U.D.O. – Live in Bulgaria 2020 – Pandemic Survival Show (2021) Review

English Review Included Below

A estas alturas de la vida, para cualquier amante del heavy, poco o nada se puede añadir acerca de la VOZ del metal, es decir, Udo Dirkschneider. Ha sido, es y será un icono de este género musical que tanto nos apasiona a quienes, a diario, disfrutamos de una música que se desmarca con luz propia de otros estilos.

Dada la situación ocasionada por la pandemia mundial, muchos grupos se han visto obligados a quedarse en el dique seco, sin poder actuar ante sus fans. Pero, por muy negro que pinte el panorama, siempre hay un clavo al que agarrarse, aunque el mismo esté ardiendo, porque los artistas son animales de escenario y necesitan subirse a él como el respirar. Y uno de esos míticos artistas, Herr Dirkschneider, es alguien que cada vez que pisa la tarima no oculta sus emociones. He tenido el privilegio de conocerlo en persona y compartir momentos inolvidables en el backstage en diversas ocasiones. A fe puedo asegurar que el Udo que sube al escenario no tiene nada que ver con el Udo que aguarda, paciente, la hora de empezar el show para arrasar con su voz desde la primera fila hasta la última a los asistentes a sus conciertos. El germano, que roza ya los 70 años, no deja de sorprendernos en cada tour con su actitud en el escenario, su humildad y su buen hacer como músico.

“Live en Bulgaria 2020: Pandemic Survival Show” es un perfecto reflejo de lo que el aguerrido cantante oriundo de Wuppertal, Westfalia, puede hacer sobre un escenario. Presentado en varios formatos, CD, DVD, Blu-Ray y vinilo, el nuevo álbum en directo de U.D.O. recoge un total de 24 temas (más un “outro” para cerrar) que no van a dejar indiferentes a nadie que tenga la oportunidad de escucharlo.

Tras los últimos cambios en U.D.O., la formación multinacional, pero con raíces alemanas, “engrasadas” las nuevas incorporaciones, parece una verdadera apisonadora una vez empiezan a sonar los acordes de este directo. La base rítmica corre a cargo del batería Sven Dirkschneider (hijo de Udo Dirkschneider) y el bajista Tilen Hudrap (eslovaco con un currículum impresionante a sus espaldas, pues ha militado en bandas como Pestilence, ahí es nada, Paradox, Vicious Rumors o Testament, entre otras). A las guitarras nos encontramos al ruso Andrey Smirnoff (miembro desde 2012) y al alemán Fabian Dee Damers (incorporado en 2018 con la dificilísima tarea de cubrir el gran hueco dejado por Kasperi Heikkinen -veterano shredder finlandés, ahora en Beast in Black y Merging Flare- y que, poco a poco, va logrando para sorpresa del público).

Una vez damos al “play”, nuestros oídos recogen la potencia y la energía desplegada por U.D.O. ante un público, búlgaro, totalmente entregado. No es el primer material en directo que nos ofrece la banda desde Bulgaria, ya grabaron en 2012 el “Live in Sofia” que, como podrá comprobar cualquiera, nada tiene que ver con este gran álbum. La producción que podemos apreciar es muy superior en todos los aspectos, incluso en la puesta en escena, impresionante, ni más ni menos que el célebre anfiteatro de Plovdiv.

Arranca el álbum con dos trallazos como “Tongue Reaper” y “Make the Move” de su disco de 2018 “Steel Factory”. Sin permitir un solo segundo de descanso a la concurrencia, el propio Udo anuncia que a continuación sonará un clásico de su anterior banda, Accept: “Midnight Mover”, para delirio general. Las ganas de subirse al escenario de los cinco músicos que forman U.D.O quedan de sobra patentes cuando la voz de Udo rasga el aire con la rabia que caracteriza al germano.

Sin levantar el pie del acelerador y sin tregua alguna, comienzan a sonar los primeros acordes de “The Wrong Side of Midnight” (uno de los temas más potentes del álbum “Mastercutor”). El bombazo es arrollador, la base rítmica demoledora y las guitarras son de lo más afilado que nos vamos a encontrar en todo el directo.

