Acostumbrados a que suba el pan en cada ocasión en la que el mítico Dee Snider se resarce con sus polémicas innecesarias, se agradece pagar unos cuantos euros de más si el motivo por el que abre su huracanada boca no es otro que para vomitar un torrente de interpretaciones brutales.
El desesperado “hacedor de viudas”, tomando distancia de los focos cabareteros (Dee Does Broadway – 2012) y tras haberse reafirmado en su ausencia de protocolo (We Are The Ones – 2016), regresa con una tabla de mandamientos esculpidos a balazos, una innegable declaración de intenciones por amor al Metal.
Se acabaron los “huevos con aceite”, el maquillaje grotesco, las rentas compartidas y aparentemente inagotables de la “hermana retorcida” y el divertimento macarra. Aquí lo que impera son las “ondanadas de hostias” por todos los lados, desde todos los frentes y, en más de una ocasión, “collejas” más que merecidas para despertar del sopor al que estamos arrinconados por los tratadistas de la corrección en esto del Heavy Metal.
De la escuela más clásica y conformista, donde las buenas costumbres y los pilares básicos de corrección se manifiestan en ademanes sin aspavientos: I´m Ready y Become the Storm (de lo más melódico del disco) y Roll Over You (con unos coros centrales barriobajeros “made in TS”). Pero esta educación, de plan antiguo, refleja exquisitez en los valores absorbidos y diseminados, como en la homónima For The Love Of Metal (una auténtica lluvia de hachas para cerrar, irresistible).
De la todopoderosa universidad americana, en la que la clara ausencia de pudor a la hora de experimentar lo mismo te lleva a afilar cuchillas “Power” oxidadas y pasar, sin cortejos innecesarios, a aplastar cráneos con pasmosa naturalidad Thrash, se gradúan con honores de crossover metálico habiendo reciclado sus conocimientos con cursos especializados:
Lies Are Business, y Tomorrow´s No Concern (de cabalgada METALLICA desatada y frenada Load).
I Am The Hurricane (un cruce de densidades de los últimos testigos de LAMB OF GOD y TESTAMENT).
American Made, Running Mazes (contundencia y equilibrio comercial FIVE FINGER DEATH PUNCH, DISTURBED, METALLICA) y The Hardest Way (híbrido Hard-rockerizado de corriente Metal Moderno y añoranza Nu-Metal) que cuenta con la voz de Howard Jones (ex KILLSWICHT ENGAGE).
Dead Hearts (Love thy Enemy), un dueto de contrastes Folk, Country y Metal, entre Alissa White-Gluz de ARCH ENEMY y un furibundo Snider.
Como invitados especiales en esta banda iracunda banda figuran Mark Morton (guitarra, LAMB OF GOD), Joel Grind y Nick Bellmore (guitarra- coros y batería respectivamente de TOXIC HOLOCAUST) y Charlie Bellmore (bajo, KINGDOM OF SORROW). Con este plantel de traficantes de emociones fuertes, los alardes técnicos son innecesarios (que los hay, muchos de ellos agazapados en detalles de calidad, listos para asaltarnos tras el impacto inicial), en nutrición de un sonido de dualidad distintiva (¿personal para Snider? ¿Impersonal en la corriente actual de Metal moderno?), generado a base de riffs mastodónticos, solos ejecutados con esmero y un groove amenazador.
DEE SNIDER suena bronco, tosco, oscuro, fuerte, pesado y centrado en enarbolar su personal bandera de ferocidad ante unos temas musculados por el ejercicio de su propio peso. Sesenta y tres palos que aguantan una sola vela que se edifica como un robusto faro en guía de la absolución genérica. Cada corte encontrará su público aunque no todos estén a la misma altura, pero aun así, es más que notable el conjunto obtenido.
Jamey Jasta de HATEBREED se encarga de una producción idónea para hacer que los temas traspasen fronteras de un mismo país, sin perder identidad y seña, la tierra del Metal súper-vitaminada y mineralizada con las posibilidades del presente.
Esta vez Dee Snider sí que callará a más de uno, sin capacidad de réplica a su aseveración, con dos cojones y por el amor del y al Metal.
Jesús Alijo «Lux»