CARE OF NIGHT – Love equals war (2018) review

Sin prisa, pausado, con ganas de relajar mi mente bajo sábanas impolutas de prejuicios musicales, doy al “play” para evadirme, si hay suerte, de la extenuante rutina diaria y sumergirme en las cálidas sensaciones que desprenden, cual efluvios mágicos, la constante y sugerente “nueva remesa” de artistas que rememoran las buenas artes del rock melódico.

Buscando un azar, gratificantemente forzado por la calidad de su trabajo anterior (Connected), hago como que me encuentro por casualidad con el grupo sueco CARE OF NIGHT, cierro los ojos y me dispongo a desvirgar mi cerebro con el último trabajo de éste cuarteto de altas miras, que bajo el sello Aor Heaven, tanto Calle Schönberg a la voz, Viktor Öström Berg a las guitarras, Kristofer von Wachenfeldt a los teclados y Linus Svensson a la batería, explotan en mis sedientas neuronas con unos primeros compases que realmente prometen y reconfortan mis sentidos de la misma manera que nutren los rayos de sol a cuerpos carentes de temperatura corporal.

En un onírico duermevela, viajo a un relajante submundo, donde la voz limpia de Schönberg me mece hacia un nirvana sensorial que se ve profundamente escoltado con unos equilibrados y trabajados coros.

Los tres primeros temas (Love equals war, Your perfection y She leads you on) llaman directamente a la puerta del divino Apolo para encargar unas viandas suculentas de saciante néctar y ambrosía, aderezadas con elegantes guitarras de equilibrada saturación y armoniosos destellos de marfil y ébano. La constante armonía entre voces, cuerdas y los sutiles toques de teclado mecen mi devaneo nocturno en alegóricas batallas de sentimientos encontrados, donde el presente se mezcla con regustos del pasado.

La balada All I got viene de la mano de sonrientes musas que vierten acordes acompasados en ánforas de musicalidad divina, acústica entregada a una voz maravillosa que sobresale del resto del tema, haciendo que tu cuerpo levite hasta tocar el artesonado del techo con la explosión mesurada de la guitarra de Viktor al final del tema.

Hit y Ivory tower vuelven a tomar, por la fuerza de su interpretación, el camino al Oráculo de Delfos, donde en la antigüedad se consultaba al dios Apolo el buen hacer musical, a los pies del monte Parnaso.

Ya rendido en los brazos de Morfeo, me dejo llevar por la balada de medio tiempo Cold as my heart y los profundos Please don’t leave me y We will find a way para llegar al clímax con los seis celestiales minutos que, en progresión ascendente hacia el techo de la perfección, protagoniza el magnífico At last, impresionante colofón para esta epopeya musical.

Una vez despierto, analizo, crítico, el trabajo de este cuarteto y me doy cuenta que tanto Kristofer como Linus hacen un trabajo de coexión perfecto, cual argamasa en muros de contención, dando la fuerza vital al conjunto pero dejando que Schönberg sea la piedra y Viktor la maza que la asienta, dando como resultado una soberbia composición de potentes y elaborados temas.

Rafa Marín (The Lux Team)