Con la sensación de haber recibido un puñetazo en pleno rostro, la energía de “The Wrong Side of Midnight” se difumina para pasar a otros dos temas ya míticos de la banda. Hablo de “Independence Day” (del álbum “Solid”, 1997) y “Metal Machine” (“Steelhammer», 2013). Dos auténticas avalanchas de metal que, un servidor, ha gozado desde la primera escucha. Reconozco desde estas líneas que la ejecución del solo de “Independence Day” (uno de mis temas favoritos de la banda), a cargo de Fabian Dee Damers, me ha sorprendido gratamente, pues la energía y pasión con la que lo grabó Jürgen Graff allá por 1997, ha vuelto a resonar en mis oídos con algún toque personal que le ha dado el nuevo guitarrista de U.D.O.

Pasamos, después de tanta intensidad, a un medio tiempo como es “Rose in the Desert”, donde podemos deleitarnos con un comienzo apaciguador gracias a la sensibilidad que le imprime a las seis cuerdas Andrey Smirnoff, una verdadera máquina de hacer metal, pero también de interpretar melodías con la soltura de un verdadero maestro de la guitarra.

El público se pone en pie, y no es para menos, para recibir los compases iniciales de “Vendetta”, otro medio tiempo que la banda interpreta con brillantez mientras Udo recorre el escenario de un extremo a otro para buscar la complicidad del público. Los coros con los que apoyan los de la sección de cuerda, Smirnoff, Damers y Hudrap, retumban en el anfiteatro. Este último, cual apisonadora, pisotea las tablas dejándose llevar por la contundencia del tema.

Sin ni siquiera haber dejado tiempo para los aplausos, vuelven a sonar los acordes de un tema del álbum “Steel Factory” con potencia sobrecogedora. Turno para “Rising High” donde los músicos, desatados, se dejan llevar por el buen rollo que transmite este himno de la nueva era de U.D.O. Tal es así que Smirnoff y Damers, emplazados cada uno en extremos opuestos del escenario, intercambian sus lugares tras fugaces carreras sobre la tarima. Destacable la doble melodía que acompaña el antes y el después del solo principal de la canción.

Llegamos a la zona media del directo, donde desaparece toda la banda del escenario salvo Damers, quien nos sorprende con un solo de guitarra y que en el álbum lleva el título de “Prologue – The great Pandemonium”. Una delicia para los oídos gracias a Damers, guitarrista capaz de versionar piezas tan complicadas como “Sea of Madness” de los Symphony X (así nos lo ha demostrado en su canal de YouTube).

Justo cuando Damers concluye, aparece Udo en el escenario para abrazar al joven alemán y, entre ambos, marcar el comienzo de, tal vez, la balada más grande jamás creada por el grupo: “In the Darkness”. Ojo con la ejecución del solo… Salvo un par de “desviaciones”… Roza la perfección. Y eso que no es sencillo emular al maestro que la compuso: Mathias Dieth, el guitarrista original de U.D.O. El aplauso y reconocimiento del público tras escucharse los acordes finales, simplemente habla por sí solo… “U.D.O.!!, U.D.O.!!, U.D.O.!!”. Cualquiera que haya asistido a un concierto de la banda, sabe de sobra la magia que envuelve a este tema.

Continuamos con algo de sosiego. Otra balada. “I Give as Good as I Get” suena brillante sobre el escenario de Bulgaria. La canción entrañable de la formación alemana llega a oídos del público que, una y otra vez, entona a coro el estribillo junto con el propio Udo. El solo de Damers, originalmente compuesto Igor Gianola, logra erizar el vello a cualquiera. Fantástico.

De nuevo suenan melodías harto familiares para la concurrencia. Es hora de “Princess of the Dawn”, clásico de Accept, que es recibido con agrado por todos y cada uno de los asistentes. Poco o nada que añadir acerca de la acogida de público, en pie y coreando desde el primer segundo en el que Damers se arranca en solitario para, después, recibir el apoyo de Smirnoff que se suma a la descarga de este clásico de los ’80s. Gran complicidad la mostrada por el ruso y el alemán. Después, simplemente, la locura se desata en Bulgaria. La base rítmica a cargo de Sven y Hudrap arrasa cada centímetro cuadrado del anfiteatro. La voz de Udo, por encima de cuerdas y percusiones, retumba con autoridad… Princess of the Dawn!!!

Sin oportunidad para que el público recobre el aliento, seguimos en el pasado, en esta ocasión en los primeros ‘90s para, tras una atronadora introducción de Sven, escuchar los inconfundibles acordes de uno de los mayores trallazos compuestos por la banda: “Timebomb”. Pieza técnica, veloz y pegadiza perteneciente al álbum homónimo grabado en 1991. Otra de las brillantes composiciones creadas por el maestro Mathias Dieth suena casi 30 años después en Bulgaria con un ardor incontenible. El solo ejecutado por Damers, de nuevo, casi roza la perfección. Sí, está claro, Dieth es Dieth y Damers es Damers, cada uno tiene su estilo, pero Damers, una vez más, deja a más de uno boquiabierto con su habilidad.

