Hacía tiempo que no me enfrentaba a él, y sigue siendo tan fiero como cuando me lo presentaron. De todas formas, la impresión no fue tan grande, les conocí con el tema «Metal Militia», así que ya estaba sobre aviso.
Luego apareció «Ride The Lightning» y buff…aquello era harina de otro costal ¿A que cojones sonaba? En mi puta vida había escuchado nada parecido a «Fight Fire With Fire»; ni siquiera «No Sleep ´Til Hammersmith», lo que ya son palabras mayores claro.
Y un año después (en aquellos tiempos las bandas como Metallica vomitaban un disco cada año) disfrutaríamos del «Master», con esa portada tremendamente icónica, al menos lo era para mí y para todos mis colegas, y es que no hay ni uno de ellos, que no haya flipado alguna vez con cualquiera de las ocho canciones que se cascan aquí lo amos del «Bay-Area».
El Heavy Metal sonaba a otra cosa hasta que ellos llegaron y lo cambiaron tema a tema, disco a disco. Y era normal ¿Quien mejor que una panda de fans de la NWOBHM, de Saxon o Diamond Head para hacerlo? Pues nadie como Lars Ulrich o James Hetfield.
Si, cierto que esos dos tipos que he nombrado me caen como una patada en los huevos, pero bueno, también Ted Nugent, But I Like It…no todos van a ser unos tíos super guays como Lemmy o Dio.
Burton en cambio siempre ha sido el típo que más me ha molado de la banda. No se, su pinta casaba más para una formación de Rock Duro de mediados de los setenta, incluso de principios…no me cuesta imaginarlo en unos Black Sabbath o en unos Poobah.
Aparte de auténtico, Cliff Burton parecía el nexo de unión de la banda tanto en lo personal como en lo musical. Está claro que Hammett es un guitarra apañado, se sabe los mil trucos del manual del buen guitarrista Heavy Rockero, pero el bastión del sonido de la banda lo sostenía en mi opinión el bajista de Castro Valley.
Que fácil es decirlo después de tantos años, pues sí, porque en lo que a mi concierne hay un antes y un después a Cliff Burton, de tal manera que ni «And Justice For All», ni el disco negro lograron nunca engancharme ni siquiera una décima parte de lo que lo hicieron «Kill Em All», «Ride The Lightning» o «Master Of Puppets»; todos discos del exclusivo club de los Metallica de Cliff Lee Burton.
Y de verdad que el sonido de esos viejos discos de Metallica entre los que se encuentra el «Master» (como lo llamábamos los colegas) es imbatible. Porque detrás de una introducción como la de «Battery» sabes que algo gordo se va a cocer, y que el tema acabará estallando como una puta bomba de riffs de guitarras, con la batería de Ulrich dando por el saco pero bien y con un Barton que te taladrará con su bajo cosa mala.
Lo decía Lemmy, el Heavy Metal si es capaz de poner a tus padres de mala hostia, es porque es bueno no, lo siguiente. Y eso es lo que tienen temas como «Master Of Puppets» o «The Thing That Should Not Be», que hacen que tus padres acaben amando los discos de los Scorpions o los de Van Halen.
Pese a todo, los chicos también tenían un momento en el que sentaban la cabeza, o al menos tomaban aire para respirar. «Welcome Home (Sanitarium)» sin ser una balada en toda regla, si que jugaba con muchas de las mismas. El primer intento había sido en «Ride The Lightning» con la tremenda «Fade To Black», en esta ocasión tampoco fallaban, temazo al canto. Thrash Metal , que bueno, para mi es Heavy Metal Old School, del que sinceramente no se si hace o no en la actualidad, pero me da en la nariz que no es así.
Y es que vaya pedazo de canciones que son «Disposable Heroes» con sus impagables riffs y cambios de rítmo, el apocalipsis Heavy Metalero de «Lepper Messiah», la genialidad de Burton en la épica «Orion» o ese final con el desconcertante kaos de «Damage inc», pruebas irrefutables del que mejor Heavy Metal, el clásico, ya lo vivimos hace tres décadas.
El Hijo de Ron Keel
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