KANSAS – The Absence Of Presence (2020) Review

Prólogo:
El Rock Progresivo es uno de los géneros más infravalorados de la historia. Casi siempre alejado de las modas imperantes y, por supuesto, de las canciones de éxito instantáneo, nunca ha gozado de difusión en los medios. Sin embargo, sus seguidores son los más fieles del mundo; una aldea de irreductibles galos que resiste todavía y, como siempre, al invasor, y que son perfectamente capaces de recorrer medio mundo para ver a sus bandas favoritas tocar en directo.

Pues amigos, estamos de enhorabuena; Kansas, una de las bandas más importantes del género, está apunto de publicar nuevo disco y creo que lo vamos a disfrutar de lo lindo. Estos auténticos veteranos de la música más exquisita están de vuelta, pasados ya cuatro años de la publicación de su anterior trabajo, The Prelude Implicit.

Dos miembros originales permanecen en la banda después de más de 40 años dando guerra: el batería Phil Ehart y el guitarrista del parche en el ojo, Rich Williams. El bajo continua a cargo del ilustre Billy Greer (Streets, Seventh Key). Ese rasgo tan distintivo del “sonido Kansas”, que es el violín, corre a cargo del veterano David Ragsdale. Los más nuevos en esta nueva reencarnación de la banda, y seguramente en gran medida los responsables del nuevo impulso de la misma tras la salida de Steve Walsh, son el vocalista Ronnie Platt y el guitarrista Zak Rizvi. Debuta en este trabajo el prestigioso teclista Tom Brislin (Yes, Meat Loaf o, más recientemente, la superbanda progresiva The Sea Within).

Las canciones:
Bastan unos segundos del tema homónimo, The Absence Of Presence, para darse cuenta que estamos ante un disco que suena a lo que uno espera de Kansas; teclados a punta pala, violines, pasajes hipnóticos, coros angelicales…. pero también guitarras muy muy presentes y un sonido de batería poderoso. Además, estos abueletes no se cortan un pelo; este primer tema es el más largo y progresivo de todo el disco. La canción está repleta de cambios de ritmo y variaciones, solos de todos los instrumentos posibles y una letra que, supongo, escrita hace unos meses y chocantemente premonitoria de los tiempos que nos está tocando vivir.

Throwing Mountains suena realmente poderosa en muchos momentos. Es curioso como estos veteranos han sabido entender que endureciendo un poco su música, quizás puedan hacer llegar su exquisito sonido a nuevas generaciones de rockeros y rockeras acostumbrados a escuchar música mucho más extrema.

Jets Overhead es otro temazo como la copa de un pino, y mi favorito de momento. Tiene gancho, cierto aire comercial y me parece una elección perfecta si quieres convencer a algún despistado de que este disco merece toda la atención del mundo.

Propulsion I es una sorprendente e intensa pieza instrumental en la que podremos escuchar a Phil Ehart, que debe rondar los 70 años, aporrear su instrumento con pericia y la energía de un treintañero ¡Increíble el estado de forma que demuestra Ehart durante todo el disco!

Como contraste a la energía que desprende el tema anterior, Memories Down The Line es una bonita balada con una letra inspiradora, que ahonda en el concepto de compartir nuestros recuerdos, conocimientos y experiencias con nuestros hijos, así como nuestros padres o abuelos hicieran antes con nosotros; llegará el momento en que no seamos más que el recuerdo en la memoria de los que nos sobrevivan.

Circus Of Illusion y Animals On The Roof son puro rock progresivo y justo lo que uno espera de una banda como esta.
Circus Of Illusion nos recordará a los Kansas más clásicos de discos como Point Of No Return o Leftoverture y, en cambio, Animals On The Roof tiene un punto más AOR con uno de los estribillos más pegadizos del disco. Juntas son un resumen perfecto de lo que este disco nos ofrece: canciones muy trabajadas instrumentalmente y a veces sorprendentes, con momentos en los que esperas que la canción va a ir hacia un sitio y va exactamente en la dirección contraria, pero también melodías pegadizas y unos coros que a mí me suenan a música celestial, que invita a cerrar los ojos y viajar mentalmente a los confines del universo.

Para el final, nos quedan un par de temas que no acaban de llegar al nivel de excelencia de los anteriores.
Never es una balada compuesta por el vocalista Ronnie Platt que, al contrario que Memories Down The Line, no acaba de hacerme tilín

La final The Song That River Sang, está compuesta y cantada por el teclista Tom Brislin. Quizás, lo más sorprendente de la misma sea el final, cuando el tema se transforma y una serie de notas disonantes y oscuros solos ponen el punto final al disco de una forma un poco desconcertante e inquietante, y que a mí personalmente me recuerda al tema final del Scenes From A Memory de Dream Theater.

En Resumen:
The Absence Of Presence es mucho más que un retorno digno para una banda de la solera de Kansas; es un disco magnífico, con unas composiciones completamente contemporáneas y bastante más rockeras de lo que cabría esperar. Añadimos una producción sobresaliente y cristalina, que nos permite disfrutar con todo lujo de detalles de unos músicos increíbles por los que no parecen pasar los años. Además, los “jóvenes” no solo se han integrado a la perfección en la banda, si no que han tomado las riendas de la composición; casi todos los temas están firmados por el dueto Brislin/Rizvi, sin traicionar las marcas de identidad de una banda tan mítica.

El disco rezuma clase y elegancia por todos lados ¡Simplemente imprescindible!

El disco debía publicarse a finales de junio, pero retrasos en la fabricación provocados por la situación de pandemia mundial, han obligado a cambiar la fecha de lanzamiento al viernes 17 de julio. 


RATE/NOTA: 8/10

Alberto Lozano
https://www.facebook.com/alberto.lozano.750

 

 

 

Tracklist:
01. The Absence Of Presence
02. Throwing Mountains
03. Jets Overhead
04. Propulsion I
05. Memories Down The Line
06. Circus Of Illusions
07. Animals On The Roof
08. Never
09. The Song That River Sang

Line Up:

Ronnie Platt  – voz y coros
Rich Williams – guitarra
Zak Rizvi – guitarra
David Ragsdale – violín y guitarra
Billy Greer – bajo y coros
Tom Brislin – teclado y coros
Phil Ehart – batería