HEAVEN & EARTH: crónica (Bilbao, 12/07/2014)

HEAVEN & EARTH + Alain Concepcion
Sala Santana27 (Bilbao), 12 de julio de 2014
Crónica y fotos: Julen Figueras

El rock es cada vez más una cosa de salas medianas, y tiene quever, cada vez menos, con los conciertos para masas que todavía se dan en estadios. En una escena de la estupenda película El Protegido, el personaje de Samuel L. Jackson, marchante de arte gráfico, echa a patadas de su galería a un padre que busca un regalo para su hijo de cuatro años. El arte acaba prostituyéndose cuando se convierte en objeto de comercio para gente que busca no tanto el deleite supremo como el entretenimiento instantáneo. Lamentamos que el rock es cosa de minorías, pero al mismo tiempo es insoportable acudir a conciertos de estadio, donde los palcos son ocupados por ‘amigos de’, y la pista la abarrotan rockeros estacionales que acaban de salir de la oficina y mañana volverán a sus cuarenta principales.

Al concierto de Heaven & Earth en Bilbao no vinieron famosos ni figurantes espontáneos. Para bien y para mal, el espectáculo que presenciamos en la Santana27 tuvo el encanto de lo compartido por unos pocos. Cerca de cuarenta. Seguramente, el hecho de haber coincidido con varios conciertos en la misma ciudad y la escasa (y poco anticipada) promoción del evento contribuyeron a que una banda de por sí no muy conocida se encontrase una sala a medio llenar. Pero dio igual. Ya se sabe que las bandas profesionales se explayan igual ante ocho, ochenta u ochocientas personas, y Heaven & Earth fueron profesionales como los que más.
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El concierto tenía el aliciente añadido del telonero Alain Concepción, que sigue presentando su último disco, R. La noche iba a ser de hard rock, pero una pequeña dosis de pop y rock melódico encajó a la perfección para abrir la noche. El bizkaíno tuvo poco tiempo, pero lo aprovechó muy bien para dar un repaso a todos los palos que es capaz de tocar. La banda, que estuvo casi-improvisada para la ocasión, hizo un buen concierto de pop y rock melódico con algunas versiones de por medio, como el «Who’s Crying Now» de Journey que ya incluyó en su LP. Sin embargo, fue en los temas propios donde mejor se pudo ver la calidad del vocalista: temas como I Want to Live  fueron prueba de que se puede hacer buen AOR y West Coast en nuestras tierras. Alain no es el mejor vocalista, aunque sí controla su voz de forma maestra, y la aprovecha al máximo para llegar a tonos y texturas complicadas. Tampoco es un gran frontman, si bien deja claro que él es el artífice del proyecto, y guía a sus músicos como un buen director de orquesta. Y luego están las canciones, que no lucieron del todo, pero que tienen una categoría compositiva que hace que sea difícil ignorarlas. Ni siquiera la frialdad de una banda que necesitaba algunos ensayos adicionales impidió que el resultado final fuera satisfactorio. El rato que nos regaló Alain y su banda no fue suficiente para sorprender, pero sí para dejar entrever lo lejos que puede llegar un tipo que está en esto por amor a la música.
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Con escrupulosa puntualidad, Heaven & Earth salieron al escenario frente a un público que, de tan escaso, parecía exclusivo. Algo de exclusivo hubo, sin duda. El quinteto empezó potente pero frío con «Victorious», que abre ese disco imprescindible de 2013 llamado Dig. Con un sonido impropio de salas como ésta, la banda fue haciéndose grande progresivamente, y ya para el tercer o cuarto tema todos estábamos tan metidos en el show como los propios músicos. Uno a uno, fueron cayendo todos los temas de su último álbum, unas veces a dos guitarras, otras con Joe Retta a la armónica o a los bongos, y la mayoría de las veces en un combo a lo Deep Purple. Como ya es de sobra conocido, Stuart Smith toma prestado mucho de Ritchie Blackmore, desde el estilo musical hasta el aspecto físico, y la noche, estaba claro, iba a tener más de un guiño a la banda del hombre de negro. Smith se viste como Blackmore, se peina como Blackmore, y mueve la guitarra aquí y allá como él. Hasta las posturas dejan de ser casuales. Sin embargo, estábamos ahí para escuchar a una banda original que ya cuenta sus grandes canciones por puñados. Además de perlas como «House of Blues» (¿podía mejorarse la fabulosa ve rsión de estudio? Sí) o el single «No Money, No Love», cayó el purpleiano blues de «When a Blind Man Cries», también mejorada desde aquella versión incluida en el álbum que Smith tituló como su banda. Hacia la mitad del concierto, la banda estaba ya perfectamente engrasada, y la presentación de «Waiting for the End of the World» y «Sexual Insanity» marcaron uno de los puntos altos de la noche: pasajes de teclados y baterías rápidas mejoraron, una vez más, lo que parecía que no podía mejorarse.
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El concierto llegaba a su fin, sin embargo, y uno empezaba a preguntarse si realmente dejarían fuera canciones tan relevantes como «I Don’t Know What Love Is», «Heaven & Earth» o «Live as One». Parecía que no era momento ni lugar para los sonidos más melódicos, y la banda optó, en su lugar, por las canciones más rockeras. Pequeña decepción en un concierto que no pudo ser perfecto. Cuando ya sólo quedaban los bises, la banda ya había desgranado casi todo el Dig y, en lugar de rebuscar en su repertorio propio, se arrancaron con una rápida y potente versión de «Lazy», tan inesperada como celebrada, que hizo brillar a cada uno de los miembros de un proyecto cada vez más robusto. Como canción de despedida, otra versión: esta vez, del «Mr. Big» de Free, como para hacernos recordar que Retta puede, si quiere, con lo que le echen.
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En la noche en la que Heaven & Earth tocaron en la Santana27, la escasez se convirtió en virtud, y pudimos quedarnos con el recuerdo de un concierto tan espectacular como exclusivo. Nada de estadios, ni arenas, ni siquiera salas grandes. Todo a pequeña escala, salvo la calidad de unos músicos y unas canciones que nos transportaron a lo más dorado del rock y nos hicieron felices durante una hora y media.

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1 Comment

  1. Muy buena compañero. He vuelto a leerla, ahora que tengo algo más de tiempo, y me ha gustado mucho. Ya sabes que tenía mucha ilusión por ir y al final no pudo ser. raro que no tocasen el I Don’t Know…¿Tal vez por el tema de los coros femeninos?

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