X – DRIVE – Get your rock on (Frontiers 2014)

El primer mérito del autodenominado «desconocido guitarrista» oregonés (de Oregón USA) Jeremy Brunner, fue convencer al bajista James Lomenzo (White Lion, John Fogerty, David Lee Roth…), el cantante Keith St. John (Montrose, Burning Rain, Lynch Mob…) y al batería Fred Fisher (Midline); para que formasen parte de su aventura californiana. El segundo fue hacer lo mismo con el legendario productor Andy Johns (ingeniero de sonido de Led Zeppelin) para el que sería su último trabajo, antes de su fallecimiento en 2013. Pérdida que ocurriría poco después de dar su toque a un puñado de estupendos temas que Brunner metió en la maleta antes de partir. El tercero es que, tal vez tú y yo no le concocíamos, pero mucha gente (además de los suyos, claro) tenía que conocerle en los USA, porque toca y compone como un auténtico maestro del rock.

Muchos méritos pues, para tratarse de un principiante. Cosa que parece desmentir desde el primer tema, Love is a Bitch, que utiliza como tarjeta de presentación su caña guitarrera por doquier, la voz rockera de Keith y unos coros estupendos. Supuesta bisoñez que nadie se cree, tras escuchar el himno Get Your Rock on, al estilo de los más grandes de los ochenta. Stepping on the Rock es un medio tiempo quedón en el que nos confiesa que quizás estaba «too blind to see», pero no para componer temazos, como la balada Baby, Bye, Bye; que con comienzo de acústica y base de teclado es una joya de talla sencilla, pero de valor incalculable. También tiene su California, tributo al sueño americano, obligado en muchas bandas, que en este caso aporta un pasaje rítmico con oportunas paradas y trabajo destacado de la batería, para un cambio de tono estupendamente resuelto. Buen tema con pizzicatos y final original es Lay me Down, caña es Turn the Noize Down y un baladón el Fly Beyond The Angels. Rattlesnake Eyes es una composición muy rockera y con un toque especial que acrecienta su final en seco.  Solo destacado en Just Can’t Stay, mientras que la acústica y los bongos, con protagonismo de la voz y los coros, brillan en Change of Heart. Se trata de una canción preciosista, que nos prepara para un Love Breaks the Fool, cuyo estribillo, solo y final entroncan con los más famosos de las bandas de la época dorada.

Claro está que se trabaja mejor con buenas herramientas (hay otra frase que significa lo mismo, pero no me atrevo a poner), y que las que se había agenciado Jeremy, con esa compañía, eran first class. Pero si este álbum es tan, tan bueno, es, en gran parte, porque las canciones son estupendas. Doce temas que nos llevan a los ochenta y nos traen a la actualidad, sin caer en la melancolía ni en el revivalismo cargante y pretencioso. Un trabajo del que no descartaríamos ni una y que hemos escuchado hasta la saciedad, no viendo el día, habida cuenta de nuestras muchas ocupaciones, en que pudiésemos deciros que es de lo mejor, que la labor de Keith St. John es de una categoría superior y que no dejéis de escucharlo y seguir a estos X-Drive, que demuestran que el rock está alive & kicking!

Toño Martínez Mendizábal

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