El público se toma un respiro durante unos minutos para asistir a dos solos. El primero, de batería, a cargo de Sven Dirkschneider. El hijo de la VOZ del metal nos deleita con su pericia a las baquetas. Y no es para menos, pues aunque para muchos pueda ser un gran desconocido, Sven ha aprendido de uno de los mejores (Stefan Kaufmann -Accept-) y ha sido técnico de batería durante años, incluso tuvo ocasión de reemplazar al legendario batería de los Saxon durante unos cuantos conciertos cuando Nigel Glockler estuvo “fuera de servicio” por enfermedad en 2015. Impresionante la evolución del hijo de Udo quien, en medio del solo, no duda en coger el micro e interactuar con el público hasta que, poco después, presenta al maestro del bajo Tilen Hudrap. El esclovaco se arranca con un solo, a dedo, con el que se mete al público en el bolsillo desde el primer instante. Complicada labor del que vino a sustituir al carismático Fitty Wienhold y que, en Bulgaria, ha demostrado con creces estar a la altura de lo que exige militar en U.D.O.

Tras los aplausos, comparece en el escenario la banda al completo para interpretar dos temas de reciente creación como son “Hungry and Angry” y “One Heart one Soul”, pegadizos y dinámicos para que nadie se quede quieto en el asiento que ocupa en el anfiteatro.

Llegamos a la recta final del directo. La base pregrabada de “Man and Machine” resuena para deleite de los que, en el acto, reconocen la que está por venírseles encima. Sven comienza a golpear los timbales con el singular compás que caracteriza este medio tiempo que nos retrotrae a 2002. Una vez más, la apisonadora “made in U.D.O.” funciona a pleno rendimiento.

Llega la hora de los clásicos. Cinco en total. Dos de U.D.O. y tres de Accept.

Udo, de pie ante los entregados fans búlgaros, decide hacer un parón. Un alto en el camino necesario, pues llevan ya un buen rato descargando metal a diestro y siniestro. Se confiesa con el público y asegura que la noche está siendo muy especial para la banda, pero que, según intuye, también lo estará siendo para el público. Después de preguntarles… ¿Queréis más? Anuncia lo que será el próximo trallazo y, dicho sea de paso, uno de mis favoritos de U.D.O.: “Animal House”, tema extraído del primer álbum, de idéntico título, que se remonta a 1987. “Animal House”, si alguien no ha visto nunca a U.D.O. en directo, es sinónimo de locura. Base rítmica que golpea el pecho sin concesión. Guitarras eléctricas que rugen al por mayor. Un duelo de solos de los que marcan época. Y, como no podía ser de otra forma, Udo se deja llevar como si fuese un chaval de quince años en su primer concierto. Momento épico.

Suena, a continuación, “They Want War”, también de 1987, con una intro coreada por toda la audiencia al unísono. Lo que se produce a continuación, simplemente, es mágico. El medio tiempo, tal vez uno de los más singulares del grupo y el que fue su primer videoclip, arranca del público unos coros que debieron escucharse aquella noche desde la capital de Bulgaria, porque… “They are blind and they can’t fight… The want war!!” Muy grande Smirnoff en la interpretación del solo compuesto, en su día, por Mathias Dieth, y el “añadido” final. Apoteósico.

La noche concluye con los tres clásicos de Accept que cualquier aficionado al metal reconoce, sea cual sea su edad y sea cual sea su lugar de procedencia. “Metal Heart”, “Fast as a Shark” y “Balls to the Wall”. El público, enloquecido, corea los estribillos como si no hubiese un mañana. Y no es para menos, pues la ejecución de los temas es brillante. Además, para sorpresa de quienes aún no lo conozcan, el ruso Smirnoff nos regala una brillante interpretación de los solos, autoría de Wolf Hoffman (Accept) de quien es un devoto admirador desde su infancia. Si quien lee esta reseña cierra los ojos durante la escucha de cualquiera de los tres temas, seguro que, de inmediato, se transporta a aquellos años ‘80s. Impagable la “escapada” del ruso, guitarra en mano, haciéndola rugir una y otra vez, hacia la parte superior del anfiteatro, justo encima del escenario, donde nos regala unas melodías clásicas para deleite del público.

