VEGA + ALTHEA
Sala Utopía, Zaragoza, 23 nov 2018
Crónica y fotos: Luis Mª Catediano
Antes de nada quiero mostrar el agradecimiento a los promotores que hacen posible que un concierto como el que voy a relatar sea posible en nuestras salas. Si hace años estos promotores se forraban ahora debo decir que a los actuales les honra su amor por la música en vivo, y que para ello compatibilizan esta actividad con su profesión que es la que mantiene sus economías. Que hay que agradecer el tremendo esfuerzo que soportan para que todo esté listo a la hora del concierto. Viajes duros e incómodos con altas tiradas de kilómetros y largas estancias fuera de sus hogares. Que exponen su dinero para que algunos (50-60) vayamos a presenciar esa actuación de grupos que en otros momentos pasados habrían estado solamente al alcance de poder verlos en grandes pabellones. La escena rockera terminará por caer si la afluencia de público sigue tan escasa.
Tras este prólogo, que me sentía moralmente obligado a escribir, voy a contar lo que ALTHEA y VEGA hicieron en la ciudad de Zaragoza.
La noche del pasado viernes 23 de noviembre tuvimos la oportunidad de contar con la presencia de los británicos VEGA que estaban presentando su último disco “Only Human” dentro de una gira por la península acompañados de los italianos ALTHEA. Sin lugar a dudas un cartel apetecible que hacía de esa cita algo ineludible.
Debo decir que a la hora de inicio del concierto (20:30 h) estábamos 6 personas dentro de la Sala Utopía, y que por este motivo la actuación de ALTHEA se retrasó hasta las 21:15 h cuando con unos pocos más presentes los de Milán subieron al escenario.
ALTHEA
El grupo está compuesto por el guitarrista Dario Bortot, el cantante Alessio Accardo, el batería Sergio Sampietro y el bajista Andrea Trapani. La formación italiana era desconocida para mí ya que tan solo había escuchado dos o tres canciones en los días previos. Intuía por lo escuchado lo que me iba a encontrar esa noche en su concierto y no me confundí. Rock progresivo moderno con tintes de psicodelia y toques de bandas como U2 o de Keane en su época menos comercial. Una música muy personal que rompe con los esquemas en la que el bajo y una batería muy activa, fuera de ritmos convencionales, van moviendo las canciones hacía lugares poco esperados y donde la libertad musical es la nota predominante. El grupo lleva grabadas varias pistas de sintetizadores y efectos ambientales que adornan los temas para hacer de ellos un viaje desconocido y experimental.
La puesta en escena fue potente por parte del bajista y del guitarra. Este primero mostró con soltura la importancia de su instrumento en las canciones de la banda. Primero por el volumen y segundo por el baile de sus dedos en los trastes del bajo. El guitarra lo hizo bien aunque no me gustó el sonido con el que se presenta en directo. El batería tuvo un gran protagonismo con salidas de compás estudiadas y con fuertes platos para ensalzar esos constantes cambios de tiempo. Bajo y batería estuvieron muy metidos en lo que hacían y demostraron que la base del grupo era robusta.
Acerca del cantante debo escribir que muestra sus sentimientos de manera muy visual y que posa con suavidad y recogimiento en esas partes de las canciones en las que el grupo navega con más espiritualidad. Esta noche él hizo una buena actuación aunque el volumen de su micro estaba un poco bajo. Opino que la música de ALTHEA precisa de tiempo escénico, y que así como al principio todos estuvimos expectantes en averiguar lo que la banda iba a proponer, fue a partir del cuarto tema cuando empezamos a engancharnos y a coger el punto a su música.
Tocaron un poco más de media hora y fueron de menos a más. Interpretaron temas de su trabajo titulado “Memories Have No Name” editado en 2017 y también otros de su EP “Eleven” que vio la luz en 2014.
Este fue su set list:
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For now
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Deformed to frame
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1000 storey tall
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Revenge
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Away from me
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Today
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Intermediate part 1
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I can’t control my mind
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Leave it for tonight
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Last Overwhelming Velvet Emotion (L.O.V.E.)
Con estas diez canciones prepararon bien el terreno para que los británicos VEGA tuviesen al público en buena onda.
VEGA
Personalmente tenía muchas ganas de ver y escuchar en vivo a una de esas bandas que están en una las mejores posiciones dentro de mis apetencias por el rock melódico. Son un grupo que me gustó desde aquel su primer trabajo “Kiss of Life” de 2010 y que lo han seguido haciendo durante los otros cuatro discos más que conforman su ya consolidada discografía. Bajo mi punto de vista y con muchos matices, porque ninguna afirmación es definitiva, VEGA pertenecen a lo mejor de esa nueva ola de grupos de rock nacidos hace unos diez años en la que podemos meter a grupos como HEAT, Eclipse, Miss Behaviour y otros pocos más que están unos niveles por encima de la media en cuanto a experiencia y calidad.
