“El gran acierto de Shining Black es que sus componentes son unos virtuosos pero jamás abusan de su técnica porque siempre están pendientes de ver lo que las canciones piden, y eso hace que el disco suene perfecto, que cada instrumento esté donde tiene que estar.”
INTRODUCCIÓN:
De nuevo, Frontiers Music (el sello por excelencia del Hard Rock) nos vuelve a deleitar con la unión de “hachas” musicales. En este caso, unen sus fuerzas Olaf Thörsen y Mark Boals para ofrecernos un conjunto de canciones de Hard Rock Melódico con algún que otro ramalazo Power, que son una delicia. Pongámonos en contexto.
Olaf Thörsen es el guitarrista y miembro fundador de las bandas italianas de Power Metal: Labyrinth y Vision Divine. Aún me acuerdo cuando llegó a mi poder el “No limits” de Labyrinth que fue un soplo de aire fresco con el gran Fabio Lione a la voz. ¡Qué manera de interpretar el Power Metal para darle una vuelta de tuerca, fabuloso! Y ya con “Return to Heaven Denied” la cosa fue bárbara, sin comentarios, no tienen cabida porque es un disco que cualquier adjetivo se le queda corto. Con Vision Divine su carrera, a mi parecer no ha sido tan prolífera. Una banda que se mantiene al pie pero que después del enorme disco debut no pudieron aguantar ese nivel. Y aunque sí es verdad que en su último disco “When all the heroes are dead” recuperan un poco esa “esencia” que tuvo su homónimo, tampoco llegan a alcanzarlo.
Tanto con Labyrinth como con Vision Divine, Olaf no llegó a estremecernos después de los años, tanto como lo hizo a finales de los 90, y esto es algo que echamos de menos. Hasta hoy. Punto y aparte.
Mark Boals es un vocalista estadounidense que llegó a ser conocido por cantar en varios de los mejores discos de Yngwie Malmsteen, por haber tocado el bajo en Dokken, por poner voz a varios discos de la fantástica banda danesa Royal Hunt, y en último instancia por fundar Ring Of Fire con esos toques neoclásicos y progresivos.
Es un cantante versátil, y que a mí especialmente me gusta porque jamás abusa de agudos, sabe exactamente como modular su voz en cada momento, y eso es lo que le hace destacar.
Y, ¿A dónde nos lleva todo esto?
Pues hay que remontarse a 2014 cuando Labyrinth querían dar un paso más con otro vocalista que no fuese Tiranti. Entonces, piensan en Mark Boals para suplirle y comienzan a componer, pero Mark tiene una agenda tan apretada que le hace imposible dedicarse al 100% en Labyrinth. Así que Labyrinth descansa un poco y después vuelven de nuevo con Tiranti.
Mientras desde 2014, Olaf y Mark mantienen el contacto, y es Frontiers Music quienes sugieren que se materialice en un proyecto y disco. Nace Shining Black.
NUDO:
Lo que nos encontramos en este debut de Shining Black es elegancia, se respira suavidad, se respira belleza. La producción es impecable, y si bien las canciones no ofrecen nada nuevo bajo el sol…están tan bien ejecutadas, tan sumamente estudiadas para dar lo justo y lo necesario en cada apartado, que es una maravilla.
De manera individual:
Mark Boals no abusa de nada y hace de todo, su manera de cantar es siempre la que pide la canción y esa manera de estudiar el tema para su melodía vocal es mucho más importante que querer siempre exprimir al máximo la voz aunque la canción no lo pida. Para mí, esa es la gran cualidad de Mark, y es perfecta. Y luego ese “deje” a lo Klaus Meine es una maravilla. Mark es un vocalista que jamás ha estado pendiente de conseguir fama y más pendiente de enriquecer al grupo, y eso se nota.
Olaf Thörsen ha compuesto de manera excepcional. Estamos más acostumbrados a escuchar composiciones Power Metaleras, pero lo que ha hecho en Shining Black le va como un guante. Todos los temas se pueden enmarcar en Hard Rock Melódico con ciertos apartados dentro de la canción de Power Metal, pero la base es la que es…muy influenciado por Scorpions o por Journey. Es cierto, que algunas canciones como son más Power como lo que hemos escuchado en Vision Divine, pero son dos canciones contadas.
