GÜRU – 10 Years (2021) Review

«Si no conoces a Güru te voy a dar un pase y la oportunidad de enmendar un gran error con este repaso que la banda nacional, sí, has leído bien, le da a sus primeros diez años de carrera, con nuevos temas compuestos para la ocasión y la regrabación y readaptación de los seleccionados para representar su primera década.»

 

INTRODUCCIÓN

A estas alturas de la película, creo que tengo derecho a afirmar algunas cosas del apestoso entramado medios de comunicación/sellos/artistas y demás parafernalia que rodea al mamoneo del mundo de la música entre redactores cuyo “corta/copia-pega-maquilla” ataja senderos que abusan del neo nato alumbrado para incrementar “escena”, pero cuya servidumbre será dar más exclusividad en “likes” que contenido; estos están estrechamente ligados también a los seudo críticos de manga ancha que, a las dos horas de recibir el disco, ya tienen el veredicto y, ¡coño!, que pedazo de notas reparten… No sé, si fuera mal pensado quizás debiera tildarlos de “acapara amigos” a base de airear elevadas calificaciones que ni el “tato” se cree (antes eran las pequeñas rosquillas bañadas en chocolate las que te sacaban colegas hasta de debajo de las piedras).

No quiero olvidarme de dos especímenes alfa que entretienen cual documental de la segunda de la televisión nacional, eso sí, hasta que te aburren y aletargan tu consciencia y conciencia, vamos, cuando pasas de todo o cuando te conviertes en un “charquitos”, saltando, saltando, chapoteando, chapoteando. Estos son realmente los mandamases de la tendencia cuya base musical me parece altamente cuestionable (deducida de sus propios comentarios y aseveraciones) y, por último, los dictadores de las redes que separan los mares de gentío a golpe de teclado para realizar una travesía al otro lado en el que no sé el qué esperan encontrar, pero cuya tiranía divide más que suma en un mundo harto ya difícil de lidiar.

Por cierto, se me olvidaba que luego están las comparsas, los palmeros de un bando u otro y los lameculos profesionales que sin tan siquiera leer los contenidos que tanto nos cuestan realizar a los que profesionalmente ejercemos de esto, alegremente presionan al “pulgar azul” hacia arriba o, de forma más irritante, al rutilante “corazón rojo”, para meses más tarde, cuando repites una publicación del “sujeto” analizado o entrevistado, te pregunten, porque en ese momento tenían más tiempo de prestar realmente atención, que de dónde narices ha salido tal o cual maravilla que en el presente inmediato desconocían. Esto es como con los políticos, tirar de hemeroteca.

Perdonad este amplio preámbulo, pero sus motivos le preceden, no es despotricar porque hoy esté gruñón o porque quiera ejercer del tío sincero de la semana que tira de la manta. No, la primera causa de la parrafada es para reivindicar que yo me salto ese cerro y que bien poco me importan las opiniones del artista, de su mánager y del santo dios que lo parió. Mi labor se compromete con la integridad, obviamente bajo mis criterios y gustos subjetivos inherentes a mi persona, imposibles de arrinconar, pero con la capacidad de conseguirlos domar en pro de la objetividad; es decir, no estoy en venta.

 

MOTIVO REAL

El segundo motivo es porque, si no conoces a Güru siendo amante de la música de calidad en general y, concretando en mayor medida para los escépticos de la etiqueta: si eres uno de esos eruditos del AOR, Hard Melódico y derivados que apenas sale a pasear fuera de la parcela Frontiers, te voy a dar un pase y la oportunidad de enmendar un gran error con este repaso que la banda nacional, sí, has leído bien, le da a los primeros diez años de su carrera, a la cual les deseo otros treinta por lo menos, con nuevos temas compuestos para la ocasión y la regrabación y readaptación de los seleccionados para representar su primera década.

Lo que no sé si puedo perdonarte es que no conozcas a David Palau. No me creo que no hayas reparado en su guitarra mientras veías algún video o actuación de Alejando Sanz o de Serrat entre los muchos otros artistas nacionales de primer nivel con los que ha trabajado y de los que aquella novia, posiblemente hoy tu mujer, o tus propios familiares no roqueros quedaban prendados y “lobotomizados” tras la ingesta masiva de radio fórmula. Es más, me dolería que siendo adalid del género con tus Danger Danger a tope o los Work Of Art de turno, no supieras que este señor toca para gente como Bobby Kimball o Bill Champlin, nada, ya sabes, simplemente gente de TOTO o CHICAGO, vamos, de los creadores de todo esto… pero vaya, no te apures…

Si quieres descubrirlo o conocerlo mejor te recomiendo que escuches a mi buen amigo Vigilante que con su nueva empresa, el acertado VIGITALK, os podrá ayudar a entender de quién estamos hablando en las palabras del propio protagonista y como si desde una barra de bar nos manejáramos. Este es el enlace, pero no dejes de leer en breve la entrevista que nosotros mismos realizaremos con su persona porque va a ser muy diferente e igualmente amena: Pincha aquí

