La verdad es que, sobreponerse en dos discos de lo que supone cambiar de cantante y de bajista, y más siendo Michael Emms y Rick Newman quienes se van, no es nada fácil. The Treatment lo ha hecho. Ya presentó a Tom Rampton, su nuevo frontman, en su anterior trabajo, Power Crazy y hace ahora lo propio con su bajista, Andy Milburn, en este gran Waiting for Good Luck. No cabe duda de que el cambio en el estilo y registros del vocalista propiciaba un giro estilístico hacia un hard rock más directo y descarado, que los de Cambridge han llevado a cabo de forma exitosa, consiguiendo no perder adeptos en el intento. Con la producción de Laurie Mansworth (Airrace) y la mezcla de Kevin Shirley (Iron Maiden, Led Zeppelin, Black Country Communion…), nos estampan doce puñetazos a la cara sin trampa ni cartón, sin complejidades ni excesivos matices.
Rat Race da el pistoletazo de salida a una carrera de menos de una hora de hard rock desatado, con las guitarras afiladas de los hermanos Tao y Tagore Grey y la voz desgarrada de Tom Rampton como banderas, pero también con unos coros “leppardianos” y una potente base rítmica que tiene a la batería, una vez más, a Dhani Mansworth. Take it or Leave it te lo deja bien claro: lo tomas o lo dejas…Y lo tomas. Con un sonido estupendo y un estribillo que estalla antes del primer minuto, te llena de energía de directo en estos tiempos sin conciertos. La fiesta continúa más que sobrada de decibelios, mientras los amantes de los platos no demasiado elaborados piden ración doble. La tienen rápido como un rayo con Lightning in a Bottle, aparentemente más moderada, pero con un groove que impregna toda la composición, deja a Tom todo el primer plano y el fondo a una producción brillante. Eres un relámpago dentro de una botella, casi nada…
Vampress retoma la velocidad y el camino más directo para describir a una de esas pelirrojas llenas de sensualidad salvaje. Lo hace con una composición más elaborada y una interesante variación, que la convierten en uno de los cortes más especiales de este gran álbum. Pero, cuidado como pongan los ojos en ti, que parece que son difíciles de rendir. Eyes on You es un tema cadencioso, pero tremendamente potente, con un solo en consonancia y la advertencia de que es mejor que empieces a correr, antes de que llegue un final guitarrero de los de directo.
No Way Home te deja claro que no hay retorno, con su ritmo marcado y las frases casi escupidas del frontman. Verdaderamente, la voz de Rampton viste y adorna este tipo de temas sin necesidad de despeinarse. Luego llegan los Grey y despeinan a todos con sus guitarrazos, pero eso es parte de la gracia. Devil in the Detail es otro golpe en la mesa con las mismas premisas, la voz con eco y un toque algo más melódico que alguno de sus predecesores. En definitiva, hace honor a su nombre y es, probablemente, el tema más distinto en la docena.
Si vas de chico duro déjate llevar por la línea de bajo, los armónicos y el excelente sonido del comienzo de Tough Kid, que no tardarás en mover la cabeza arriba y abajo con las guitarras de Tagore y Tao para, poco después, dejarte arrastrar hacia oscuros callejones por la voz de Tom y allí ser acorralado y rematado con clase por las guitarras de los hermanos británicos. Hold the Fire retorna a los terrenos “acedecianos” sobre una base rítmica más que importante y unos coros que contestan a los guitarrazos con la misma fuerza. Un tema lleno de fuego y energía que se encumbrará en este disco y en los bolos, si es que algún día llegan, porque tela…Y, cuando lo hagan, que lo harán, no te caerá nada mal un blues y te acercarás a la barra con esa carita de chulete que pones. Allí sonará Barman, el blues de Waiting for Good Luck, con piano incluido. Un gran corte con toques clásicos y la voz, bien acompañada de las guitarras y la base rítmica, adueñándose de los focos.
Let’s Make Money proclama un deseo nada fácil de cumplir en este mundillo de la música, pero que al The Treatment no renuncia. Hacen bien porque, a pesar de las circunstancias, tienen muchos de los ingredientes que han ayudado a conseguirlo a otros. Como por ejemplo, los estribillos quedones, las variaciones brillantes y la fuerza de los que hace gala esta canción. Waiting for Good Luck se despide con The Wrong Way y no lo hace por el camino equivocado; todo lo contrario. Se va con un tema precioso, con la voz luciéndose en un terreno con más matiz y la seguridad de quien no ha perdido la brújula; o mejor, no la necesita para orientarse y reorientarse en el mundo del hard rock. The Treatment posee esa cualidad y se vanagloria de ello en este trabajo, que termina por todo lo alto y te hará disfrutar como pocos.
Toño Martínez Mendizábal