Suenan los primeros compases de la batería de Gar Samuelson (D.E.P.) y yo ya me he puesto la sudadera conmemorativa del disco. Me la regaló el gran Juantxu durante un concierto, cuando le dije que era uno de mis dos discos favoritos de toda la historia de la música. A los 5min apareció con otra sudadera puesta y me dijo “¡disfrútala!” Así es la comunidad Heavy.
Este “Peace sells… but who’s buying?” de 1986 y el “Appetite for destruction” de 1987, son mis dos discos fetiche. Punto final. Dos obras maestras, que musicalmente sólo se parecen en la agresividad y la mala leche que tenían sus compositores cuando las escribieron. Tan sucios y abrasivos, como geniales.
El disco tiene todas las mejores virtudes de mis adorados MEGADETH. Riffs rápidos y asesinos. Esa voz tan característica de Dave Mustaine, enfadada, maliciosa, amenazante. Nunca quiso ser cantante, pero nunca hubiera encontrado un cantante que le resultara suficientemente cabreado para expresar sus sentimientos. La batería de Gar Samuelson es fantástica, rápida, contundente y llena de matices; un músico al que le gustaba tanto (o más) el jazz, que el metal. David Ellefson toca alguna de las líneas de bajo más conocidas de toda la historia del heavy metal. Y por encima de todo esto, están los solos. Incontables solos de guitarra, dónde sale toda la genialidad tanto de Mustaine como de Chris Poland.
El disco tiene uno de los puntos fuertes del grupo. La mayor parte de las canciones no tienen apenas estructura y son absolutamente impredecibles. No son los típicos singles para la radio. “Wake up dead”, que es mi tema favorito de toda su carrera, es el mejor ejemplo. En sus 3:40min de duración, creo que Dave apenas canta 45seg. El resto es puro desparrame metalero, de 4 músicos sobrados de un talento primitivo y desbocado. Puede que esta falta de estructura musical fuera el resultado de la absoluta falta de control que la banda tenía en aquellos momentos, con Dave y David sin domicilio fijo y Chris y Gar completamente enganchados a la heroína… lo que supuso que fueran expulsados tras la finalización del tour de promoción.
“The conjuring” trata sobre una ceremonia satánica y tras la conversión de Dave al cristianismo, estuvo 17 años sin tocarla en directo. El bajo de Ellefson comanda casi toda la canción, en perfecta comunión con los constantes cambios de ritmo de Gar a la batería. Los machacantes riffs te enganchan sin remedio en su rito oscuro y no te sueltan hasta el postrero “The Conjuring… ¡OBEY!!”.
De temática similar es “Bad Omen”, con una letra que parece sacada de una película de terror y sacrificios satánicos. Musicalmente otra pieza sin estructura con un sonido de la guitarra y un tratamiento de las voces realmente hiriente y angustioso, coronado a mitad de canción por un “Bloody… Blasphemy” que pone los pelos de punta. Brutal. Resultado de una época en la que Dave lidiaba con todos sus demonios.
El tema título del disco, es claramente el más reconocido, principalmente por esa línea de bajo tan característica y que ha sido utilizada hasta en algunos programas de noticias. La primera mitad es más tranquila, con unos riffs muy marcados y con Mustaine lanzando proclamas políticas (una de sus pasiones). La segunda mitad acelera un poco con Mustaine repitiendo el título de la canción mientras suenan un montón de buenos solos. Es el “hit” y asegura el fiestón en directo, pero ni de lejos es para mí el mejor tema del disco.
“Devils Island” es otro pelotazo incendiario con un trabajo fascinante a las guitarras, agudas, sangrantes y de nuevo unos riffs majestuosos. La canción narra los últimos pensamientos de un preso en una cárcel. La canción y sus letras consiguen transmitir la angustia del preso… para mi aún más que la épica “Hallowed be thy name”.
En sus primeros años, MEGADETH gustaba de meter un cover en sus discos y en este caso, hicieron una particular versión del “I ain’t superstitious” escrita a inicios de los 60 por el cantante de blues Willie Dixon, que también versionaron HOWLIN’ WOLF y JEFF BECK. La versión queda resultona y el acelerón final hace que merezca la pena.
“Good mourning / Last Friday” es mi otro tema favorito del disco. La primera parte, es lenta, subiendo en intensidad y va preparando al oyente a la carnicería musical que se le avecina. Porque los 4 minutos de la segunda parte, son un auténtico ataque a los sentidos. Riffs rápidos y furiosos, solos descarnados y unas letras más propias de una película gore que de una canción. Aquí de nuevo se suelta el Mustaine más cabreado, más enérgico y más genial. Y las baterías de Gar son sencillamente apabullantes. ¡Un rompecuellos en toda regla! “It’s Black Friday… Paint the Devil on the Wall!!”.
El tema que cierra, “My Last Words”, es la gran joya oculta del álbum. Muy reminiscente en algunos momentos de su debut “Killing is my business… and business is good”. Un tema sin estribillo y dónde el ritmo lo marca la manera de cantar de Mustaine, así como el trabajo impresionante de la base rítmica de David y Gar. El solo es mi favorito del disco… y quizás de su carrera. Imposible cansarse de este tema. Magistral.
“Peace sells… but who’s buying” captura toda la energía y genialidad de los primeros MEGADETH, pero con un sonido mucho más potente que su predecesor. Casi todos los fans consideran “Rust in peace” como su obra maestra. Y es cierto que es una obra maestra de composición y ejecución. Pero la agresividad, la rabia y la anarquía compositiva de “Peace Sells…” le convierten sin dudarlo, en mi disco favorito de los americanos. Y quizás, en “MI DISCO”.
Palabra de Metalson
Iñigo Ortuñez (The Lux Team)