El bajo de Nik Mazzuconi suena perfecto y las líneas que hace en cada canción son para estudiar. Una verdadera delicia escuchar un bajo tan bien ejecutado, al igual que Matt Peruzzi a la batería. ¡Qué difícil es en estos tiempos que un batería no cargue demasiado la canción con demasiada técnica! Pues Peruzzi lo hace ideal. El tío es un fuera de serie y ha dejado una batería en el disco, perfecta, además con un sonidazo bestial. Oleg Smimoff hace lo propio, como no podía ser de otra manera, con los teclados. Crea atmósferas, destaca melodías, mete ese “plus” que falta sin empalagar. Vuelvo a repetir, porque es justo repetirlo una y mil veces: ningún componente sobrecarga las canciones, ni se quedan a medias, hacen solamente lo exacto, lo primordial con respeto por la canción. ¡Chapeaú por todos, de verdad!
El disco comienza con la buenísima “The House of the fallen Souls” en la que demuestran todo lo que nos encontramos después: Hard Rock Melódico perfectamente ejecutado con ramalazos de Power Metal en momentos puntuales de las canciones, con unos estribillos muy poderosos. “Boggeyman” sigue con la misma esencia, con una melodía de teclados muy actual y un estribillo de lo más pegadizo.
“My Life” nos devuelve al Olaf Thörsen más Power, más Vision Divine, al igual que “The Carousel”, pero esta última que está ya casi al final del disco, me gusta bastante más, tiene más detalles progresivos que le van como anillo al dedo, además de tener un estribillo que te eleva al cielo.
“A Sad Song” o “The Day we said goodbye” tienen una cadencia mucho más lenta, son dos baladas en las que las influencias de Scorpions llegan a su punto más álgido del disco. Son dos canciones muy buenas, pero quizás dejando solo una de este rollo en el disco, me hubiese gustado más. Pero esto es cuestión de gustos, porque para nada son malas canciones, de hecho son dos estupendas canciones que aportan variedad y justamente están enlazadas después de las dos canciones más cañeras que tiene el debut.
“Shining Black” es un temazo con tintes ochenteros que tiene todo lo que a mí me gusta del estilo. Fuerza y melodía con un Mark Boals pletórico. La sigue el primer single del disco, “Just another day”, y quizás la mejor canción de el redondo, o por lo menos a mí me tiene enamorado. Sus dos estribillos son una absoluta barbaridad con una instrumentación que es de “libro”. No hablo del solo de guitarra en concreto, ni de la labor de Oleg con ese teclado que se te graba en la cabeza, ni de la de Nik creando una línea de bajo espectacular, ni la de Matt aporreando con una exquisitez sublime. Es que es imposible hablarlo de una sola canción, porque la labor milimétrica y exacta es en todas las canciones.
“Where are your Gods” probablemente sea la canción más Heavy del disco, el riff es bien cañero y es otro temazo en toda regla. Y ya en el final, “We Fall” es otro de mis preferidos, compuesto de 10, con algunos ramalazos progresivos en la batería de Matt que nos hacen saborear el disco y quedarnos con la sensación de haber escuchado algo sensacional. Porque eso es lo que hemos escuchado, un discazo como pocos escucharemos este año.
DESENLACE:
El gran acierto de Shining Black es que sus componentes son unos virtuosos pero jamás abusan de su técnica porque siempre están pendientes de ver lo que las canciones piden, y eso hace que el disco suene perfecto, que cada instrumento esté donde tiene que estar. Sin ninguna duda, esto es lo que hace de Shining Black un disco que hay que escuchar por encima de la gran cantidad de bandas del estilo.
Hay gente a la que le gustará más que todos los componentes se explayen y saquen toda su virtuosismo a relucir, pero yo lo tengo claro, la canción está por encima del nivel personal de cada componente, y estos 5 persponajes han sabido leerlo así y crear un disco REDONDO en todos los sentidos, sin apabullar, sin sobrecargar, sin empalagar, y sin tener que demostrar sus dotes a nadie (están harto demostrados). Por esta razón he decidido darle una nota tan alta, por la enorme “sencillez” con la que han grabado esto.
Probablemente, estemos ante el mejor disco de Olaf Thörsen desde el “Return to heaven denied” de Labyrinth, y uno de los mejores de Mark Boals en toda su carrera (entraría en el top 3 seguro).
Disfrutadlo mucho, porque es lo que Shining Black se merece. Ojalá vengan otros cuantos discos más.
RATE/NOTA: 9,5/10
Samu Bodom (The Lux Team)