Nada más concluir los últimos acordes de “Balls to the Wall”, los cinco músicos devuelven los saludos y muestras de afecto de un público búlgaro que no ha escatimado en aplausos, vítores y gritos durante las más de dos horas de concierto.

Arropados por el griterío monumental, mientras suena la outro “Stillness of time”, Udo y los jóvenes músicos que le han acompañado en el escenario, se repliegan hacia el camerino para disfrutar de un descanso bien merecido y, por supuesto, asumir la grandeza de lo que acaban de hacer… Un gran directo, de nuevo en tierras búlgaras, pero con la magia especial de haber sido el único directo de todo 2020 que han podido llevar a término.

De nuevo, U.D.O., pero en particular Udo Dirkschneider, nos demuestra su maestría sobre el escenario, la pasión y entrega de las que hace gala en cada uno de los temas que interpreta. Y, una vez más, el veterano alemán deja patente que ha sido, es y será la VOZ del metal, como mejor sabe hacerlo: cantando a pleno pulmón ante su público y con su “Metal Heart” latiendo con más fuerza que nunca.

¡Qué grande eres Udo!

Daniel Ortega Del Pozo

 

ENGLISH REVIEW

 

At this point in life, for any heavy music lover, little or nothing can be added about the VOICE of metal, that is, Udo Dirkschneider. He has been, is and will be an icon of this musical genre that we are so passionate about, those of us who, on a daily basis, enjoy music that stands out from other styles.

Given the situation caused by the global pandemic, many groups have been forced to stay in the dry dock, unable to perform for their fans. But no matter how black the outlook looks, there is always a nail to hang on to, even if it is burning, because artists are stage animals and they need to get on stage like breathing. And one of those mythical artists, Herr Dirkschneider, is someone who does not hide his emotions every time he steps on stage. I have had the privilege of meeting him in person and sharing unforgettable moments backstage on several occasions. I can assure you that the Udo who goes on stage has nothing to do with the Udo who patiently waits for the show to start and sweeps the audience with his voice from the first row to the last one of his concerts. The German, who is almost 70 years old, never ceases to amaze us on each tour with his attitude on stage, his humility and his good work as a musician.

«Live in Bulgaria 2020: Pandemic Survival Show» is a perfect reflection of what the feisty singer from Wuppertal, Westphalia, can do on stage. Presented in various formats, CD, DVD, Blu-Ray and vinyl, U.D.O.’s new live album features a total of 24 tracks (plus a closing outro) that will not leave anyone who has the opportunity to listen to it indifferent.

After the last changes in U.D.O., the multinational formation, but with German roots, «greased» the new incorporations, seems a real steamroller once the chords of this live set start to sound. The rhythmic base is in charge of drummer Sven Dirkschneider (son of Udo Dirkschneider) and bassist Tilen Hudrap (Slovak with an impressive curriculum behind him, as he has played in bands like Pestilence, Paradox, Vicious Rumors or Testament, among others). On guitars we find the Russian Andrey Smirnoff (member since 2012) and the German Fabian Dee Damers (incorporated in 2018 with the very difficult task of filling the big gap left by Kasperi Heikkinen -veteran Finnish shredder, now in Beast in Black and Merging Flare- and that, little by little, is achieving to the surprise of the public). 

Once we press «play», our ears pick up the power and energy displayed by U.D.O. in front of a totally devoted Bulgarian audience. This is not the first live material that the band offers us from Bulgaria, they already recorded in 2012 the «Live in Sofia» which, as anyone can see, has nothing to do with this great album. The production that we can appreciate is far superior in all aspects, even in the staging, impressive, no more and no less than the famous amphitheater of Plovdiv. 

He kicks off the album with two thrashers like «Tongue Reaper» and «Make the Move» from his 2018 album «Steel Factory». Without allowing the crowd a single second of rest, Udo himself announces that a classic from his former band, Accept: «Midnight Mover», will be played next, to general delirium. The desire to get on stage of the five musicians that make up U.D.O. is evident when Udo’s voice rips the air with the rage that characterizes the Germanic.

Without lifting the foot of the accelerator and without any truce, the first chords of «The Wrong Side of Midnight» (one of the most powerful songs of the album «Mastercutor») begin to sound. The bombshell is overwhelming, the rhythmic base is demolishing and the guitars are the sharpest that we are going to find in the whole live show. 

