LEYENDAS DEL ROCK FESTIVAL 2014
7,8 y 9 de Agosto 2014, Villena (Alicante)
Texto: Mayca Cruz y Fotos: Mercedes Fernandez
EL FESTIVAL
Se han cumplido nueve años desde el nacimiento de una iniciativa que el empresario, Marcos Rubio, llevara a cabo con el visionario nombre de Leyendas del Rock: el festival murciano que comenzó con un modesto presupuesto, siendo un mero cartel de bandas nacionales de Heavy Metal y que con el tiempo ha pasado a convertirse, en las últimas ediciones, en uno de los eventos musicales de mayor trascendencia que tiene lugar en nuestro país dentro, eso si, del panorama roquero. Este es el tercer año consecutivo que la organización, “Sufriendo y Gozando” ha optado por la localidad de Villena, en el interior de Alicante, para asentar los escenarios y demás instalaciones, aprovechando un bien dotado Pabellón Municipal de Deportes por cuyo campo de césped han pasado- y pisado – en esta ocasión, más de diez mil personas provenientes de toda España.
Celebrado entre los días 7, 8 y 9 de Agosto, la novena edición del Leyendas del Rock 2014 ha concebido un cártel heterogéneo donde se ha primado la elección de tres bandas con un marcado gancho y atractivo para sectores diferentes de los amantes del heavy metal, lo que garantizó la asistencia masiva de un gran número de fans. Para ello, se les reservó la franja horaria más cómoda de cada velada, justo en medio del resto de actuaciones, aproximadamente sobre las 22.30h. Para la primera noche, día de asistencia gratuita fuera de abono, el reclamo principal eran los sevillanos MOJINOS ESCOZÍOS, quienes convocaron allí no sólo a sus múltiples fans sino a un nada desdeñable número de lugareños de todas las edades y condiciones (familias con hijos pequeños, parejas de jubilados y juventud de todas las edades). Para el viernes 8 los cabeza de cartel eran los americanos W.A.S.P. que regresaban a nuestros país dos años después de su gira 30 aniversario. Y para el sábado, los aclamados VOLBEAT, banda procedente de Dinamarca, cuya meteórica carrera les ha convertido en uno de las formaciones más esperadas por el sector más joven del público.
Si bien podríamos considerar que el Leyendas es un bastión desde el que multitud de formaciones nacionales proclaman sus himnos más celebrados, la edición de este 2014 ha repartido por igual el elenco entre bandas provenientes de distintos países europeos cuyas propuestas musicales van desde el heavy metal clásico, power metal, thrash metal, death metal, folk metal, hard rock o metal cristiano. Como también venía siendo habitual en ediciones pasadas, Leyendas dio cobertura a esas bandas tributo nacionales y de versiones de otras formaciones legendarias cuyos temas clásicos se escucharon para goce de aquellos que las echaban de menos. Hemos de destacar la calidad absoluta de la mayoría de artistas, muchos de los cuales han competido, en igualdad de condiciones, con los llamados “cabezas de cartel” puesto que un buen número de bandas estaban entre las preferencias de un amplio sector de los asistentes. Un espectro de propuestas que han satisfecho a la mayoría y han podido celebrar aquellos otros sectores algo más minoritarios de la escena metalera.
Un festival que es difícil resumir pero si muy recomendable vivir de primera mano. Y como el tiempo ha pasado y el Leyendas del Rock ha terminado, aquí está la crónica que os permitirá rememorarlo, pasando por el filtro de una servidora que ha tenido el buen talante de soportar las altas temperaturas, el sol de justicia y las irrefrenables ganas de pasarlo bien sin restar la atención que merecen los artistas que allí nos visitaron. En definitiva, sufriendo y gozando, un lema que para el personal de la organización del Leyendas es un hecho pero que contagió a quienes fuimos con el firme propósito de dejaros constancia de los acontecimientos vividos a través de nuestras webs, prensa y medios de comunicación.
Se me ocurrió, dado que había de poner los cinco sentidos en el desarrollo del festival, que canalizar mis impresiones a través de los mismos marcaría un punto diferencial sobre la costumbre habitual. Vamos pues a darle la vuelta al asunto y comencemos valorando lo que vimos, para seguir con lo que escuchamos, lo que olimos, lo que degustamos o lo que llegamos a tocar. Y dejemos pues que los sentidos nos guíen ya que éstos, como ninguna otra cosa, consiguen impregnar el recuerdo de las vivencias más significativas. Dejaremos para el final aquellos aspectos críticos que nuestro sentido común nos obliga a señalar y daremos algunas pinceladas sobre lo que la intuición y el sexto sentido nos sugiere sobre cómo planea el futuro de este gran evento musical.
