I’m a man on a mission: tratar de conseguir que mis amigos de Rock Angels no pasen por alto este fantástico disco.Viendo que la review me ha quedado demasiado larga, para variar, y que muy probablemente este sea un disco que a priori no capte la atención de mucha gente, he decidido empezar por el final y dar un primer veredicto en el primer párrafo. Si te gustan los Judas Priest de los años 80 y el Heavy Metal de corte clásico en general, escúchalo; no pierdes gran cosa por probarlo y a lo mejor me lo agradeces eternamente 😉
Prólogo:
¿Quién diablos es James Durbin? Nacido en 1989 en la soleada California, James Durbin adquirió cierta fama en Estados Unidos hace unos 10 años como participante de la décima edición de American Idol, en la que llegó a las rondas finales, quedando finalmente en cuarta posición.
Ya se sabe que en estos programas uno canta lo que le dicen que cante. Pero, como pista, decir que en una de sus apariciones en las rondas preliminares, en la que cada aspirante sí podía escoger que tema interpretar, el muchacho se lanzó a por el clásico de Judas Priest, You’ve Got Another Thing Coming. Además, como colofón a su participación en el programa, en la gala final, reservada a los 3 mejores participantes, y pese a estar ya eliminado del concurso, apareció cantando a dúo junto a la propia banda británica, los clásicos Living After Midnight y Breaking The Law, cumpliendo así su sueño de compartir escenario con Rob «The Metal God» Halford.
Después de su participación en American Idol, James Durbin publicó varios discos, básicamente orientados al modern rock, que diría pasaron sin pena ni gloria. Aunque el primero de ellos, a rebufo de su participación en el concurso, llegó a debutar en el Billboard.
A principios de 2017, Durbin fue anunciado sorpresivamente como el nuevo cantante de los míticos Quiet Riot, con los que publicó los discos Road Rage (2018) y Hollywood Cowboys (2019) –discos que reconozco que a mí no me dijeron gran cosa–, para justo después de su publicación, abandonar la banda pocos días antes de que saltara a la luz la tremenda enfermedad de Frankie Banali.
Y ahora, en pleno 2021, James Durbin lo intenta de nuevo. Esta vez con un disco de auténtico Heavy Metal de sabor ochentero, que yo creo que os va a dejar a más de uno con la boca abierta a poco que le déis una oportunidad. La verdad es que este chaval, a sus treinta y pocos años, ha pegado ya mil tiros, y este, en mi humilde opinión, ha dado de lleno en el blanco.
El estilo y las canciones:
El trabajo se abre con “The Prince Of Metal”; toda una declaración de principios, que suena a los Judas Priest de discos como Defenders Of The Faith por todos lados. Cuando Durbin canta con un tono más agudo, a mí me recuerda también mucho a los Riot de la época del nunca suficientemente ponderado Thundersteel, con Tony Moore a la voz. Ojo, que solo tras escuchar la primera canción, acabo de citar dos discos básicos de la historia del Heavy Metal: Defenders Of The Faith y Thundersteel ¡Ahí es nada!
Más a Riot suena incluso la sobresaliente “Kings Before You”. Además, tomad nota de que dos personajes de primer nivel se suman como artistas invitados en este tema. El primero es ni más ni menos que Chris Jericho, cantante de Fozzy y rutilante estrella de la WWE americana. El solo de guitarra corre a cargo de otro ilustre, en este caso se trata del guitarrista Phil Demmel, tantos años en Machine Head (Slayer, Vio- lence), y uno de los personajes más activos durante esta pandemia a la hora de juntar a músicos y grabar covers de clásicos del rock y el metal ¡Qué bien me caen estos dos caballeros!