Un poco antes de las 22:30 h subieron al escenario de la Sala Utopía los seis miembros de VEGA. Sobre el pequeño escenario teníamos al cantante Nick Workman, a los dos hermanos James Martin (teclas) y Tom Martin (bajo), al guitarra Marcus Thurston, al batería Martin Hutchison y al joven guitarra MyKey Kew. En ese momento la sala tenía una presencia de unas cincuenta personas. No tan mal como todo hacía presagiar por lo visto inicialmente pero sí muy poco público para lo que una banda como VEGA merece. La poca asistencia fue algo que, como buenos profesionales, no influyó en la positividad, entrega y las ganas que todos los componentes del grupo mostraron. Desde el primer momento se supo que los ingleses estaban con la intención de derrochar toda la adrenalina posible y de dar la impresión adecuada que hiciese gala del nombre que dentro del rock melódico han ido labrándose.
Ya con el iniciar del concierto pudimos ver que aquello iba a ser una fiesta. El cantante Nick Workman estaba fino, a gusto, muy activo y echándose al grupo en sus espaldas. Desde su posición de frontman ha tenido ya muchos conciertos y eso se le nota por la gran soltura con la que maneja todos los tiempos. Lo que a otros les puede parecer difícil éste lo saca con naturalidad y simpatía. Durante la hora y media que el grupo estuvo no dejó de comunicar con sus compañeros y de transmitir buena sintonía al público. Bien de voz y en forma físicamente, sobrepasa con creces el notable. Me gustó mucho.
El resto de colegas estaban también muy comprometidos y dispuestos a pasar un rato agradable. El bajista Tom Martin levantaba el mástil del instrumento para realzar más su imagen de positividad, y con un rostro sonriente tuvo un gran protagonismo para animar y dar la excelente imagen que nos quedó de su actuación. Junto a él (en realidad todos estaban juntos…) el integrante más joven de la banda, el guitarrista MyKey Kew, quien se lo pasó en grande tocando las rítmicas, coreando y participando activamente en la fiesta que los seis músicos estaban montando. Delante el virtuoso guitarrista Marcus Thurston, con una imagen dura, estaba suelto y dispuesto a no dejar una nota de su guitarra sin explorar. El sonido que sacaba de su amplificador era de los buenos y subía de intensidad cada vez que pisaba su pedalera para regalarnos unos solos de alto nivel. En momentos parecía que alguno de sus tatuajes fuese a despegarse por la energía que transmitía al ver sus musculados brazos en acción.
En un plano trasero se situaban el batería Martin Hutchison y el gemelo teclista James Martin. Los dos se marcaron un gran concierto lleno de una enorme implicación. Me gustó mucho el sonido de un teclado que no invadía al conjunto. Esto es difícil de conseguir por la sonoridad que suelen tener los teclistas que siempre están en ese límite de lo aceptable o de lo estridente.
Se montaron un muy buen repaso a su carrera con la interpretación de quince temas bien situados que hicieron que el público estuviese siempre arriba sin aburrimiento alguno. No encontré espacio ni fisura en una actuación que creo es de las mejores que he visto en la Sala Utopía. Si acaso me pareció que el volumen global del grupo estuvo un poco alto. Eso sumado a que sus canciones están siempre arriba en tonalidad e intensidad hizo notar que el problema con el volumen es algo muy recurrente que en la gran mayoría de las ocasiones es nada más que la petición del grupo pero abajo se nota y sufre.
VEGA dieron una lección de profesionalidad y de actitud que hace de ellos unos grandes en todos los sentidos. Musicalmente están un escalón muy por encima de otros grupos melódicos y en directo dejan esta etiqueta en el camerino puesto que suenan duros y potentes pero sin perder esa esencia y finura que les ha hecho ganarse una buena reputación en este mundillo. Son unos artistas muy bien preparados que tocan una música agradable que tiene de todo. Los tuvimos encima del escenario a un metro nuestro y pudimos sentir lo que tocan y entender si es real o no. En este caso mucho. Sin pregrabados y con la sinceridad por delante.
Lo pasé tremendamente bien con un grupo que suenan cañón en disco y que en directo no hacen más que confirmar lo buenos que son. Perfectamente conjuntados y clavando los temas en su interpretación son un grupo a tener muy en cuenta para verles dentro de poco haciendo algo grande. No les perdamos de vista no vaya a ser que podamos repetir en breve en alguna gira importante.
El set list que VEGA tocaron fue éste:
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Let’s Have Fun Tonight
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Explode
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What the Hell
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Every Little Monster
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Not There For You
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Worth Dying For
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Wonderland
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White Knuckle Ride
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Last Man Standing
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Hand In The Air
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Gonna Need Some Love Tonight
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Kiss Of Life
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White Flag
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Wherever We Are
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Saving Grace