NMB (THE NEAL MORSE BAND) – Innocence & Danger (2021) Review

Soy un acérrimo fan y seguidor de Neal Morse. Recuerdo cuando, allá por el año 2002 y haciendo gala de uno de mis mayores hobbies particulares (ir a pasar la tarde a ejercitar mi dedo anular para ir segregando compactos en una tienda de discos al ritmo de “Highway to hell”), cayó el álbum triple Snow de la banda Spock´s Beard a mis manos.

Desde los primeros compases acústicos de “Made alive” y con esa sutil y cálida voz de Neal Morse de acompañamiento me cercioré de que, dentro de mi espectro musical, todavía podía dar cabida a nuevas bandas que me turbaban, que podían de nuevo lograr emocionarme y erizarme la piel con esa fusión de folk, melodic rock, sinfonismo y evidente música progresiva sin límites…La ausencia del cronómetro en la propuesta ofrecida se hizo aún más patente cuando empecé a descubrir sus álbumes previos; de los cuales, sin dudarlo, tengo una patente preferencia: su álbum “V” que bajo mi humilde criterio es su obra maestra

Esa sensación que tenía con aquel Spock´s Beard de antaño es la que tengo ahora con esta formación NMB dónde sólo me queda agradecer y alabar a estos músicos de sobrada reputación; técnicos, pero a la vez cercanos musicalmente hablando, contundentes, pero sin mal acostumbrarnos y, por encima de todo, transmisores de una luz y espíritu capaces de hacer, de cada tema suyo, una reflexión acerca de tu propia existencia.

Neal Morse Band (NMB) ha sacado un nuevo trabajo y, a diferencia de sus últimos mastodónticos álbumes en onda conceptual y temática profundamente religiosa; esta vez han cambiado de registro hasta tal punto de no figurar Neal Morse como estandarte o comandante del buque insignia del grupo; sino que se detiene para preparar un impresionante festín de mezcolanzas varias dónde todos ejercen un rol participativo en busca del equilibrio (no sólo a nivel compositivo sino también a nivel interpretativo) y con un único fin: el dar fe de que todo ese elenco de ideas y magistrales melodías es patrimonio de los 5 miembros de la banda. Amén.

NMB la conforman Neal Morse (cantante, teclista, guitarras), Mike Portnoy (batería y voces). Randy George (bajo), Bill Hubauer (teclista y voces) y Eric Gilette (guitarras y voces) y este álbum Innocence & Danger ha sido producido por ellos mismos.

El álbum abre la lata con la impresionante “Do It All Again” ¿Qué decir de esta oda a las convicciones más profundas del ser humano? ¿Cómo expresar la sensación de dar esos saltos de fe a ciegas y sin arnés que te sujete hasta el punto de querer hacer algo, otra vez, a pesar de que te pueda desgarrar por dentro? “… Y aunque mi corazón esté roto, lo volvería a hacer otra vez; a pesar de todo el dolor y sufrimiento…lo volvería a hacer otra vez”.

Siempre hay que ir con la verdad por delante y, me atrevo a decir que, este tema es una de las mejores composiciones que yo personalmente he escuchado en la última década dentro de la escena melódico-sinfónico-progresiva. La clara influencia de Genesis al inicio del tema deriva, una vez entra en acción a las voces el Sr. Gilette, en un sonido muy cercano al “Blink Of An Eye” de los maravillosos Enchant. Es en ese 01.42 dónde se hace patente esta similitud en cuanto Eric empieza entonar ese “Eatin´the dust of yesterday…”. El bridge del tema, muy en onda popera a la Flying Colours, te transporta tras una breve progresión muy a la Spock´s Beard, a un auténtico y armonioso himno que creo que en directo va a ser una auténtica bomba

El juego que da el Sr Portnoy con el manejo de los tempos, precisión y métricas y en general ese control absoluto y dominio de su instrumento, conjuntamente con la gran labor del bajista y la maravillosa conjunción de las diversas voces, le dan una riqueza al tema sublime (como en general se puede ver en el transcurso del álbum). Realmente todo un acierto, bajo mi punto de vista, esta nueva concepción y desarrollo en el que el compromiso de los 5 miembros de la banda se pone de manifiesto. El solo del Sr. Gilette melódico y técnico al unísono. Muy pero que muy resolutivo y con una voz muy pareja a la del Sr Morse.