 

LA NOTA

El tercer y último motivo por el que me muestro especialmente “picajoso” en esta crítica es porque por mis santos “bemoles” le voy a otorgar un 10. Venga, ya pueden ustedes lapidarme: “¡peloteo!”, “¡fariseo!, justo lo que estabas criticando!” y mil maldades más que pueden salir del que no lea lo que voy a argumentar a continuación, aunque también es posible que ni este mensaje le llegue, ni que haya leído el prólogo. Lo más probable es que los insultos me los lleve igual porque irán a mirar tan solo la nota. Aquí voy con mis argumentos:

“Este diez de nota no es un diez en plan Master Of Puppets, Images And Words, Slippery When Wet, Slave To The Grind, Back In Black, Painkiller o llámalo X según tu obra maestra favorita. NO, no lo voy a llamar “masterpiece” porque no tendrá esa oportunidad, ni pretende jugar en esa liga y seguramente porque la humildad de sus artífices repudiaría al término. Es un trabajo de 10 porque han seleccionado algunas de las que considero las mejores canciones de su discografía, revisitadas y arregladas como merecen y en el caso de la representación de Red, su tercer disco, englobándolas en el inglés que abandonaron para la edición de semejante artefacto Hard melódico en castellano. Pero lo han hecho con la gallardía y la picaresca del que lleva años asimilando cómo funciona este rollo, presentando nuevas canciones. Lo han hecho tan endiabladamente bien, tan elegantemente que, conectando sus pasos, desde los más nuevos hasta los más desgastados por el uso y el abuso de las ganas que despiertan, de manera natural y atractiva, han refinado su propuesta hasta llegar a un podio del que no debiéramos dejarles bajar por responsabilidad y respeto a nuestra supuesta pasión musical compartida.

Es un 10 honorífico, para ellos, por el gen delicatessen que comparten en una formación tan sólida como virtuosa y vistosa con un Dagarod (profesor de canto, vocal couch e intérprete al que sigo desde sus inicios metaleros con Is Pain hasta la actualidad) inmenso a las voces y una sección rítmica de infarto por su precisión, elegancia, buen gusto y sobre todo por ceder un espacio nativo lo suficientemente poblado como para que Palau campe a sus anchas mientras la intensidad no decae ni un segundo (Diego Teruel al bajo y Joan Barbé a la batería).

Me reitero, es un 10 porque su crecimiento no tiene límites, un 10 de reconocimiento y una nota subjetiva que premia la emoción que ellos producen en mí. Un 10 que yo justifico, vaya por delante, con alevosía, pero que no dicta sentencia porque no es un 10 “mainstream” ya que mucha gente no está preparada para semejante despliegue de virtudes en interconexiones musicales, así que digamos que es nuestra nota, la de Güru y mía en alianza y que está sujeta a que por lo menos escuches el redondo, que por cierto cuenta con un cuidado artwork en formato digipack, y des la cara, con argumentos sobre lo que piensas de ellos. Pero solo te pido eso en el fondo, que los des una oportunidad, lo merecen.”

 

EL ANÁLISIS DEL DISCO

Open Road

Pasando propiamente al disco, es la apertura y el single presentación de 10 Years, donde esta novedosa marea Jazzística se funde con el Westcoast más elitista sin dejar que Dagarod, con sus contagiosas melodías vocales, nos haga el tránsito menos inquietante de lo que a priori uno puede pensar al ver ambos estilos mencionados. Ponte buenos auriculares porque está plagado de detalles y es alucinante.

Tras la pertinente exposición, pasamos al primer tramo del periplo:

BLACK

Su debut, representado por la juguetona y Funky Addicted Love que cuenta con una sección de vientos a la Big Band y que nos remitirá a unos EXTREME menos robustos y más orientados a la música negra, donde es imposible negociar ante tanta marcha en los estribillos, tras caer rendidos en la melódica estrofa que Dagarod borda.

Siguen No More Time cuyo deje progresivo está realmente manifiesto y estilizado de tal forma que su fusión con el Rock melódico parece lógica, destilando belleza en sus pasajes más reconocibles y virtuosismo sibarita en el ataque sin piedad que David nos arroja sin piedad, en el que hasta el nombre de DREAM THEATER podríamos conjugar cuando rivaliza con sus seis cuerdas y unos teclados en fundición.

Cierran esta etapa con Sometimes que es un intenso medio tiempo de Rock melódico, de calado americano y sencilla digestión, amantes de GIANT y similares estamos de enhorabuena.

