THE ANSWER – Solas (2016)

Tras haber publicado un excelente quinto álbum, The Answer parecían haber encontrado el lugar perfecto desde el que hacer música. Más guitarras, más melodías, nuevas texturas y una producción nítida eran pilares robustos para seguir construyendo una carrera con altibajos pero siempre a un nivel de primera categoría. La banda de Cormac Neeson no es de las que hacen dos discos iguales, y en su sexto trabajo han optado por explorar donde parecía que no había nada. “Solas” es un compendio de desechos de aquí y allá, una colección de temas que no terminaban de encajar en ninguno de los trabajos anteriores, recogidos aquí no como una recopilación de rarezas, sino como un trabajo con entidad y estilos propios. Un error probablemente, porque “Solas” suena generalmente disperso e inspirado sólo a ratos.

Tras dos adelantos que vaticinaban oscuridad e introspección, las expectativas que rodeaban a “Solas” eran altas. Su anterior trabajo, “Rise a little hell”, no convenció a todo el mundo por igual, y la revuelta sónica que parecía que iban a llevar a cabo podía traer muchas alegrías. Al menos, traería algo distinto. En ese sentido, sí, “Solas” cumple con su cometido, porque no se parece a casi nada de lo que los irlandeses habían publicado hasta la fecha. El tema de apertura y su continuación, “Beautiful world”, son dos excelentes piezas alejadas del rock and roll clásico y macarra que han venido haciendo, donde predominan la oscuridad, las atmósferas turbias y los tonos menores. 

Y, aunque la variedad estilística se impone a lo largo del álbum, la calidad no lo hace de forma uniforme. Hacer música estilísticamente variada es una empresa arriesgada que, cuando está bien llevada, trae muchas alegrías. Cada canción puede esconder un mundo en su interior, cada nuevo repaso del disco es una nueva interpretación del conjunto, y no hay suficientes escuchas para desentrañar el espíritu general del álbum. Sin embargo, cuando no se hace de forma exitosa, el resultado es un disco como “Solas”: inconexo, con claroscuros, sin un hilo conductor que pueda agarrarse con claridad. 

Quizá por eso, el álbum suena a música descartada, a baúl donde cayeron algunos buenos temas (“Being begotten”, “Untrue colours”), otros curiosos (“In this land”, “Thief of light”), y alguno directamente prescindible (esa cosa pop llamada «Battle cry” y sus coros ramplones). Dos o tres de ellos pudieron sin problemas formar parte de sus discos anteriores (“Demon drive man”, la propia “Solas»), pero algo las dejó fuera. Nunca es mal momento para recuperarlas, aunque el contexto importa: tras una sección intermedia en la que destaca (por lo bajo) «Battle cry», se hace muy difícil recuperar el hilo, a pesar de algunos buenos temas aquí y allá.

Salva cualquier mueble el sonido patentado por la banda, reconocible gracias a esa voz carrasposa de Cormac, que pone algo de coherencia en unos temas estilísticamente variados, y dos o tres solos (en el tema que titula el disco o en el que lo cierra, «Tunnel») que se pegan fácilmente en la cabeza. Revoloteando por encima de casi todo el disco están también los arreglos típicamente irlandeses, la percusión, las guitarras acústicas, e incluso una colaboración con la cantante Fiona O’Kane en “Real life dreamers». Un toque interesante que, sin embargo, no consigue enganchar ni dotar al álbum de personalidad propia y duradera.

Solas es un valle, unas montañas y un hoyo muy profundo, lo más oscuro y lo más brillante de la carrera de The Answer, todo empacado en once canciones que ni hastían ni te hacen vibrar. Las dos cosas y nada al mismo tiempo. Demasiado para entender como un todo. Pero ésta no es la nueva dirección de The Answer. No ha habido reciclaje ni punto de inflexión, sólo un tonto jugueteo con sus instintos, que no siempre son acertados. Disco para olvidar y reivindicar en unos años.