“Bird On A Wire” es otro tema enorme que ha salido como segundo single, esta vez con un aire más acelerado, pero no por ello más pesado. Es una gozada escuchar la base rítmica en todo el tema. De nuevo el trabajo de Mike Portnoy es inconmensurable y el bajista Randy le aporta la contundencia sonora necesaria sin provocar estridencias. Este tema tiene influencias varias: Dream Theater, Genesis y obviamente Spock´s beard me vienen a la mente. De nuevo la combinación de las voces levita el tema a lo más alto. Sería injusto destacar a un miembro por encima del otro y quizás esa fuera la pretensión de Neal Morse cuando empezó a madurar la idea de este álbum. TEMAZO.

Con “Your Place In The Sun” empieza a suavizarse la cosa hasta derivar en un tramo final más atmosférico en el primer CD de este álbum. Nos empezamos a adentrar en un pop-rock setentero con muchas reminiscencias a TOTO. De nuevo las voces están compartidas entre Neal/Mike/ Bill y Eric. La progresión del propio estribillo es claramente “Beatleliana” y añade una frescura y variedad siempre necesaria en este tipo de trabajos (patentes por ejemplo en álbumes como “V” de Spock´s beard.

“Another Story To Tell” tiene un punto similar al tema “Edge Of The In Between” del álbum “X” de los propios Spock´s beard (ya sin Neal Morse). El puente hacia el estribillo me recuerda al de “Long Time Suffering” del álbum «Snow». El tema, aunque parezca sorprendente, y no creo que sea casualidad sigue respirando esa onda TOTO del álbum «TOTO IV» (el solo de teclado es puro West Coast) o incluso «H2O» (Hall & Oates). No llega al nivel del tema del álbum “X” quizás por no tener un estribillo más resolutivo, pero es un gran tema.

Tras un comienzo atmosférico con ese órgano eclesiástico y toque ceremonial de los temas sinfónicos a lo Pendragon, se inicia el tema “The Way It Has To Be”. Las reminiscencias a Pink Floyd son más que evidentes. Tema de estructura sencilla con una preciosa melodía que podría acompañarte en un largo viaje con la ventana de tu Mustang bajada y dejando que el vello de tus brazos se pusiera de punta entre un cúmulo de Joshua Trees, rodeándote, en pleno desierto de Utah. El solo de Eric también muy en onda David Gilmour. Es de los temas que van creciendo en ti, poco a poco. Hay que impregnarse poco a poco de él para disfrutarlo como un buen sibarita.

Me esperaba que, tras este tema tranquilo y sosegado, el ritmo del álbum se acelerara un poco… Pero me equivoqué. Esta vez nos topamos con “Emergence” que actúa como un, quizás, demasiado largo interludio de algo más de 3 minutos de guitarra acústica. Neal Morse está como siempre excelente en la ejecución si bien es verdad que el álbum pierde ese punch rítmico tan impresionante con el que se había iniciado el álbum. La pieza tiene una clara inspiración Clásica/Jazz y enlaza a la perfección con el siguiente tema, “Not Afraid Pt. 1” que prosigue con el ritmo descendente en contundencia y ascendente en atmósferas melódicas y poco turbulentas, pero que es un tema maravilloso. Ese juego de voces me evoca a esas grandes bandas americanas que usaban ese recurso en sus temas en combinación con guitarras acústicas (hablo por ejemplo de Crosby, Still, Nash & Young o hasta los propios Simon & Garfunkel). ¿Quién dijo “Simon & Garfunkel”? Sí señores, prepararos porque hay que volverse a abrochar el cinturón… Pero antes volver a insistir en la majestuosidad de este tema “Ahora no tengo más miedo y estoy preparado para alcanzar algo más…”

