“10 cortes de tal abrumadora tralla sonora que cuando quieres darte cuenta, se ha acabado, te han pateado el culo y aún sigues queriendo más.”
INTRODUCCIÓN:
Si tengo la ocurrencia de decir que Lamb Of God, hoy en día, está entre las mejores máquinas engrasadas de Metal del planeta, muy poca gente estaría en desacuerdo con tal afirmación. Y lo son, porque tanto en estudio como en directo, lo que nos dan a ofrecer no se puede hacer mejor. De hecho, un servidor aún diría más: “Quizás sean la máquina que mejor funciona actualmente (y agregaré, junto a Gojira).”
Los de Virginia llevan poco más de 20 años atronando con su Metal tan bien ejecutado y con ese Groove especial al alcance de muy pocas bandas. 9 discos a sus espaldas (el primero bajo el nombre de Burn The Priest) y ningún desliz, ninguna flojera que suele ser normal ante la gran cantidad de canciones y de años… a estas alturas, sabemos que Lamb Of God no se desgastan.
Una banda que a base de esfuerzo, de estabilidad, de no llamar la atención (salvo en contadas ocasiones, pero no ha sido buscado ni premeditado…, la vida da muchas vueltas) y de mirar siempre por el bien de la canción y de su ejecución en directo, se han hecho enormemente famosos, y si hay alguien dentro de este mundillo que no ha oído hablar de ellos, simplemente no se interesa por el Metal.
Los componentes de esta barbarie están ya curtidos en esto. Que John Campbell al bajo y Willie Adler a la guitarra son unos seguros de vida, está más que demostrado. Que Randy Blythe probablemente sea uno de los mejores vocalistas de Metal Extremo… es un hecho, punto. Que Mark Morton es un compositor como la copa de un pino y hace unos riffs absolutamente bestiales… a la vista está, y para muestra más de un botón porque lo que hizo el año pasado con su disco en solitario “Anesthetic” también es soberbio (si no lo escuchaste, no esperes a darle bien de escuchas).
Pero bueno, lo que a todos/as nos choca en este disco es la gran ausencia de Chris Adler. Lo que este tipo hacía en la batería….pufff….era una masterclass en cada canción. Pero también es verdad que el nuevo baterista Art Cruz para nada es manco, toca descomunal, cumple más que a la perfección su estancia en Lamb Of God, y además sabiendo mantener ese “rollo” que tenía Chris. Soy de los que piensa que para que una canción sea tremenda (en cualquier estilo) no hace falta elaborar una masterclass cada minuto, la mayoría de las veces suele ser que “menos es más”. Y si alguien quiere clases en batería que se enchufe este año lo que ha hecho Eloy Casagrande en el último trabajo de Sepultura “Quadra”, o lo que ha realizado Alex Bent de Trivium también en “What the Dead Men Say”, que menuda tela de clases. Pero repito, aquí lo que ofrece Lamb Of God no es para que se luzca nadie, ni Art, ni Mark, ni Randy, aquí las canciones se han forjado para que sean lo mejor posibles…y que a nadie le quepa duda que siempre lo consiguen.
NUDO:
¿Entonces…qué es lo que nos ofrecen Lamb Of God en este nuevo disco? Pues viene a ser lo mismo que en todos los anteriores: La brutalidad sonora del Metal en el más amplio sentido de la palabra.
Este “Lamb Of God” es una vuelta a añtaño, a crear un disco que entra como un sopetón y se va como otro sopetón. Un disco en que no se para de achicharrar, de endulzar con esos maravillosos riffs y con esa voz inhumana. Un disco que no da pie a coger aliento. Rápido, conciso, sin pausa y que no da un segundo de respiro.
Empieza con una obra de arte como lo es “Memento Mori” (ideal para comenzar el álbum) y se va con otro cañonazo como lo es “On The Hook”. Y entonces…, ¿qué existe entre esas canciones? Existe la ejecución perfecta con una producción perfecta a cargo de Josh Wilbur, que entre otros ya ha producido discos de Gojira, Soulfly, Trivium o Korn. Todo es bruto, pero todo es nítido a la vez. Sinceramente, dudo que se pueda hacer mejor. Me viene a la mente aquello que hacía Colin Richardson en sus mejores tiempos o lo que hizo Eric Peterson con el “The Gathering” de Testament…brutalidad con una limpieza inigualable. Pon el disco a todo trapo en tu reproductor y sabrás de lo que hablo.
