un precio, pero RUSH se negaron a pagarlo cuando «Caress Of Steel» cosechó malas críticas en comparación con los dos anteriores trabajos y las cosas fueron tan mal, que a la gira la llamaban «Down By The Tubes».

Recibieron presiones por parte de su discográfica para que recortaran los temas largos que podían llenar una de las caras de un vinilo y, ¿Su respuesta? Jugarse a una carta su carrera discográfica con «2112», cuyo tema título se explayaba durante los veinte minutos que ocupan su cara A.

«2112», el tema, es toda una una declaración de principios en la que la inspirada pluma de Peart narra la lucha de un individuo contra un sistema que coarta la libertad creativa y acaba con él pero no con sus sueños. Una situación que, obviamente salvando las diferencias, bien conocían los canadienses.

Un buen concepto sin un desarrollo que esté a la altura se queda en una simple buena idea, pero aquí la simbiosis entre ambos es perfecta. La potencia y grandiosidad de «Overture» le dejan a uno noqueado.

Lee, Lifeson y Peart sientan las bases de lo que derivaría en el Metal Progresivo que a tantos grupos ha influido. La epopeya pasa por todo tipo de diferentes intensidades que transmiten al oyente el misterio y curiosidad del descubrimiento de la guitarra que pertenecía a una antigua y más feliz civilización por parte del protagonista, la rabia e impotencia que sufre al presentarla ante los sacerdotes, la desesperación que le provocan estos con su desprecio que le lleva al suicidio y la triunfal y liberadora llegada de esa antigua civilización que se culmina con el mítico «Attention All Planets Of The Solar Federation…We Have Assumed Control». Toda una montaña rusa ejecutada con una precisión, garra y potencia que sólo un grupo totalmente convencido de su potencial podía ejecutar y que hace vivir al oyente una experiencia musical y vital.

Pero el disco no es sólo el antológico tema título (aunque es obvio que nada puede igualar la experiencia ofrecida por tan abrumador despliegue de genialidad), en su segunda cara tenemos temas que ofrecen otras facetas y no están exentos de calidad.

Canciones como «A passage To Bangkok», cuya recreativa letra sobre sustancias psicotrópicas a lo largo y ancho del mundo es lo más cercano a una polémica de Sexo, Drogas y Rock And Roll que han tenido en su historia y es un viaje de Rock bastante directo con arreglos que le dan un aíre cosmopolita.

«The Twilight Zone» tiene la atmósfera de la serie de TV en la que se basa su letra, sobre todo en su susurrante y misterioso estribillo, en el que además Lifeson se marca un buen solo.

«Tears» es seguramente el punto que algunos consideran menos conseguido pero desde luego no es malo, y es una bonita balada con unos arreglos de melotrón todavía tan en boga en aquella época.

Y el broche final con el hímnico «Something For Nothing», su arrolladora y enérgica electricidad y una brillante nota de Peart en la letra con ese «You Don´t Get Something For Nothing, You Can´t Have Freedom For Free» te hacen subir la adrenalina una vez más.

RUSH desafiaron las imposiciones, sentaron cátedra y se convirtieron desde entonces en lo que algunos llaman el grupo de culto más grande del Rock, yo diría que son Dioses en el Olimpo del Rock.

Albytor
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