With the feeling of having been punched in the face, the energy of «The Wrong Side of Midnight» fades away to move on to two other mythical songs of the band. I’m talking about «Independence Day» (from the album «Solid», 1997) and «Metal Machine» («Steelhammer, 2013). Two authentic metal avalanches that I, for one, have enjoyed from the first listen. I recognize from these lines that the execution of the solo of «Independence Day» (one of my favorite songs of the band), by Fabian Dee Damers, has pleasantly surprised me, because the energy and passion with which Jürgen Graff recorded it back in 1997, has returned to resonate in my ears with some personal touch that the new guitarist of U.D.O. has given it.

We move on, after so much intensity, to a half-time like «Rose in the Desert», where we can delight ourselves with a soothing beginning thanks to the sensitivity that Andrey Smirnoff prints on the six strings, a true machine of making metal, but also of interpreting melodies with the fluency of a true master of the guitar.

The audience stands up, and not for less, to receive the opening bars of «Vendetta», another half-time that the band performs brilliantly while Udo walks the stage from one end to another to seek the complicity of the public. The backing vocals of the string section, Smirnoff, Damers and Hudrap, resound in the amphitheater. The latter, like a steamroller, tramples the boards letting himself be carried away by the forcefulness of the theme. 

Without even leaving time for applause, the chords of a song from the album «Steel Factory» sound again with overwhelming power. Time for «Rising High» where the musicians, unleashed, get carried away by the good vibes transmitted by this anthem of the new era of U.D.O. So much so that Smirnoff and Damers, each located at opposite ends of the stage, exchange their places after fleeting runs on the stage. The double melody that accompanies the before and after the main solo of the song is remarkable.

We arrive at the middle zone of the live show, where the whole band disappears from the stage except for Damers, who surprises us with a guitar solo that in the album is called «Prologue – The great Pandemonium». A delight for the ears thanks to Damers, a guitarist capable of covering such complicated pieces as «Sea of Madness» by Symphony X (as he has shown us on his YouTube channel). 

Just when Damers concludes, Udo appears on stage to embrace the young German and, between them, mark the beginning of, perhaps, the greatest ballad ever created by the band: «In the Darkness». Watch out for the execution of the solo… Except for a couple of «deviations»… It borders on perfection. And that is not easy to emulate the master who composed it: Mathias Dieth, the original guitarist of U.D.O. The applause and recognition of the audience after hearing the final chords, simply speaks for itself… «U.D.O.!!!, U.D.O.!!!, U.D.O.!!!». Anyone who has attended a concert of the band, knows for sure the magic that surrounds this theme.

We continue with some peace and quiet. Another ballad. «I Give as Good as I Get» sounds brilliant on stage in Bulgaria. The German band’s endearing song reaches the ears of the audience who, time and again, sing the chorus along with Udo himself. The Damers solo, originally composed by Igor Gianola, makes everyone’s hair stand on end. Fantastic.

Once again, very familiar melodies sound for the audience. It’s time for «Princess of the Dawn», Accept’s classic, which is received with pleasure by each and every one of the attendees. Little or nothing to add about the reception of the audience, standing and chanting from the first second in which Damers starts alone to, later, receive the support of Smirnoff who joins the download of this classic of the ’80s. Great complicity shown by the Russian and the German. Then, simply, the madness is unleashed in Bulgaria. The rhythmic base in charge of Sven and Hudrap sweeps every square centimeter of the amphitheater. Udo’s voice, above strings and percussions, booms with authority… Princess of the Dawn!!!

With no chance for the audience to catch their breath, we continue in the past, this time in the early ’90s to, after a thunderous introduction by Sven, listen to the unmistakable chords of one of the greatest hits composed by the band: «Timebomb». Technical, fast and catchy piece belonging to the homonymous album recorded in 1991. Another of the brilliant compositions created by the master Mathias Dieth sounds almost 30 years later in Bulgaria with an uncontainable ardor. The solo executed by Damers, again, almost borders on perfection. Yes, it’s clear, Dieth is Dieth and Damers is Damers, each one has his own style, but Damers, once again, leaves more than one jaw-dropped with his skill.

The audience takes a break for a few minutes to attend two solos. The first one, on drums, by Sven Dirkschneider. The son of the VOICE of metal delights us with his expertise at the drumsticks. And no wonder, because although for many he may be a great unknown, Sven has learned from one of the best (Stefan Kaufmann -Accept-) and has been a drum technician for years, he even had the opportunity to replace the legendary Saxon drummer for a few concerts when Nigel Glockler was «out of service» due to illness in 2015. Impressive the evolution of Udo’s son who, in the middle of the solo, does not hesitate to take the mic and interact with the audience until, shortly after, he introduces bass master Tilen Hudrap. The Slovakian starts with a finger-picked solo, with which he gets the audience in his pocket from the first moment. Complicated work of the one who came to replace the charismatic Fitty Wienhold and who, in Bulgaria, has more than proved to be at the height of what is demanded by the U.D.O. military.

