Quizás no te diga mucho si expongo que el mayor mérito que posee el regreso de KING OF HEARTS es que nos permite hablar de MÚSICA, así, con mayúsculas, sin indagar en géneros y sub estilos, mal endémico que divide, en muchas ocasiones, más que imprime el espíritu necesario de exploración que autocompleta el jeroglífico de nuestros gustos.
Quizás amplíe el campo del radar general si expongo que sus protagonistas han formado parte irremediable del concepto musical que hemos asimilado con el transcurso de las décadas, principalmente y como es mi caso, de mi infancia y adolescencia, y, para esto, seguramente sea necesario añadir cierto grafismo para aseverar mis intenciones: JIM PETERICK, BARBRA STREISAND, CHICAGO, RICHARD MARX, MADONNA, GLENN MEDEIROS, POCO, CELINE DION, JULIO IGLESIAS, GLENN FREY, PETER CETERA, ROGER WATERS, JULIAN LENNON, KENNY ROGERS, ELTON JOHN, JOE COKER, HEART, THE MANHATTAN TRANSFER, EARTH WIND AND FIRE, WHITESNAKE, YES, MOTLEY CRUE, COVERDALE – PAGE, MAGNUM, STARSHIP, LAURA BRANIGAN, AIRPLAY, REO SPEEDWAGON, BON JOVI, BAD COMPANY, MICHAEL JACKSON…
Acreditaciones mayores que hacen que su entrega sea historia contemporánea del arte, por lo que, medir sus actos en parámetros definidos cuando ellos mismos no se han puesto cortapisas a la hora de engrandecer lo que actualmente reconocemos como propio, me parecería una falta de respeto.
BRUCE GAISTCH y su reconocible sentido compositivo y ejecutivo a las seis cuerdas, junto a TOMMY FUNDERBURK con su exquisito rango vocal al servicio de las canciones por encima del lucimiento personal, no debieran, a estas alturas, necesitar una presentación de su palmarés laboral. Pero hete aquí, por si hubiera algún/a despistado/a. Para completar la formación recalan en el multi galardonado y espectacular bajista JOHN PATITUCI, el soberano batería KEITH CARLOCK y el compositor y teclista, amén de ingeniero de sonido, CJ VASTON. Para rematar, invitados de lujo como Phil Collen de Def Leppard, Timothy B Schmit de Eagles o Peter Cetera de Chicago entre otros.
Su debut figura, y lo hará de aquí a la eternidad, entre los clásicos de AOR más elitista y enfocado que se hayan publicado. Puede que fueran otros años, pero esa arena es imposible que sea espolvoreada a la ligera en los océanos del tiempo.
Su historia, discontinua y marcada desde su segundo uno, es la sombra de una figura a la luz de una vela, difusa y alargada, tanto, que acaba desfigurada ante su imponente presencia inicial. Pero esto no ha sido óbice para que no hayan dejado sus ahorros en pronunciarse nuevamente, en pleno milenio de deshumanización, a su manera, sin rendir cuentas ante nadie. Bravo.
Y no, este disco no está cargado de toneladas de nostalgia en eterna deuda a lo que a muchos les cuesta desaferrarse, no. Tampoco pasará por ser un ciudadano de pleno derecho entre las cabezas sin rostro que pululan en modo “zombie” bajo los dictámenes de cuatro iluminados, no. ¡Ay Señor! Tampoco pasará a formar parte de nuestro hábito recurrente a la hora de refugiarnos en el futuro, y, entonces ¿porqué debería darle una oportunidad?
Sencillo: porque este vagabundo apátrida tiene más alma que casi el noventa por ciento de lo que podremos escuchar de factorías mesiánicas y nuevas promesas, desde antes de ayer hasta pasado mañana. Canciones con vida propia, más o menos acertadas, pero rebosantes de personalidad y cicatrices. Y eso a pesar por mucho de que la nota de prensa justifique, en palabras de los propios artífices, un acercamiento de líneas paralelas que envuelven desde a los EAGLES a DEF LEPPARD, pasando por COLDPLAY, DON HENLEY, TOTO, KEITH EMERSON o BRUCE HORNSBY. Razón posiblemente no les falte, es fácil encontrar referencias de esos reflejos, pero ellos se merecen mucho más que citaciones para atraer al respetable ya que, este disco homónimo, integra y revuelve cada ingrediente sin despistar, dejando patente que han madurado, que no esconden su edad actual, pero que son ellos, que han vuelto.
Date el placer de escuchar, reitero, MÚSICA, olvídate de etiquetas.
RATE/NOTA: 7,3/10
Jesús Alijo «Lux»