VISTA: Lo que vimos en el Leyendas (Instalaciones y Organización. Momentos escénicos) Y lo que no vimos.
El jueves arrancaba el festival y era el día en que la mayoría de gente se desplazaba a Villena para acampar, dirigirse a sus alojamientos hoteleros y hospedajes por todo lo ancho de la región colindante. Eran poco más de las siete de la tarde y me dirigí en coche, desde mi albergue de Banyeras de Mariola, en dirección al evento. Una larga carretera recta me llevó desde Biar hasta las mismas puertas del Pabellón Municipal de Villena, sin necesidad de atravesar toda la villa alicantina. A mi izquierda, asentadas en una llanura pedregosa inmensa y desprovista de vegetación, se encontraban las cientos de tiendas de campaña multicolores bajo un sol de justicia (compadecí a sus habitantes) mientras que, a mi derecha, un edificio de hormigón acristalado daba la bienvenida a decenas de personas que caminaban por los arcenes y cruzaban el paso de peatones desde el lado del camping hasta las zona de control de acceso. Guardias urbanos y personal de seguridad uniformado dirigían el flujo de coches y de gente, respectivamente. Una emoción singular y reconocible me embargó: ¡Estoy en el Leyendas!
Cuando se acude a un evento de la magnitud de un Festival como el Leyendas de Rock es bueno dedicar un tiempo previo a echar un vistazo a todo el recinto: familiarizarte con las diferentes zonas, comprar la moneda local, visitar los stands del merchandising, hacerte con el horario y recalcular el modo en que vas a distribuir tantas bandas, a la vez que organizas mentalmente la secuencia de movimientos para desplazarte de un lado a otro, ganando tiempo y disfrutando del ambiente.
Parking: zona señalizada como aparcamiento de acampada. El resto, dejamos los coches en los arcenes de ambos lados de la carretera. No hubo ningún problema por ello…hasta el final del último día.
Accesos: unas casetas prefabricadas a la izquierda de la cuesta de entrada hacían de taquillas. Allí entregué mi entrada de ticketmaster y la canjeé por su correspondiente entrada a todo color y me colocaron la pulsera roja bordada identificativa. Sin colas, sin agobios. Cogí un horario desplegable.
Controles: los consabidos cacheos forman parte de las medidas de seguridad, con personal mixto, amable y profesional. Nunca observé saturación o malestar en los controles.
Atención médica: a la entrada se encontraba un equipo de protección civil y cruz roja. Había que asegurarse de que estaban bien visibles.
Zona de cargas para móviles y taquillas: un gran acierto disponer de pequeños casilleros bajo llave para cargar las baterías de móviles y cámaras, con una pareja de asistentes controlando. Dos horas, dos euros. Fianza de 5 euros.
Escenarios: dos grandes escenarios contiguos para alternar las actuaciones, el Jesús de la Rosa y Azucena, in memoriam, con sus rostros dibujados en una enorme banderola. Ante ellos, un campo de césped circunvalado por una pista de atletismo. La hierba impoluta,hasta que, al cabo de unas horas, se llenó de basura. En otra área más alejada, a dos minutos de la pista principal, se hallaba el otro escenario cubierto, de menores dimensiones, el Mark Reale, con suelo de cemento y gradas a la izquierda. No había pantalla gigante lo que habría supuesto todo un acierto para mejorar la visibilidad de los dos escenarios principales.
Entarimado para personas con movilidad reducida (PMR): Felicidades a la organización por acordarse de las personas con discapacidad ya que es indispensable, en todo evento musical importante, que se instale una atalaya con rampa para usuarios en sillas de ruedas. Es necesario recordar, no obstante, que las PMR y sus acompañantes también se sientan en sillas normales (porque no ven, no oyen bien, no caminan bien…) ya que se ha de pensar en quienes van a pie pero estarían mejor sentados debido a sus limitaciones físicas o sensoriales.
Cambio de monedas: taquillas habilitadas para canjear el efectivo en moneda del festival, justo al comienzo del área de bebidas y refrescos. La moneda verde (1€) te daba para un agua, dos para una cerveza pequeña o refresco. La moneda rosa (5€) para los bocatas y maxis.
Zonas de restauración y bebidas: emplazadas en sectores diferentes, los precios eran correctos y asequibles. La comida se basaba en una variedad de bocadillos cárnicos habituales, hamburguesas, patatas fritas, kebabs y perritos calientes. No había puesto para vegetarianos o alternativas dietéticas.