After the applause, the full band appears on stage to perform two recently created songs such as «Hungry and Angry» and «One Heart one Soul», catchy and dynamic so that no one stays still in the seat they occupy in the amphitheater.

We reach the final stretch of the live show. The pre-recorded base of «Man and Machine» resounds to the delight of those who, on the spot, recognize what is about to come upon them. Sven begins to hit the timpani with the singular beat that characterizes this half-time that takes us back to 2002. Once again, the steamroller «made in U.D.O.» works at full capacity.

It’s time for the classics. Five in total. Two from U.D.O. and three from Accept.

Udo, standing in front of the devoted Bulgarian fans, decides to take a break. A necessary stop on the way, because they have been unloading metal left and right for quite a while now. He confesses to the audience and assures that the night is being very special for the band, but that, as he intuits, it will also be special for the audience. After asking them… Do you want more? He announces what will be the next big hit and, by the way, one of my favorite U.D.O. songs: «Animal House», a track taken from the first album, with the same title, which dates back to 1987. «Animal House,» if anyone has never seen U.D.O. live, is synonymous with insanity. Chest-thumping rhythm base without concession. Electric guitars that roar wholesale. A duel of solos of those that mark epochs. And, how could it be otherwise, Udo lets himself go as if he were a fifteen year old kid in his first concert. Epic moment. 

Then «They Want War», also from 1987, is played, with an intro chanted by the whole audience in unison. What follows is simply magical. The half-time, perhaps one of the most singular of the band and the one that was their first video clip, starts from the audience some choruses that must have been heard that night from the capital of Bulgaria, because… «They are blind and they can’t fight… The want war!!!» Very great Smirnoff in the interpretation of the solo composed, in his day, by Mathias Dieth, and the final «added». Apotheosic.

The night concludes with the three Accept classics that any metal fan recognizes, whatever their age and wherever they come from. «Metal Heart», «Fast as a Shark» and «Balls to the Wall». The audience went wild, chanting the choruses as if there was no tomorrow. And no wonder, because the execution of the songs is brilliant. In addition, to the surprise of those who still don’t know him, the Russian Smirnoff gives us a brilliant interpretation of the solos, authored by Wolf Hoffman (Accept) of whom he has been a devoted admirer since his childhood. If the reader of this review closes his eyes while listening to any of the three songs, he will be immediately transported back to the ’80s. Priceless the «escape» of the Russian, guitar in hand, making it roar again and again, to the top of the amphitheater, just above the stage, where he gives us some classic melodies to the delight of the audience.

At the end of the last chords of «Balls to the Wall», the five musicians return the greetings and signs of affection of a Bulgarian audience that has not spared in applause, cheers and shouts during the more than two hours of concert.

Surrounded by the monumental shouting, while the outro «Stillness of time» is playing, Udo and the young musicians who have accompanied him on stage, retreat to the dressing room to enjoy a well-deserved rest and, of course, to assume the greatness of what they have just done… A great live, again in Bulgarian lands, but with the special magic of having been the only live of all 2020 that they have been able to carry to term.

Once again, U.D.O., but in particular Udo Dirkschneider, shows us his mastery on stage, the passion and dedication he displays in each of the songs he performs. And, once again, the German veteran shows that he has been, is and will be the VOICE of metal, as he knows best: singing at the top of his lungs in front of his audience and with his «Metal Heart» beating stronger than ever.

How great you are Udo!

Daniel Ortega Del Pozo

 

 

 

SETLIST:

1. Tongue Reaper
2. Make The Move
3. Midnight Mover
4. Wrong Side Of Midnight
5. Metal Machine
6. Independence Day
7. Rose In The Desert
8. Vendetta
9. Rising High
10. Prologue: The Great Unknown
11. In The Darkness
12. I Give As Good As I Get
13. Princess Of The Dawn
14. Timebomb,
15. Drum Solo
16. Bass Solo,
17. Hungry And Angry
18. One Heart One Soul
19. Man And Machine
20. Animal House,
21. They Want War,
22. Metal Heart
23. Fast As Shark
24. Balls To The Wall
25. Outro (Stillness Of Time)