Permitidme que en esta reseña hable más de sentimientos que de riffs, de emociones que de voces o bases de ritmo. Pero es que de vez en cuando, te cruzas con grupos en los que las canciones te tocan la fibra emocional de una manera tan potente, que los instrumentos, en sí mismos, pasan a un segundo plano. A cada uno de los que amamos la música nos pasa con unos pocos grupos, y seguro que también habrá mucha gente que nunca habrá llegado a conectar de una manera tan profunda con ningún grupo. Lo siento por ellos…
A mí, en los últimos 15 años, la banda que más llegó a engancharme de esa manera, fueron los geniales ELDORADO. Les encontré por casualidad en 2012, cuando estaban presentando el fantástico “Paranormal Radio” y caí rendido a su rock setentero, traído con éxito a los sonidos más actuales. Por el camino nos dejaron 5 discazos increíbles, llenos de temas redondos de un rock atemporal. Discos donde, no es que no sobrara ninguna canción… es que no sobraba ningún minuto. Por eso, la noticia de su separación el año pasado, nos dejó a un gran grupo de fans, completamente huérfanos y sin consuelo posible.
Pero dicen que cuando se cierra una puerta, se abre otra. Y en este caso se abrió la puerta para que entrara el nuevo Rey. KING SAPO nacían dispuestos a retomar el trono del rock patrio, con una nueva propuesta de rock, refrescante y emocionante. Con un sonido muy orgánico donde todos los instrumentos tienen un papel principal, sin que ninguno quiera sobresalir de los demás. Todos sumando para crear un combo tremendamente efectivo. Lo digo como lo siento: Jesús Trujillo me sigue pareciendo el mejor cantante de rock clásico de España. Andrés Duende tiene el don de los grandes, de los que son tan buenos, que no necesitan lucirse. Javier Planelles es un batería estratosférico, con una pegada y un Groove, que realmente marcan la diferencia y nos recuerdan a los grandes baterías de hace 40 años. Se unen ahora a José Alberto Solís, un bajista con una trayectoria impecable, y que tras escuchar el disco, se entiende el por qué ha tocado en bandas como WYOMING, ULTIMA EXPERIENCIA, SCR…
El disco rompe de inicio con un “Niño gurú” enérgico y luminoso, que nos ofrece la salvación a través del rock: “Yo soy la luz, tú sólo un hombre… Soy el elixir, te voy a salvar de ti”. Tema muy rockero, con ya los 4 músicos desde los primeros compases, demostrándonos que esto van en serio y con un Jesús desatado al final. Continúan con “Hombre humo” subiendo aún más las revoluciones para regalarnos uno de los temas más cañeros del álbum. La base rítmica toma el mando, te atrapa y te hace irremediablemente mover las melenas. Si alguien no ha oído nunca a Javi aporrear los parches, entenderá mi comentario del inicio, tremendo batería! El tema tiene una parada a la mitad, y retorna de nuevo a toda pastilla con una cabalgada al bajo que te deja noqueado. ¡Este es de los que en el coche, ya le he “disfrutado” y cantado como se merece!
Toda la banda se vuelve a lucir, y de qué manera, con “Alguien como tú”, otro tema netamente rockero, dónde brilla el trabajo a la guitarra de Andrés, quien no necesita marcarse un solo a toda velocidad, para demostrar toda su clase, su elegancia y su potencia. Es un lujazo verle en directo como derrocha sentimiento y cómo se le van casi cayendo los riffs de los bolsillos. Tiene Duende!! Los coros en el estribillo, son tan sencillos, como efectivos. Por momentos Jesús saca hasta un poco de falsete en el estribillo! Otro tema redondo.
No todo es potencia rockera. Llegamos a mi tema favorito del disco, 6 minutos de puro disfrute. “Libre” empieza suave, con la voz de Jesús envolviéndonos, bien acompañado por su acústica. La letra rezuma tristeza, rabia, melancolía… “y hoy… me voy de aquí… con la mitad de nada…”. El tema va subiendo de intensidad a través de cada instrumento, con el bajo marcando y golpeando, con la batería gustándose, con Jesús sacando todo su rango vocal casi infinito y sobre todo, con un Andrés que es capaz de terminar el tema completamente on-fire, con un solazo lleno de intensidad y emoción, que te acaba desgarrando. Este tema, en el lugar adecuado (dígase en concierto o en un viaje de coche), me conseguirá emocionar profundamente muchas veces. Este tema ya vale el dinero del CD por sí solo.
Tras este meneo lo que más necesitamos es un buen bofetón de rock, que nos devuelva a la realidad del Sapo. “Lume” entra a fuego y es el tema más contundente del disco. Con unos sonidos de batería muy interesantes y unos riffs muy cañeros, algo oscuros, por momentos hasta heavys, recordando a unos BLACK SABBATH enfurecidos. Otro tema de diez, con unas melodías en las voces, muy rítmicas y potentes, que se me han metido en la cabeza y llevo tatareando toda la semana. El tema perfecto para no olvidar que aquí estamos hablando de ROCK.
Enganchan con 3 temas dónde el grupo mezcla la contundencia de su propuesta, con unos sonidos algo más experimentales, más psicodélicos y que huelen a que han salido directamente de los ensayos de la banda, dónde se habrán marcado sus buenas jams. “Insomnios”, “Afrodita Blues” y “Super Psycho”, seguro que son temas que en directo sirven para que la banda se extienda un poco más, se deje llevar por la magia del rock en directo y nos transporte a otros tiempos pasados dónde las jams instrumentales eran de lo más habitual. En el fondo, conociendo a la banda como la conozco, creo que este tipo de canciones hablan mucho de ellos como músicos, de su amor por la música de los 60-70. Y son canciones perfectas para sacar a relucir toda su tremenda calidad.
Cierran el disco, como ya nos acostumbraron en Eldorado, con un tema lento. La preciosa balada “Hablando con árboles” es una auténtica gozada. Llena de melodía, de sentimiento, de delicadeza… como perfecto contrapunto a tanto rock, tanta psicodelia. El estribillo de Jesús, dónde parece que le aúlla suavemente a los árboles, al viento, a la luna… me pone los pelos de punta. Te apetece tanto cantar los “uh…uh…”, que al final te arrancas y quedas retratado ante la dificultad de cantar así de bien… De nuevo Andrés nos regala unos solos llenos de emoción, sin querer lucirse, pero dotando al tema de una intensidad maravillosa. Qué manera de cerrar el disco! Es imposible no darle al play una y otra vez. Me da hasta miedo que de tantas escuchas, lo vaya a “quemar”, que con algún disco ya me ha pasado.
En definitiva, un álbum de ROCK con mayúsculas, dónde la banda no apuesta por un rock macarra y desenfadado, ni por uno lleno de laca y melodía. Aquí lo que reina es la intensidad, las emociones, la contundencia, la psicodelia… aquí reina el nuevo rey: ¡¡KING SAPO!!
Un disco que es un regalo que seguro que los amantes del rock clásico venerarán.
40 minutos que vuelan y que te hacen volar.
9 temazos que no conseguirás quitarte de la cabeza.
Gracias.