Son quizás una de las uniones musicales más especiales y que mejor gusto me dejaron hace ya cinco años cuando editaron en 2010 aquel disco titulado “Kiske & Somerville”. El tiempo no corre sino que vuela y estos dos cantantes vuelven de nuevo con muchas ganas y energía. La fórmula que utilizaron cantando a dúo y por tramos uno y otro, sorprendió a muchos de nosotros y nos dejó muy satisfechos con la actividad compartida en canciones que aceleraban en melodía y estribillos capaces de captar la atención del más sordo. La historia se repite y de nuevo los aclamados cantantes han clavado un disco que aquí y ahora vamos a desgranar como buena declaración de amor por su música.
Él, Michael Kiske, está consagrado desde hace años como uno de esos cantantes que llegan donde muy pocos lo hacen. Su altísimo timbre de voz hace de sus canciones la evolución sobrenatural del recitado lírico y clásico adaptado al heavy más dinámico y estilizado. Ella, Amanda Somerville, es dulzura, clase y fuerza cuando entona sus partes cantadas. No creo que me quede corto cuando digo que ella encandila por lo blanco de su voz y por la elegancia que tiene cuando entona las melodías tan exigentes a dúo con Kiske.
Además de ellos, el disco ha sido grabado por unos verdaderos monstruos de la escena metalera europea. Son ni más no menos que Magnus Karlsson (guitarra y teclados) y Mat Sinner (bajo y coros). En la batería ha estado, una para mi desconocida, Veronika Lukesova que ha dado muy buena nota de su soltura con las baquetas. La producción ha corrido por cuenta de Mat Sinner y la mezcla del disco ha sido llevada a cabo por Jacob Hansen, quien ha trabajado para grupos del nivel de Volbeat, Amaranthe, Primal Fear, Pyramaze, Pretty Maids y Doro entre otros.
Una vez hechas las pertinentes presentaciones vamos a entrar en materia en lo que es y supone el segundo disco de la dupla Kiske & Somerville.
La entrada es con “City of Heroes”, el tema que da título al disco y supone también el primer sencillo del mismo. No caben así sorpresas negativas y es que con una presentación así dejan muy evidente que esto está hecho para el disfrute. Rápido y con una clase digna de elogiar, este tema quedará grabado en la memoria del oyente desde la primera escucha. El segundo tema es “Walk on Water”. Lo veo un poco meloso y espeso durante las partes cantadas de las estrofas aunque, para bien, sube de nivel en el estribillo que resulta muy acertado y que es maravillosamente cantado por los dos. Las primeras melodías del tercer tema son Helloween puro. “Rising Up” es nivel alto-avanzado y mete una marcha más en el devenir del disco. Muy buenas voces en la preparación de la canción hacia un estribillo perfectamente orquestado con unos samplers que dan un toque muy épico a la canción. La canción es sobresaliente en todos los aspectos.
“Salvation” es la cuarta canción y sigue con el listón muy arriba. Metal “opera” a la carta con los mejores ingredientes que se puedan grabar. No se puede obviar que los austriacos y teutones inventaron la clásica y esa grandilocuencia musical es algo congénito e inseparable. El siguiente tema es “Lights Out” y deja de nuevo la excelencia a la hora de componer y colocar a huevo todo en cada sitio para que la canción sea realmente buena. La orquestación que debajo del estribillo ha diseñado Magnus Karlsson con el teclado es genial. Tampoco es de mancos lo que éste hace en el solo de guitarra que hace de esta canción algo muy especial y excepcional.
El tema más flojo del disco es a mi gusto el siguiente “Breaking Neptune”. Es muy previsible en el inicio y tampoco mejora en su desarrollo que es lento y pesadote. Pasamos página y nos vamos a por otra canción. La séptima es “Ocean of Tears” y tampoco es para tenerla en cuenta. Las baladas son para Scorpions, amigos míos. A Klaus Meine y Rudolf Schenker sí que les salen bien… Me parece que a estos músicos y compositores que tocan con Kiske & Somerville les van más otras cosas y es en otros estilos donde son aventajados respecto a otros. Mat Sinner y Magnus Karlsson llevan en las venas el ritmo frenético y fuerte del metal alemán y si las revoluciones son otras el resultado no es lo apetecible.
“Open Your Eyes” es la muestra más fidedigna de lo que ellos, natural y maravillosamente, saben hacer. En esta canción nada es por casualidad. La idea de la canción está en la mente de Michel Kiske desde aquellos años compartidos con Kai Hansen y Michael Weikath. Es la perfección hecha música. Es el tanque alemán pisando y rodando seguro con una rotundidad aplastante. La canción vale un disco y será cantada por todos cuando la tengáis sonando.
Otro tema con el ramalazo de Helloween es “Last Goodbye”, aunque ciertamente no puedo ni debo dejar de lado la clara aportación e inspiración que la americana Amanda Somerville transmite en esta canción de su pasado en Avantasia y After Forever. Creo que es uno de los mejores del disco.
“After The Night Is Over” es un medio tiempo con detalles de balada que, en este caso, sí que es muy acertado. Resulta muy agradable y hasta el estribillo, que es pasteloncín, se deja escuchar con suma facilidad. Muy bonita canción sobre todo por el dueto del estribillo.
Estamos llegando al final del disco y el gran equipo que forman estos cinco músicos tiene todavía dos canciones más para descargar ante nosotros. “Run With a Dream” es típico dentro del esquema de Kiske y ciertamente no aporta mucho más que la facilidad de escucharlo cómodamente. Para acabar el trabajo tenemos “Right Now” que suena de lujo y resume muy bien los gustos del tándem Kiske & Somerville.
¿Qué supone este disco” ¿Qué nota le ponemos? ¿Merece la pena comprarlo? ¿Es malo, bueno o muy bueno? Podría responder a las preguntas una a una de manera incisiva pero tampoco me parece algo que realmente importe si es que has llegado hasta aquí en tu lectura de esta reseña. Creo que tu opinión la tendrás muy clara cuando te lo pongas fuerte, muy fuerte en tu Hifi. Hasta este momento piensa en lo que hicieron y lo que han podido hacer de nuevo estos experimentados cantantes y músicos.
Luis Maria Catediano