WISHBONE ASH – Coat of Arms (2020) Review

Cualquiera podría pensar que Wishbone Ash desaparecieron en los setenta, aunque no hayan dejado de estar “ahí” desde entonces. Banda antigua por excelencia en longevidad, temática y sonido, los británicos ya han cumplido medio siglo de existencia, y lo cierto es que, a estas alturas, poca era la gente que esperase un trabajo de material original. Por eso, el anuncio de la publicación de Coat of Arms fue una agradable sorpresa que se multiplica al escucharse.

El último par de décadas había visto a la banda publicar trabajos de forma más o menos regular, pero con repercusión limitada. El anterior LP, el estimable Blue Horizon, pasó con poca gloria y, seis años después, la banda parecía haber renunciado a la creación para centrarse en sus fantásticos directos. La clásica banda que pasea su greatest hits allá donde les dejen interpretarlo.

Sin embargo, parece que la inclusión de Mark Abrahams a la guitarra ha dado al líder indiscutible de Wishbone Ash, Andy Powell, un nuevo impulso creativo que tiene ahora su materialización en Coat of Arms. Once temas que no te ganan por la vía del himno pero sí lo hacen por la del sonido: las inconfundibles guitarras dobladas sobre progresiones de acordes épicas que nos retrotraen a los tiempos de Argus o Pilgrimage.

A Coat of Arms le falta, sin duda, la fuerza y el atrevimiento que el cuarteto exhibió en sus mejores años, pero su buen hacer es evocador como una fragancia, buena o mala, que marcó nuestra existencia. Escuchar su primer single, “We stand as one”, bien nos puede traer el aroma de clásicos como “The Warrior” o “The king will come”. Gracias, en parte, a una producción que suena sorprendentemente contenida (en el mejor sentido) en nuestros tiempos.

No hay más capas de las necesarias cubriendo el esqueleto básico de cada composición, y la mezcla, brillante pero no agotadora, está tan baja que no tendría ninguna oportunidad de aparecer en las playlist de Spotify ni competir en ruido con la mayoría de discos de rock actuales. Algo que puede jugar en su contra, pero que lo hace en favor de sus oyentes. Tras varias escuchas, Coat of Arms no agota, sino todo lo contrario. Se vuelve a escuchar con gusto hasta que permea.

Sin embargo, estos Wishbone Ash del 2020 no son meramente referenciales. Hay algunas nuevas ideas y algunos pasajes que, con parecidos o sin ellos, tienen mimbres para convertirse en fijas en el set list. Por ejemplo, la onírica “Floreana”, que mezcla la balada de tintes románticos con una outro épica propia de los mejores Wishbone Ash. O “We stand as one”, cuya letra escapa de la clásica temática de la banda para situarse en eventos y catástrofes naturales actuales. Ésas, la eterna “It’s only you I see”, o la canción que da título al álbum, refrescan y nos hacen pensar en una nueva época gloriosa para los británicos.

Quizá suena optimista hablar de futuro para una banda de la longevidad de Wishbone Ash, pero es un hecho que, tras cinco décadas en la música, el cuarteto aún es capaz de presentar material de una calidad que no admite comparaciones: no es que sea mejor o peor que otras, sino que es un sonido tan inimitable que se ha convertido en su propio género. Y ahí, por supuesto, la banda de Powell es la mejor, incluso cuando, como en Coat of Arms, los momentos estelares van de la mano de otros meramente correctos. A estas alturas, es un regalo que no podemos rechazar.