Gary Hughes (TEN) es sinónimo de clase, finura y sensibilidad en el duro mundillo del rock. No carente de fuerza en sus temas y proyectos, sus señas de identidad son, en mi humilde opinión, su capacidad poética, su creatividad evocadora de historias y sentimientos y su dulce y personal voz. Es por ello que Gary Hughes no suena nunca a un estilo, a un grupo que podría estar entre un ramillete si te preguntasen; Gary Hughes, en cualquiera de sus proyectos, suena a Gary Hughes y lo hace estupendamente.
El músico británico ha firmado catorce álbumes con TEN, entre los que se encuentran algunos de los que más me han hecho disfrutar durante estos más de treinta años, y un excelente puñado de trabajos en solitario. Waterside, el séptimo, nace diez años después de Veritas, que fue el anterior. En este disco Gary se ha rodeado de sus compañeros en TEN Dann Rosingana (guitarra y bajo) y Darrel Treece-Birch (batería y teclados), además de las voces adicionales de Karen Fell y Scott Hughes.
Waterside es una obra redonda y variada. No esperes un disco que te vaya a sonar todo igual. Gary ha otorgado el protagonismo y su espacio a cada una de las canciones. Por supuesto que contiene la identidad más poética y melódica de Hughes, que se expresa con el piano en el primer corte, All At Once It Feels Like I Believe. Lo hace emocionándote desde el primer momento y evocando lo mejor de TEN, con ese timbre que sólo él maneja con tanta naturalidad y sin estridencias. Este primer tema va ganando decibelios sin perder clase y te deja a las puertas de Electra- Glide, que te cautiva desde el comienzo con sus efectos y su alegre melodía, que conduce a un estribillo brillante y perfectamente arreglado. Juntos, y con la guitarra de Rosingana, forman uno de los cortes con más personalidad de Waterside. Túmbate y disfruta de Lay Down, sus teclados, su guitarra y su energía contenida. Dann y Gary, mano a mano, te conducirán por una gran canción, con una alternancia de seriedad y alegría coral que me encanta y te encantará. Uno de los hitos de Waterside, sin ningún lugar a dudas.
The Runaway Damned se presenta con los teclados de Darrel Treece-Birch, a los que se une pronto la guitarra de Rosingana y la base rítmica. Pero es, como no, la voz de Hughes, con un toque USA, la que termina por configurar un tema melódico que trae a la memoria lo mejor del otro lado del océano. Es lo que tiene el poso de un cantante y compositor como Gary. Puede transitar del Pacífico al Atlántico y de la Edad Media británica a New Jersey, o a Central Park, en lo que tarda en sonar un corte. Precioso éste, por cierto. Screaming In The Half Light se apoya en la voz más grave del frontman para, junto con el piano, sumergirnos en los momentos más románticos y propiciatorios de Waterside, que llega a la mitad de su trayecto con brillantez.
Waterside, la canción, entra fuerte desde el principio con un gran riff compartido y una carretera polvorienta, que bien podría estar en Utah, pero también en los Monegros. Abre las ventanillas y sube el volumen; que el viento agite tu cabellera aunque entre algo de ese polvo. Te alegrarás con el solo de Rosingana, también muy American style, y los conejitos que se alejan de la carretera no creo que se quejen a las autoridades. Oh yeah! Ahora viene Video Show y lo hace en serio, con un riff importante y una melodía marcada por los instrumentos sin necesidad de la voz, en un primer momento, porque luego se une y lo hace para seguir exactamente su línea. Excelente recurso que Hughes domina y otorga una fuerza al mensaje musical difícil de conseguir de otra forma. El tema lo agradece y le devuelve el gesto constituyéndose como un grande entre grandes.
Guitarrazos para salvar mi alma; no es una mala solución. Save My Soul reparte algo más que estopa de la buena, yendo del lado oscuro al melódico sin complejos, sin solución de continuidad y con una composición estupenda, en la que la guitarra y las voces son las protagonistas, porque el resto está donde debe. Muy destacable el trabajo de producción, en este tema y en todo el álbum. Lo cantarás desde el segundo estribillo y te pondrá mucho, pero mucho mucho. Y, ahora que has salvado mi alma, sedúceme y condéname otra vez si quieres con Seduce Me. Esto es así y su fuerza parece que nos conduce a ese diablillo que todos llevamos dentro y pide salir de vez en cuando. Sabes que tienes que seducirme, dice, y lo hace con su composición excelentemente hilada e interpretada. Una seducción más rockera de lo que puede que esperases, pero que era lo que yo necesitaba, de la mano de la guitarra de Dann Rosingana.
Con When Love Is Done, Waterside se despide como comenzó; con lo más sensible, y hasta melancólico, de la caja de las esencias de Gary Hughes. Es triste cuando el amor se acaba, pero hay que aceptarlo, porque no queda otra. Lo mismo ocurre con este gran trabajo que se va por la puerta grande. Esta orilla, que es Waterside, no separa; une a través del lenguaje universal que es la música, el rock; un lenguaje que Gary Hughes crea, disfruta y maneja a su antojo y para nuestro deleite.
Toño Martínez Mendizábal