Adrian Vandenberg tras 35 años desde su último disco en estudio como VANDENBERG, regresa de nuevo con “2020”. Una nueva obra acompañada de un elenco de “monstruos del género” de mucho cuidado: Ronnie Romero (RAINBOW, LORDS OF BLACK, THE FERRYMEN) a las voces, Rudi Sarzo (OZZY, WHITESNAKE) al bajo o Brian Tichy (OZZY, FOREIGNER) a la batería, casi nada amigos.
Vandenberg desde aquellos inicios bajo su apellido, ha pasado por WHITESNAKE en varias ocasiones, como sustituto de John Sykes (las malas lenguas cuentan que Coverdale sentía amenazado su ego de macho alfa) tras la obra maestra 1987, en el colosal Slip Of The Tongue del 1989, el menos fantasioso Restless Heart de 1997, más el acústico Starkers In Tokyo de 1998.
Formó en 1994 a los descomunales MANIC EDEN junto a Rudy Sarzo, Tommy Aldridge y en un primer momento con James Christian de HOUSE OF LORDS a las voces. La deriva de la vida propició que este no formara parte de la grabación de su único álbum homónimo en beneficio de un simplemente deslumbrante Ron Young de LITTLE CAESAR.
Un largo parón hasta llegar al año 2014, cuando regresó a la escena musical con VANDENBERG’S MOONKINGS y una vuelta al sonido que de forma más pura le nace, el Hard Rock setentero. De esta forma nos lo hemos encontrado grabando dos álbumes de estudio más un acústico auténticamente deliciosos.
En pleno 2020 vuelve a tomar las riendas de su banda de los años 80, tras un gran legado de tres discos que no sólo dejaron un gran sabor de boca en la época, sino que para muchos se convirtieron en discos de culto. Eso sí, la espera ha merecido la pena: el disco que a continuación empezaré a analizar, me ha encantado, algo más duro que en los 80 eso sí, pero como no podía ser de otra forma, con un gran sonido de guitarras y una excelente producción, el holandés sabe perfectamente que hace y como quiere alcanzarnos en la actualidad.
Abre con fuerza el disco con Shadows Of The Night, toda una declaración de intenciones, un huracán de Hard Rock clásico con un riff de antología, muy potente y no dejando de lado partes más melódicas y sus armonías maravillosas. Su estribillo es sobresaliente donde Romero sabe desenvolverse a las mil maravillas después de habernos dado una demostración de fuerza vocal en las estrofas.
Tras el gran sabor de boca dejado por el tema que abre el disco nos encontramos con Freight Train, otro tema cargado de mucha energía quizá con toques más “rocanroleros” y con un gran solo de guitarra, con mucha destreza y maestría, donde todo queda rematado por un estribillo pegadizo al que le da forma Ronie Romero de una manera sobresaliente.
Tras estos dos primeros temas bien movidos, nos llega dando continuación Hell And High Water que nos recordará a los RAINBOW de DIO. Es un medio tiempo intenso con una guitarra atronadora en un riff repetitivo con unas notas que se nos meterán de lleno en nuestras cabezas, a la vez que Romero nos recordará al gran elfo en su interpretación llena de fuerza y elegancia. Esta simulación vocal magistral se ayuda de unos teclados ambientales marca de la banda del arco iris en la parte final para poner el broche de oro a este corte con vocación de himno.
Let It Rain rueda como una pieza más melódica y encantadora en todas sus facetas, recordándonos a los VANDENBERG de los 80. Las armonías de este tema se desbordan tanto en la parte vocal, en la que el señor Romero añade toda su pasión y, ¿qué decir de esas guitarras brillantes y melódicas del maestro Vandenberg recuperando ese sonido de sus comienzos? Pues que todo en conjunto se torna en un tema brillante. A la altura de su pasado de mito.
Seguimos y nos encontramos con Ride Like The Wind marcada por un ritmo tremendo y adictivo del maestro de ceremonias donde hallamos a Romero marcando los tiempos vocales totalmente desgarrado, así hasta culminar en un estribillo nuevamente muy pegadizo. Engancha desde la primera escucha.
Adentrados de lleno en el disco, nos damos cuenta de que está siendo una obra de muchos quilates y para mantener más aun el nivel se nos presenta Shout que no es más que un medio tiempo muy en línea de los años 70, sencilla y con un ritmo y sonido algo blusero. Hará las delicias de todos amantes de aquel gran sonido que tan buenos recuerdos trae a muchos adeptos a esa época.
¡Atentos todos! Porque si el anterior tema ya era un guiño a los WHITESNAKE de su primera etapa, con Shitstorm, tenemos ante nosotros el “bombazo” al más puro estilo de los de Coverdale en su etapa dorada. Ya desde los primeros pasos de Romero cantando, reconocemos perfectamente, nos acomodamos, porque nos tranquiliza por donde van a ir los tiros. Seguro que te dirás: ¡JODER! parece Coverdale y es que efectivamente es toda una declaración de intenciones de tributo en la forma de interpretar: al de cantar sentir y en esos detalles de respiración del maestro David. Todos esos matices unidos a una buenas y vacilonas guitarras culminando con un tremendo punteo, seguro que os levanta de vuestro asiento para exclamar: ¡“Temázo” con dos pares de cojones! Sí, sí, no te rías, ¡ya lo veréis!
Después de este subidón de adrenalina nos llega Light Up The Sky, otro pelotazo con aires a la serpiente blanca, pero con aquel sonido reconocible de guitarra a lo Slip Of The Tongue. Si es que hasta parece que he vuelto a ese maravilloso año 1989, ¡qué recuerdos!
No podía faltar en este nuevo disco el clásico por excelencia del señor VANDENBERG, su mítica balada Burning Heart, donde lo único a objetar es que sea prácticamente un calco de la original en todos sus parámetros, pero con ese toque rasgado y cargado de emoción de Romero quien nos pondrá la piel de gallina. Personalmente a mí me ha llenado mucho su ejecución y como marca nuevamente todos los tiempos de forma intensa y con gran brillo. Nota: en el solo de guitarra encontraremos algunas notas nuevas que son la pequeña diferencia que encontraremos respecto a la original. Gran versión.
Para terminar el disco otro tema bien cuidado, Skyfall, de comienzo melódico y pausado que no tarda en convertirse en un chorro de buen Hard Rock elegante, de estribillo sencillo pero eficaz para coronar así a esta sobresaliente obra del holandés.
Resumiendo: regreso de Adrian en una demostración de buen hacer, con las ideas bien claras, sin experimentos y con muchas virtudes. Mucho nivel musical al servicio compositivo. Eficacia al cien por cien que se demuestra en que todas las canciones son buenas, pegadizas y sin rellenos. Ecos a las otras indispensables épocas por la que ha pasado el guitarrista y, que sin dudas, han reforzado su proyección para editar lo que va a ser una de las grabaciones más importantes de este triste año 2020 que siempre será recordado por esta maldita pandemia. Ahora ya podemos añadir una buena noticia y es esta gran perla de incunable valor bajo el nombre de un músico siempre añorado, VANDENBERG.
RATE/NOTA: 9/10
Roberto Martínez «Pibe» (The Lux Team)