HELLOWEEN – Straight out of hell (2013)

Después de tirarme un par de semanas descifrando discos enrevesados, ponerme a dar vueltas alrededor de lo último de Helloween, ha supuesto un verdadero descanso para mi sesera. Considero que no todas las creaciones artísticas tienen porque requerir una poderosa actividad cerebral para ser tomadas en serio. También son necesarias en este mundo, bandas que a los cinco minutos hayan conseguido que tararees hasta la última coma que han escritoecisen de cin. Estos casos por lo general, tienden a ser tachados de banales por la evidente simpleza que demuestran sus propuestas, pero está claro que el panorama no sería el mismo si dejasen de existir.

Una vez aclarado el por qué sigo considerando necesarias a bandas como Helloween a día de hoy, paso a detallaros lo que incluye su nueva creación. Se trata de un trabajo tan excesivamente largo como gustan de realizar los de Hamburgo. Con quince temas en su edición especial- de los que unos cuantos solo sirven para rellenar las alforjas- y con un planteamiento similar al que encontrábamos en sus pasadas aventuras, tengo que afirmar rotundamente que no creo que vaya a sentar catedra. A pesar de este dato, nos encontramos con un trabajo que en ningún caso puede desagradar a sus fans de toda la vida. En este punto hay que matizar que deberán ser considerados como tales, aquellos que en su día aceptaron a Andi Deris en la filosofía de la calabaza, el resto deberán seguir esperando a que Kiske y Weikath hagan las paces.

Ponerse a comparar al rubio cantante afincado en Tenerife con la voz que grabó los Keepers, creo que es una cuestión sobre la que ya se ha dicho todo lo que se tenía que decir. Todo el que continuó escuchando a Helloween después del Chameleon, ha tenido tiempo de sobra como para haberse hecho a la idea. Remarco este dato ya que, el protagonismo que ha conseguido Deris dentro de la formación, deja en un segundo plano las aportaciones de sus compañeros. Mostrando el amplio rango vocal del que es capaz, se convierte en el referente principal de casi todas las pistas. Tan pronto se desgañita con agudos imposibles, como pone sobre la mesa su registro más melódico. Una verdadera exhibición de como cantar Power Metal, es lo que nos ofrece el señor Deris en esta ocasión. Nada nuevo bajo el sol, para los que tenemos trillados los trabajos anteriores de la banda. La verdadera sorpresa sin embargo, llegará el día en que sea capaz de clavar en directo lo que sus discos ofrecen.

Este Straight Out Of Hell concretamente, incide sobre la parte más agresiva de la formación alemana. Continua con la línea abierta por la banda hace un par de discos y presenta tantos préstamos con su primera época, como les ha sido posible incluir. Multitud de referencias musicales hacía los Keepers, con interesantes apuntes propios de la época Deris, conforman un álbum apto para todos los públicos. La balanza de todos modos, insisto, oscila hacía la velocidad y el doble bombo furibundo.

Aunque todos tendrán algo que rascar cuando pasen delante de este trabajo, los gustos personales serán decisivos cuando toque elegir una canción en concreto. Si la morriña del oyente va enfocada sobre las maneras con las que el conjunto trabajaba durante el Walls Of Jericho o Kepeer, algunas de las texturas de Nabatea y World Of War le resultaran absolutamente agradables. Si por contra, el que se pone los cascos es un apasionado de la época intermedia de Deris, encontrara grandes divertimentos en los minutos que trascurren durante Wanna Be God o Waiting For The Thunder. Con un abanico de canciones tan amplio, es difícil pensar que nadie pudiera quedarse sin encontrar algo que le resultase medianamente interesante.

La impresión general a pesar de lo mencionado, no es tan interesante como los brillantes detalles que se pueden entresacar. La sensación que se percibe detrás del porrón de minutos que nos dejan los de Hamburgo, es la de una banda que construye sus discos a base de ideas repescadas. Grandes ideas todo hay que decirlo, pero carentes de factor sorpresa alguno. Queda anotada la impronta de un conjunto que posee un sonido propio y reconocible, así como lo difícil que viene a ser reinventarse después de treinta años de carrera. Todas las señas de identidad que han hecho de Helloween una marca registrada, ni se han perdido en este trabajo, ni creo que se vayan a olvidar en los sucesivos. La cuestión que cabe hacerse es ¿Podrán volver a sorprender a alguien? “No lo creo y ni falta que hace” me respondería cualquier seguidor del conjunto sin pestañear. Con esa conclusión es con la que me quedare ya que, al menos, continúan facturando discos entretenidos, bien acabados y notoriamente superiores a los que se estilan dentro de su género. Iremos encargando mientras tanto, otro olmo para que nos de las peras que demandamos.

Unai Endemaño
Stun.es