AMENRA – De Doorn (2021) Review

Cuando en una de las últimas grabaciones en directo de un grupo ves cómo el cantante realiza gran parte del concierto con varias piedras colgando de unos ganchos clavados en su propia piel, puedes imaginar que su discografía no es precisamente una comedia romántica. Así es como podríamos definir la música de los belgas Amenra, a caballo entre el Post-Metal más extremo y la performance más desasosegante.

Y es que los temas de “De Doorn” (La Espina), su séptimo trabajo de estudio, fueron compuestos originalmente para dos impactantes rituales relacionados con las artes plásticas, uno sobre el final de la I Guerra Mundial y otro para celebrar el 20 aniversario de la banda, y que consistían en la quema de sendas esculturas creadas para la ocasión. Fue tras dichos eventos cuando el quinteto se dio cuenta que tenía material más que suficiente para un LP.

Por si fuera poca novedad, este es el primer disco editado con Relapse Records, en el que todos los temas están en neerlandés flamenco, y cuyo título rompe con la numeración de los anteriores “Mass I” , “Mass II”, “Mass III” … y así hasta el aclamado “Mass VI” .

Dicho esto, vamos a desgranar la experiencia sensorial que nos traen bajo el brazo Colin H. van Eeckhout (voz), Mathieu J. Vandekerckhove (guitarra), Lennart Bossu (guitarra), Tim De Gieter (bajo) y Bjorn J. Lebon (batería) 

La inicial “Ogentroost” comienza con un pasaje atmosférico de cuatro minutos y medio de duración, no apto para impacientes, que da paso a esa explosión Sludge típicamente Amenra, caracterizada por un tempo denso, asfixiante, marcado por un bajo pesadísimo, ultra lento. Y de toda esa maraña sonora emerge la desgarradora voz de Colin, llena de desesperación, acompañada de la de Caro Tanghe de Oathbreaker, otro de los grupos del colectivo “Church of Ra”, y que colabora en más temas del disco.

“De Dood in Bloei” es en sí otra obertura para la genial “De Evenmens”, que fue presentada como single de adelanto, y que está destinada a convertirse en uno de los himnos de los de Flandes, al estilo de la célebre “A Solitary Reign” de 2017. A mitad de los ocho minutos de tema nos otorgan un descanso en forma de partes limpias previo a la apoteosis a dos voces del final.

“Het Gloren” suena más Doom aún si cabe, con un bajo que destaca sobre todos los instrumentos. No en vano ha sido el bajista Tim el encargado de la producción de “De Doorn”. Aquí también encontramos un interludio narrado antes de que Colin y Caro se desgarren la garganta nuevamente.

Cierra el álbum “Voor Immer” (Para siempre), otro corte con preludio de Spoken word que va lentamente in crescendo hasta llegar a la catarsis apocalíptica que concluye la obra.

A pesar de que la emergencia sanitaria ha obligado a retrasar a 2022 las dos actuaciones programadas en nuestro país (una en el Resurrection Fest y otra en Madrid, aunque sí que visitarán la capital este otoño en formato acústico), un servidor espera presenciar su show en el Festival Alcatraz de su ciudad natal de Cortrique, y quedar igual de anonadado que la primera vez que escuché un tema suyo, en un club de rock de Tel Aviv, hace ya unos años.

Rodrigo Trascasa (The Lux Team)