Todas las canciones tienen el sello Lamb Of God. Puedes escucharlas por separado y saber perfectamente que son de los americanos. Algunas con más Groove, otras con más Thrash y otras con más Death, pero todas tienen los ingredientes que nos llevan regalando durante su carrera. “Checkmate” o “Gears” que siguen a “Memento Mori” no hacen más que allanar el terreno a todo lo que te vas a encontrar en el disco: una demolición.
“Reality Bath” es una de las canciones más variadas del disco, típica de ellos con esas estrofas angustiosas para después delapidarte con un Groove en el estribillo que te invita a hacer headbanging como un poseso. “New Colossal Hate” ya nos la presentaron como single. Ojo a Randy, cualquier mortal romperíamos nuestras cuerdas con ese estribillo, pero Randy lo hace fácil. Es increíble como modula la voz en lo gutural, dominando perfectamente graves y agudos, e intercambiándolos con una sencillez que da hasta miedo. Una de mis favoritas.
“Resurrection man” sigue en el patrón, tiene un rollazo Sepultura muy guapo con ese tempo más pausado y machacón que el resto del disco. Si os fijáis hasta ahora no he hablado de solos de guitarra, porque apenas importan en el álbum. Como bien he dicho antes, Mark Morton se centra siempre más en crear un riff magistral que en lucirse de manera personal. Quizás sea esto lo que más me gusta de Lamb Of God, todo está creado para la canción. No puedo dejar de quitarme el sombrero.
En “Poison Dream” cuentan con Jamey Jasta, cantante de Hatebreed. Y aunque su colaboración es bastante fugaz, es también muy acertada en la parte de la canción que se presenta. La sigue “Routes” en la que colabora Chuck Billy de Testament. Y a la que le pasa lo mismo, perfecta para el californiano porque es la canción más thrasher. Quizás, Chuck aporte más variedad que la que aporta Jamey en la suya, pues la manera de cantar de Chuck y Randy es bastante más diferente.
“Bloodshot Eyes” para mí es el temazo del disco. Lo tiene absolutamente todo lo que hace de esta banda una banda inmensa. Cada componente brilla de manera esencial y estoy seguro que va a ser una de las “gordas” en los setlist, que esperemos puedan ofrecernos pronto. Yo aún conservo mi entrada con Kreator y Power Trip, y no me los pienso perder cuando regresen.
Y apenas asimilas todo, se nos van con la ya mencionada “On The Hook”, que es un arma de destrucción en toda regla, y con unos escasos 45 minutos de intensidad metalera difícilmente igualable.
DESENLACE:
Lamb Of God vuelven a hacerlo, te revientan canción tras canción y dejan patente que a esto no hay quien los gane. Este disco homónimo quizás esté más cerca de un “Sacrament” por lo directo que es, que de su penúltimo disco “VI: Sturm Und Drang”. Quizás se pierda esa innovación o diversidad que venían atesorando estos últimos años, pero estoy seguro que a nadie va darle arcadas una pequeña vuelta a las raíces, ¿A qué no?
El disco se pasa en un suspiro, con una duración ideal para su estilo. Son 10 cortes de tal abrumadora tralla sonora que cuando quieres darte cuenta, se ha acabado, te han pateado el culo y aún sigues queriendo más.
Quizás no pueda ponerle un 10, porque entonces no sabría que ponerle a su mejor disco (que para mí es el anterior), pero me deja tan buena sensación como me dejaron “Wrath” y “Resolution” en su día. Llevo siguiendo a esta banda hace 17 años, desde su “As the palaces burn”, y disco tras disco, directo tras directo, no defraudan jamás.
¿Quieres el mejor Metal? ¿Quieres algo que no pare un segundo de aplastarte con riffs brutales, bases demoledoras y una voz absolutamente bestial? ¿Quieres que musicalmente te vuelen la cabeza con el mejor sonido que se pueda producir?…. Pues dale tralla a esto, hermano/a, es lo más parecido que vas a poder sentir este año.
“¡¡¡Por orden de los putos Lamb Of God!!!”
RATE/NOTA: 9/10
Samu Bodom (The Lux Team)