Hacer las cosas simples no es garantía de hacerlas bien. Hacerlas simples y hacerlas bien es, quizá, uno de los mayores logros a los que un artista de cualquier disciplina puede aspirar. El nuevo disco de Tesla parte de esas aspiraciones pero se queda a mitad de camino en un álbum que, con catorce canciones, termina por hacerse demasiado árido.
Si en su anterior trabajo 100% original, Forever More, optaron por dar el salto y tratar de crear sonidos nuevos para la banda, «Simplicity» va por el lado contrario: se trata de un viaje a los primeros tiempos que consigue captar la esencia de aquellos años pero no su brillo ni frescura. Los cinco minutos de su primer corte, la nada casual «MP3», se hacen cuesta arriba en una búsqueda por el estribillo matador que nunca llega. Un simulacro que continúa en «Ricochet» y que se repite en no pocos temas, como si la chispa electrificante de antaño no fuese a volver más que en retazos esporádicos. Las comparaciones con aquellos primeros álbumes con los que pretenden emparentarse son oportunas: resuenan «Ez Come Ez Go», «Hang Tough» o «Song and Emotion», pero las sensaciones que causan son tan distintas que es mejor aproximarse a este disco sin expectativas así de altas.
La banda está en plena forma, todo suena con una potencia propia de los californianos y, aunque Jeff Keith demuestra ser mortal y sensible al paso del tiempo, su voz consigue mantenerse a un nivel que muchos quisieran para sí: sigue siendo una de las voces más características del rock, y eso nadie puede discutirlo.
Pero no todo es técnica. Son, precisamente, los temas más sencillos, lentos y acústicos los que más brillan y a los que más sabor se les puede sacar: «Cross My Heart», «Life is a River» o «Burnout to Fade» ofrecen una calidad mayor que la mayoría de temas cañeros de un disco que es, a pesar de ello, muy disfrutable.
Para los artistas asentados, el camino a seguir se decide entre hacer lo de siempre o probar cosas nuevas. Parece que, después de la experiencia para muchos decepcionante del irregular pero estimable Forever More, Tesla prefiere dejar los experimentos de lado y hacer lo que, suponemos, mejor saben hacer. En este caso, sin embargo, y a pesar de muchos temas buenísimos, el resultado ni calienta, ni zarandea, ni electrocuta.
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