 

It Can´t Be Wrong

Es un tema nuevo que reconduce su procesado cuaderno de bitácora, les ha sentado realmente bien grabar nuevo material. De nuevo un Rock melódico con un estribillo ligero que no es más que la prolongación de las brisas de una playa californiana en forma de sílabas que emanan de su estrofa y que el dios Helio ha dispuesto en labios de Dagarod. La ruptura con la tónica general del tema la produce el señor Palau con un riff más progresivo en el que no se recrea más que lo necesario para pasar a facturar un maravilloso solo con ecos que me remiten a ligeras marcianadas a la Mathias I.A. Eklundh. De lo mejor de su renovada discografía.

 

WHITE

Su potente segundo disco que queda figurado con la Hard Rockera y siempre bendecida por el aura TOTO (para los nuevos: con ligero enunciado Work Of Art si así se sienten “más mejor”), canción homónima. Le sucede la memorable Straight To Your Heart, puro AOR donde las composiciones para otros genios en clave, reitero, netamente AOR por parte de MICHAEL BOLTON (como encajan esos teclados…) se me antojan muy representativas.

Cierran esta escenificación con It´s All Different Now, en nuevo cortejo con los de Lukather (guitarras incluidas) y cierta sensación más Pop. Podría haberse grabado hace cuarenta años y seguir sonando con vigencia a día de hoy entre los que rebuscamos en esa estilización musical en concreto, fechada a finales de los años 70 y principios de los ochenta, así como sellada bajo la distinción Westcoast. Naturalmente rebautizada en actualidad.

 

Days Of Youth

 Estratégicamente colocada antes de presentar su más reciente bloque, no sólo no defrauda, sino que se posiciona como una de las mejores composiciones de sus Ten Years. Una emotiva balada con una letra tan universal que emociona desde sus primeros compases hasta su fabuloso estribillo. Si a ello le sumas y no consigues emocionarte como cuando empezabas a disfrutar de la música, las magníficas ambientaciones a la Bruce Gaistch/Randy Goodrum con las diferentes guitarras utilizadas, los teclados enmarcados artesanalmente, la sentida interpretación de Dagarod, cierto toque Mark Spiro en su nostalgia y ese solo de escuela Dan Huff, es que no tienes corazón.

 

RED

Su disco en castellano, se ve representado por su single homónimo, y como el resto de temas de este bloque traducidos a la lengua de Shakespeare. Red me parece uno de esas canciones perfectas para presentar un LP. Melódica, enérgica y contagiosa, con visos de reflejo a su momento temporal de grabación y con los añadidos coetáneos que precisaba su evolución sin desatender su encarnación progresiva/Jazzística/TOTO cuando hay que separarse del rebaño.

Continua Stay que es una balada de esas que podían componer Bon Jovi a finales de los 80 y “petar” los charts, anteriormente llamada Quédate, y que te recomiendo para hacer de cualquier día de la semana tu San Valentín particular.

I Can´t Believe, en cuyo DNI figuraba como No Puede Ser, es otro ejercicio de AOR, algo de regustillo Hard a la Snake y Rock de los primeros GUN con cierto sonido escandinavo en sus teclados, completados por los “UOOS” que todos soñamos en nuestros coros favoritos para redondear un tema “normalito” entre todo lo que aquí se ofrece, pero que ya quisieran componer para sí el ochenta por ciento de las bandas del género. 

 

Into A Black Night

Es el último nuevo track que cierra este viaje por la existencia de GÜRU. Es sensibilidad pura que mantiene pasajes de auténtica belleza colindando con el Blues, de nuevo la atmósfera Gaistch, arreglos Lukather/Thompson en su trabajo para el Pop y una manera de manejar la escritura de canción con la que pocos son agraciados, pudiendo manejar leves orquestaciones, violines y un respiro anímico que no se rompe ni cuando la guitarra de David Palau se desgarra e incluso al final le guiña un ojo al propio Brian May. Si los derroteros de su futuro pasan por estas nuevas composiciones solo puedo rezar para que no pase mucho tiempo hasta que nos llegue su nuevo esfuerzo que estoy seguro que llegará, tengo fe.

Por todo esto va mi 10, repito mío y sin ánimo de condicionar a nadie, sólo con la intención de establecer la misma sinceridad que un trabajo así merece y enuncia.

Postdata:

DAVID PALAU no sólo es un gran guitarrista que puede emular, como podrás analizar en este o cualquiera de sus discos, a gente como STEVE LUKATHER, DANN HUFF, MICHAEL THOMPSON, MATHIAS I.A. EKLUNDH, BRIAN MAY, DENANDER, MICHAEL LANDAU o BRUCE GAISTCH, entre los muchos que podría nombrar, sino que integra el sonido y trucos de todos ellos para funcionar en su propio estilo y, como gota que colma el vaso, poder exhibirlo en las canciones que es capaz de crear. Por eso quizás debieran sobrar todas las menciones que te he hecho y decir tan solo DAVID PALAU.


RATED/NOTA: 10/10
 

Jesús Alijo LUX