Pues bien retomamos el asunto del dueto Simon & Garfunkel… ¡Vaya sorpresa! NMB se marca una versión del famoso tema “Bridge Over Troubled Water”. Vaya versión. Estos señores han hecho lo que les ha venido en gana. Hace falta adentrarse muy adentro del tema para cerciorarte de que están haciendo una versión de esta monumental canción. Lo más increíble de todo es que la hacen magnánima. No esperéis un tema lento y pegajoso. No señor. NMB se atreve con un pedazo de versión con aires muy progresivos. Con un inicio muy YES (que recuerdos a esos maravillosos álbumes con Trevor Rabin hizo con esta banda y especialmente al «90125») da pistoletazo de salida el tema. El poder en las mentes de estos señores y sensibilidad musical son abrumadoras. Creo que esta versión logra transmitir emociones y sensaciones como si se tratara de un tema compuesto por ellos mismos y, sobre todo, ofrece todo ese abanico de virtudes que una banda de este estilo sólo es capaz de dar. Es un regalo para los oídos. Vaya categoría de músicos. Escuchad el solo de guitarra con esos pequeños parones a la Kansas y arreglos de cuerda celestiales para derivar en unos coros angelicales aderezados con un órgano Hammond de fondo. Sólo tienes que cerrar los ojos y hasta seguramente pensarás que estás por un momento en una misa Gospel en el barrio de Harlem en Nueva York… Ahí lo dejo.

De este álbum de tanto minutaje (superando los 100 minutos) no podían faltar 2 temas “anti-crono” dónde estos músicos se explayan a sus anchas sin importarles el paso del tiempo y dónde se les nota, de manera más flagrante, que están más cómodos y asumiendo su rol de músicos de Jam sessions. En “Not Afraid Pt. II” aprecio varias influencias. En el 02.20 me viene a la memoria ese “Change Of Seasons” de Dream Theater (bajo mi punto de vista el mejor tema que esta banda americana llegó a grabar nunca), pero es sólo un espejismo. Aquí hay para dar de comer a bocas sedientas de otras bandas del género: Kansas, Genesis, DT, Yes, Styx, Transanlantic, Kino… Allá por el 06.20 me viene a la mente esa maravillosa rola (como dicen los argentinos) del álbum «SFAM», “Finally Free”, que deriva en esas progresiones tan orquestales y bombásticas a las que Neal Morse nos ha tenido siempre acostumbrados. Por allá en el 17.20 esa melodía retorna de nuevo. Realmente, para un fan de los DT más progresivos y menos metaleros estos 2 últimos temas no tienen desperdicio. En 08.20 empieza esa vuelta a sonidos setenteros (Styx está muy presente). Muy melódico y con grandes armonías. Es como remontarse de nuevo a aquella época del Pomp Rock setentero.

El segundo tema es una epopeya de más de media hora en la que ya, por falta de espacio para hacer la crónica y exceso de egoísmo por mi parte hasta ahora; debo dejar que seáis vosotros los que la descubráis y la saboreéis. Es una auténtica poesía de fuegos artificiales para amantes de lo progresivo, sinfónico y melódico. Un claro ejemplo de lo que esta banda puede llegar a hacer y que demuestra que están más vivos que nunca. Me pongo a vuestros pies señores de NMB. Dentro de 30 años no sé cómo estará la industria musical, pero NMB podría ser perfectamente lo que Genesis, Yes, Kansas fueroN en su momento… Esas bandas que acabaremos recordando por y para siempre…

 

                                                                                                               José Luis Gutiérrez 3ZKS!