LA CIFRA NEGRA – Palacio De Sombras (2022) Crítica

A través del sello The Fish Factory, la banda catalana La Cifra Negra nos presenta su segundo trabajo, titulado “Palacio de Sombras”.

La formación la componen el vocalista Marco Cruz Zenito, Daniel Ortín a la batería y Rafa de la Torre a las guitarras y bajo; aunque es justo reseñar que en este disco la grabación del bajo ha sido compartida por el propio Rafa de la Torre y el anterior bajista, Gustavo Sosa.

Este nuevo disco ha sido mezclado en La Guarida por Rafa de la Torre y cuenta con el diseño de Quim Zango, las ilustraciones de Josep Giró y foto de Diego Marín.

El primer tema, bajo una atmósfera oriental muy marcada, “Jericó”, es un hard rock de tintes clásicos, que contiene una gran melodía.

Sin los matices orientales, pero manteniendo el hard rock melódico, la temática de la letra de “En Línea Recta”, elegida como adelanto, es la colonización y posterior liberación de los pueblos sometidos.

Más allá de que la letra de “Palacio de Sombras”, que da título al disco, es una de mis favoritas, su riff inicial es de los que se meten en la cabeza durante días. Gran tema que perfectamente podría, desde mi punto de vista, ser el próximo sencillo porque es clara muestra de los diferentes matices de la propuesta de la banda.

“La Doctrina del Tiempo”, de los mejores del disco, comienza con el tic tac de un reloj, que rápidamente se fusiona con la base rítmica, finalizando simbólicamente con el mismo sonido con el que empezó. Sus cambios de tempo, los matices de la guitarra y la interpretación vocal de Marco Cruz, completan el tema de forma magnífica.

Si había alguna duda de la gran cohesión lograda en este trabajo y como si fuera uno solo, el siguiente tema “Sigue tu instinto”, empieza con la alarma de un despertador. Para mí es quizá el tema menos sorprendente. Suena demasiado a cosas ya oídas. No obstante, no es un mal corte en absoluto y tiene un estribillo muy pegadizo, pero en el conjunto me ha dejado un poco frío. Para otros, puede ser su preferido. Cuestión de gustos. 

“No vamos bien” es una canción de rock acelerado, con destellos de country. De nuevo una letra llena de crítica social, denunciando el planeta destrozado que estamos dejando a las próximas generaciones por la avaricia de unos pocos.

Siguiendo con la ácida crítica, “Suscríbete al canal”, en la que se introduce sutilmente el funky, hace referencia a la falsa imagen que se muestra en las redes sociales.

El término “La cifra negra” representa a los delitos que no forman parte de una estadística oficial, a veces por no llegar a ser denunciado e investigado por desconfianza en la justicia, y otras veces por motivo de la violencia institucional. Violencia que se mantiene oculta para defender los intereses de la clase dominante. Violencia que las instituciones no dudan en utilizar cuando ven peligrar su tranquilidad. El tema que nos ocupa, con un fabuloso trabajo de guitarra, con matices muy setenteros, nos recuerda este tipo de situaciones. 

“Síndrome de Estocolmo” la más contundente y veloz, de estribillo oscuro, alude a dos puntos de vista de una protesta ciudadana. El de la persona que está luchando por sus derechos y el de aquel que no se solidariza con ellos porque sus reivindicaciones no van con él. El egoísmo de aquellos que solo miran a su ombligo, que se conforman con lo que tienen, aunque estén sometidos, y que nos divide y nos hace más débiles.

“La cuerda”, penúltimo tema, y el más extenso con su casi seis minutos de duración, es un medio tiempo que va ganando en intensidad durante su desarrollo.

Para finalizar, si bien en los créditos aparece “Kanaan” (Dani Drum Impro) como último tema, en la copia recibida no se incluye, por lo que no podemos hacer más que mencionarlo, aunque por el título no deja lugar a dudas de que, salvo sorpresa, se trata de una improvisación de batería.

La Cifra Negra regresa con su segundo trabajo, “Palacio de Sombras”, de evidente conciencia social, que da un gran salto respecto a su ópera prima, mostrando una evolución en cuanto a la madurez de su sonido y que, por méritos propios, se convierte en serio candidato a ser incluido en mi top 10 de este año que acaba de comenzar.

Daniel Arriero