Merchandising: el mercadillo consistía en una hilera de stands cubierto con una oferta de productos que iban desde las incontestables camisetas, parches y accesorios hasta figuritas de artistas, cuadros, discos de vinilo y Cds… Destacaría el puesto de New Rock, con su calzado roquero y accesorios de gran calidad, así como las piezas artesanas menos vistas, como los cuadros de discos de oro de diversas bandas. Un número correcto de stands aunque nada fuera de lo previsible en un festival español.
Baños –retretes: ubicados en zonas algo alejadas de la restauración pero no demasiado. Los había en varios sectores y en buen número. De noche quedaban a oscuras y con escasa visibilidad para comprobar su estado.
Zona de firmas: un stand a la derecha del escenario Jesús de la Rosa, justo al lado de la zona de entrada de prensa y fotógrafos que se dirigían al foso. Sin sombra habilitada para los que esperaban de día y a pleno sol.
Señalizaciones: salvo las relativas a Salida de Emergencia que estaba muy claras y visibles, el resto eran meros cartones y, en algunos lugares, no había indicaciones claras. Pasear por el recinto compensó la falta de información escrita bien diseñada.
Zonas de descanso: lateralmente a la pista de césped había un camino que conducía a una terraza con mesas y sillas bajo unos árboles y con servicio de restauración propia. Se podía comer allí algo más que bocadillos pero si no ibas hasta el lugar, ni te enterabas.
Fuentes de agua potable: sólo había una, inservible. Sin agua.
Fuentes de agua no potable: no había ningún sitio donde lavarse las manos. O no lo supe ver.
Papeleras y contenedores de basura: escasísimos. En un evento de estas características, a las pocas horas de empezar, el recinto era ya un vertedero lleno de papeles, platos de plásticos y vasos tirados en el suelo. Muy buena la idea de que el personal que recogiera vasos se les canjeara por bebida. Pero, indiscutiblemente, se hacían necesarias muchas más zonas para recogidas de desperdicios próximas a la zona de restauración.
OLFATO: sobre aromas y olores en el Leyendas
Este será un párrafo corto. Tal vez sea impepinable que llegado un punto de saturación de uso de los dispositivos sanitarios situados en diversos lugares del recinto éstos comiencen a emitir olores muy desagradables. No se si existe un mantenimiento regular de los mismos pero ya desde el primer día se notó que pasar por aquellas zonas resultaba un tanto nauseabundo. Tal vez, y como sugerencia para el futuro, alejarlos un poco de las zonas de restauración por aquello de que el aroma a salchicha a la brasa no se mezclara con la del pis metalero.
GUSTO: sobre degustaciones y disgustos en el Leyendas
Cierto que las zonas de restauración estaban muy bien distribuidas y había una oferta variada de bocadillos cárnicos pero me pregunto si las personas celíacas, diabéticas o vegetarianas tuvieron muchas opciones para llenar sus estómagos. Creo que es necesario considerar puestos de comidas con alternativas viables en estas condiciones, tal como he visto en otros festivales fuera de España. También, es menester recordar que, entre las bebidas, podrían incluirse algunos refrescos Light, sin azúcar, y algún zumo envasado.
Casi al final del festival el personal del puesto de bebidas no aceptaba moneda rosa, o sea, de cinco euros, ya que carecían de cambio en moneda verde. Eso supuso que mucha gente se quedara en los bolsillos con unos cuantos euros múltiplos de cinco, salvo que se precipitaran a consumir bocadillos o maxis de cerveza a tutiplén. ¿Dónde habían ido a parar las monedas verdes de un euro?
Y por último, el gran disgusto. Volver a mi coche aparcado en el arcén, al final del camping para comprobar, a eso de las 3.30 de la madrugada que la policía local se había dedicado a multar a todos los vehículos que aún quedaban. Suena a estrategia recaudatoria de la autoridad municipal porque, digo yo, si no estaba permitido el aparcamiento en el arcén ¿Por qué si se permitió durante la celebración de todo el festival?
SENTIDO COMÚN: Aplaudir el comportamiento general de los asistentes ya que en los tres días no hubo incidentes, ni peleas, ni actos vandálicos, ni nada que por asomo obligara a intervenir a las autoridades. Es un éxito que la comunidad roquera y metalera de este país de muestras de civismo y de sentido común, una vez más.
SEXTO SENTIDO: La intuición me dice que el cartel del próximo Leyendas, donde ya se ha confirmado la actuación de DORO, va a ser el más sonado y aplaudido de la historia de este festival. Entre otras cosas porque un décimo aniversario es una efeméride muy oportuna para subir el listón. Por tal razón, animar a los responsables y a la organización “Sufriendo y Gozando” para que pongan el mayor empeño en mejorar algunos pequeños detalles que hagan del 2015 uno de los años más exitosos de la historia de un ya legendario festival de heavy metal en España.
Muchas gracias a todos y hasta el año próximo.