“Into The Flames” es una canción algo más tranquila, que aparte de la magnífica composición a cargo de James Durbin, que firma la totalidad de los temas del disco, me va a servir para destacar la interpretación que hacen durante todo el disco los dos veteranos músicos que le acompañan en esta aventura. La batería corre a cargo de Mike Vanderhule, uno de esos baterías que cogen la baqueta de la manera tradicional, algo que a mí siempre me ha parecido curiosísimo, y que lleva un montón de años haciéndose cargo de los parches en una formación tan querida y admirada como Y&T.
Al bajo tenemos a Barry Sparks, virtuoso bajista que ha grabado y girado con gente del nivel de Yngwie Malsmsteen, Michael Schenker, Vinnie Moore, Tony MacAlpine o Dokken, y que da una lección magistral con su instrumento desde el primer tema hasta el último.
Si hasta ahora Judas Priest era la influencia más clara que podíamos apreciar en la música de Durbin, «The Sacred Mountain» es un evidente homenaje a Ronnie James Dio; no solo la forma de cantar de James en este tema, también música y letra nos evocan al pequeño cantante americano y sus historias de dragones y espadas. Y eso sin perder el hilo y la personalidad de lo que veníamos escuchando hasta ahora.
«Evil Eye» y «Necromancer» son dos canciones geniales, de aire clásico y algo oscuro, que por momentos me recuerdan a lo que sería una versión más metalera y heavy de una banda tan de moda como Ghost.
«Riders Of The Wind» es de nuevo un medio tiempo que recuerda a la saga Dio, Rainbow, Black Sabbath.
«Calling Out For Midnight» me transporta de nuevo a Riot por la forma de componer de James Durbin, parecida a la que tenía el añorado Mark Reale. De nuevo sobresaliente el trabajo en este tema del bajista Sparks y del batería Vanderhule
El riff de guitarra de “By The Horns” resulta de nuevo muy familiar, y es que es una canción que tiene un tufo a cierto clásico de los Judas, que seguro que no se le pasará por alto a cualquier conocedor de la banda británica.
Para cerrar este estupendo trabajo, tenemos una de mis canciones favoritas de todo el disco, si no la que más. Se trata de “Rise To Valhalla”, un tema que mezcla melodía y velocidad a partes iguales y que, como se deduce del título, aborda la socorrida temática vikinga que tantas y tantas canciones ha inspirado en la historia del Heavy Metal.
En resumen:
Hacía mucho tiempo que un disco de un artista tan desconocido, y del que no esperaba nada en especial, no me calaba tan hondo. Este chico es un talento auténtico. No tiene una voz que te deje boquiabierto, ni es un crack de las seis cuerdas, ni mucho menos ha inventado nada nuevo, al revés. Pero el caso es que tiene una facilidad para componer temas molones realmente increíble. Esto es Heavy Metal de la vieja escuela, pero cargado de melodías pegadizas, frescas y divertidas. Si te gustan los Judas Priest clásicos, los primeros discos de Ronnie James Dio o bandas nuevas como Eternal Champion, que beben directamente de los clásicos del Heavy Metal, ni se te ocurra pasar este disco por alto.
Y todo ello bajo el auspicio del sello Frontiers, lo que resulta aún más sorprendente si cabe. Yo he sido muy crítico con la línea habitual de la discográfica napolitana y sus productos clónicos basados en la fórmula de juntar a cuatro o cinco viejas glorias del sello y ponerlos a componer temas sin alma, como si hacer música fuera trabajar en una cadena de montaje, pero esto es otra cosa muy diferente. Aquí han descubierto a un artista que vale su peso en oro y le han dado la oportunidad de publicar un disco con personalidad propia. Bien por Frontiers esta vez.
El disco ya está a la venta
RATED/NOTA: 9/10
Alberto Lozano
https://www.facebook.com/alberto.lozano.750
Line-up:
James Durbin – voz y guitarra rítmica
Barry Sparks – bajo
Mike Vanderhule – batería
Chris Jericho – vocalista invitado
Phil Demmel, Yon Jardon Jr., Marc Putman, Dylan Rose, Nick Gallant – guitarras solistas invitados
Earl Salindo – teclados