Cuando empecé a escuchar este disco por primera vez lo hice desde una posición bastante conservadora puesto que la fórmula de “guitarrista solista súper bueno lanza su disco de debut” ha sido bajo mi punto de vista muy explotada desde que Yngwie Malmsteen allá por 1984 grabase su primer trabajo discográfico en solitario titulado “Rising Force”. Yngwie fue el primero, el mejor, el inventor y el descubridor de que tras una guitarra eléctrica había escondidos sonidos, notas y escalas que tocadas con distorsión y rapidez lanzaban la mente hacia partituras de los maestros compositores clásicos como Mozart, Wagner y más concretamente Niccolò Paganini. El principal culpable de este importante acontecimiento fue el productor discográfico Mike Varney, quien era dueño y fundador del sello The Shrapnel Label Group. A Yngwie le siguieron otros enormes guitarristas sacados de la fábrica montada por Varney en California. Músicos tan conocidos como Richie Kotzen, Marty Friedman, Jason Becker, Vinni Moore, Tony MacAlpine, Paul Gilbert….Vale !!! (no sigo que la muestra es ya muy amplia)…quienes lanzaron discos instrumentales en los que la velocidad y la destreza con las seis cuerdas quedaban demostradas con creces desde la primera canción.
Por haber vivido el momento en los 80 y por haber escuchado muchísimos discos de este estilo es por lo que he comenzado transmitiendo que mi primer pensamiento al pinchar este “Passion Dreams” de Sammy Berell fue un poco como de quedarme en la retaguardia. Como de no tener mucha esperanza de encontrar algo que me fuese a cazar. Me equivoqué, y me alegro de haberlo hecho, ya que este tipo Sammy Berell encarna la misma figura que algunos de los nombrados arriba pero lo hace ahora en el año 2017 y lo hace con una propuesta actual aunque basada en su admiración por el primer Yngwie.
¿De dónde procede este figura de las seis cuerdas? ¿Qué le motivó a meterse en esto? ¿Cuáles fueron sus inicios? Estas preguntas quedarán respondidas en las siguientes líneas que voy a escribir a modo de presentación.
Sammy Berell nació en Estocolmo en el año 1978 y fue a la edad de seis años cuando descubrió su amor por la música al caminar dentro de una iglesia mientras en el órgano sonaba una pieza clásica de Johann Sebastian Bach. A partir de ahí Sammy comenzó a tocar diferentes instrumentos (piano, violín, batería, flauta) hasta que su padre le regaló una guitarra eléctrica y fue entonces cuando decidió que este instrumento era el que quería tocar. Se inspiró en clásicos como Mozart, Bach, Vivaldi y también en otros como Jimmy Hendrix, y por supuesto por los que copaban en aquellos momentos los gustos de los amantes de la guitarra como por ejemplo Eddie Van Halen o Nuno Bettencourt. A partir de este momento y empujado por sus padres en conseguir sus sueños como guitarrista, ese joven comenzó a practicar más y más intensamente con el propósito de hacerse mejor y alcanzar la meta propuesta.
Ahora y con la edad de 38 años llega el momento tan soñado por Sammy Berell, que se traduce en la edición de su disco de debut titulado “Passion Dreams”. Será lanzado por el sello Dark Force Records / Sound Pollution el próximo 17 de Marzo. El disco ha sido grabado por Sammy Berell (guitarra, bajo, teclados y voces), Göran Edman (voz), Michael Vescera (voz) y Daniel Flores (baterías y teclados) en los estudios Sound vs Science Studio de Estocolmo. La producción ha corrido a cargo del mismo Sammy Berell junto con Daniel Flores.
El disco está compuesto por trece canciones que suenan a rock neoclásico muy en la línea de los dos primeros álbumes de Yngwie Malmsteen y también con posiciones muy cercanas al disco que editó en 2011 el británico David Mark Pearce bajo el título “Stranger Ang3ls” y en cual también participó Göran Edman. Destaco con total claridad las influencias de este “Passion Dreams” que no viene más que ser una opinión creo que muy fundada por la similitud en cuanto al fondo del disco. El detalle ya es otra cosa, y es aquí donde pongo el matiz diferenciador. Sammy Berell está cubierto y acompañado por dos cantantes muy veteranos y de actualidad que introducen en las canciones ese punto más veterano y melódico del que tenía un jovencísimo e inexperto Jeff Scott Soto. Lo indico así puesto que en 1984 éste último estaba comenzando en el mundo de la música y, aunque cantó y grabó con solvencia aquellos dos discos con el hacha sueco, su nivel entonces no era como el que Vescera y Edman tienen en la actualidad. Ellos han aportado mucho más protagonismo con sus voces a las canciones y éstas son más redondas y compactas como trabajo de grupo. No quita por ello que las guitarras de Sammy Berell se muevan por las mismas con destacada relevancia sobre el resto y es que éste no hay que olvidar que es su disco. Los solos son largos pero no cansinos. No aburren porque ocupan el lugar que deben. No se extienden hasta el infinito y más allá, sino que se combinan y entremezclan con las partes de voz para conseguir un fruto muy sabroso. Todo esto desde la indudable calidad que muestra el guitarrista en cada una de sus partes. Si sus composiciones para las rítmicas están muy bien pensadas es no menos determinante cómo acompaña en los solos y cómo termina los mismos. Me parece que el sonido y la brillantez que se ha alcanzado en los solos de guitarra está a la altura del año 2017 pero siempre con ese toque viejo que da todavía si cabe más valor a lo conseguido.
Me ha dejado también impresionado y a la vez muy satisfecho el gran desarrollo de las líneas de bajo que denotan que el que lo toca es además guitarra. No es un bajo al uso. No llega a ser lo que tocaba el inimitable Marcel Jacob pero se asemeja bastante en cuanto a la idea con la que están compuestas. Mucho apoyo fuerte pero siempre buscando y encontrándose con las melodías de las guitarras para forjar una base muy colorida. También es para ser nombrado el acertado trabajo en los teclados que consiguen consolidar algunas partes más suaves y relajadas. Son en muchos momentos la perfecta compañía para pasajes que nos trasladan a siglos pasados.
El conjunto del disco se lleva por mi parte una nota muy alta. Es ese tipo de disco que complementa con sus temas de estilo clásico lo que de manera mayoritaria nos llega por parte de otros artistas. Es un hueco musical que hasta este momento no tenía cubierto y que he cogido con muchas ganas. No encuentro flojedad en ninguna de las canciones y sí un vigoroso desarrollo y disfrute del sueco a la hora de componer y dar forma a las mismas. Hablar de una puntuación y de un número para validar este trabajo me parece obligado para transmitir mi opinión, así pues voy a decir que es un notable alto, un 8,5 sobre 10.
Luis Mª Catediano
Track List:
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Judgement day
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Midnight flyer
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Memories never die
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Little sinner
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Red light Eyes
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Passion dreams
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Star
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Crown of thorns
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King of kings
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Drakkar
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Sacrifice
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Starlight
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War