Pocas cosas podrían hacerme más ilusión que estrenarme en el mundo de las críticas de discos, y además, empezando con la continuación a un disco que fue posiblemente uno de mis Top 3 del 2015. Metal Allegiance vuelven a reventar la escena con un segundo disco tan brillante y demoledor como el primero… ¡O quizás más!
Por si alguno no les tiene controlados… Grupazo (mejor que el manido “super-grupo”) con el mítico Mike Portnoy (Dream Theater, The Winery Dogs…) a la batería, el gran Alex Scholnik (Testament, Trans-Siberian Orchestra…) a las guitarras, Dave Ellefson (de mis adorados Megadeth) al bajo y un menos conocido Mark Menghi al bajo, la composición y llevando un poco los hilos en la oscuridad. Con estos mimbres está claro que el nivel musical será altísimo ayudado por una producción brillante y contundente.
Como hicieron en el primer disco, a este grupo de amigos, como ellos dicen, se les unen algunos de los mejores cantantes de la escena para dotar a cada canción de un punto diferente. Y es que aquí no se sabe qué es primero: si el huevo o la gallina. Si las canciones las escribieron pensando en el cantante o es que el cantante le da un punto tan personal a la canción, que la hace suya. Por aquí pasan míticos como Bobby Blitz (Overkill), Mark Tornillo (Accept), Mark Osegueda (Death Angel), Max Cavalera (tantos…), John Bush (Armored Saint y ex Anthrax) y algunos de los mejores de los más actuales, como Troy Sanders (Mastodon), Johan Hegg (Amon Amarth), Floor Jansen (Nightwish).
Empezamos!!!!
Cómo no podía ser de otra manera teniendo a Scholnik y Ellefson, lo que manda es el Thrash metal a la americana. Pero para nada es un disco lineal, y es que se mueve muy bien por diversos estilos, haciéndolo realmente entretenido y sobre todo… con muy buenos temas!!!
Dentro de la línea más netamente thrashera:
“The Accuser”, primer tema, entra a toda velocidad, muy cañero con sus dobles bombos y recordando a los mismos Testament e incluso, por momentos, a Slayer. Trevor Strnad, de Black Dahlia Murder, es quien le da un puntito más actual y chillón.
Destaca “Mother of sin”, cantado con garra y maestría por Bobby Blitz, quien demuestra que a día de hoy, es uno de los mejores vocalistas de Thrash. El tema es muy rápido y contundente, funcionando de maravilla.
“Impulse Control”, interpretado por Mark Osegueda (con la de años que lleva y se sale por todos los lados), suena bien al principio pero con sucesivas escuchas se convierte en un temazo Thrash de mucho cuidado. Guitarras rápidas, aplastantes, solos vertiginosos… Con un estribillo más efectivo no quiero ni pensar lo que hubiese pasado.
En una línea también muy contundente pero menos acelerada, “Bound by silence”, cantado por John Bush, suena a los discos que grabó con Anthrax. Portnoy hace un gran trabajo a la batería, denominador común en todo el disco, con unos dobles bombos muy guapos…
En una onda más expeditiva y menos concreta:
Uno de los temas que funciona de maravilla es “Voodoo of the Godsend”, donde las voces de Max Cavalera y sus ritmos tribales aplastantes, te llevan de lleno a clásicos de Sepultura como Territory o Roots.
“Liars & Thieves” es de lo que más me ha gustado y sorprendido. Su inicio y posterior final de riffs que recordarán a unos Rammstein heavys, pesados… y en la mitad, se desmelenan con unas guitarras supersónicas, casi sonando a aquellos Megadeth primigenios. Curiosamente aquí, la voz de Troy Sanders, no suena para nada a sus Mastodon y hace un trabajo muy destacable.
Bajando revoluciones, nos damos de bruces con otro temazo, esta vez orientado más hacia el heavy metal: “Terminal Illusion”, muestra a un Mark Tornillo en plena forma. Portnoy lleva el tema en volandas con unas baterías muy curradas y diferentes. El estribillo melódico y las guitarras geniales, una vez más… Un temazo de auténtico heavy metal!!
“King with a paper Crown”, donde tenemos a Johan Hegg deleitándonos con las típicas voces guturales que usa en Amon Amarth. Entra muy bien, demasiado, como las tres primeras cervezas que nos incitan, con canciones así, a rompernos el cuello…
Terminan el disco con el tema que da título al disco, “Power Drunk Majesty”, que dividen en 2 partes. La primera la canta Mark Osegueda, de nuevo, y recordando a los añorados Pantera, casi nada. El trabajo de Scholnik es impresionante otra vez…
Bajan las revoluciones para enganchar con la segunda parte, que es de largo, el tema más diferenciable del disco. Aquí Floor Jansen, se adueña del corte y nos regala un momento precioso de heavy melódico más “a la europea”, con unas líneas vocales impresionantes… El típico tema que se te queda y te encuentras cantando luego por ahí… Las guitarras aquí tienen unas texturas muy chulas, que suenan a los trabajos que hizo Bruce Dickinson en solitario, con Roy Z. Subrayo: ¡Temazo!!
Mucho thrash, unos músicos impresionantes que dan una lección de maestría, temas variados dónde cada cantante imprime su sello haciendo que el disco, de casi 1h, se pase volando, dándole una vuelta, otra vuelta… y otra… y otra…
Si ya en un par de temas, hubieran conseguido algún estribillo efectivo, matador, hablaríamos, para mí, de un disco casi perfecto para los amantes de este género.
Iñigo Metalson (The Lux Team)