Llevaba unas cuantas semanas pisando el acelerador y dándole mucha cera a discos como ANGELUS APATRIDA, NERVOSA, ORBIT CULTURE… o a otros como EVERGREY, SOEN…o incluso a mis queridos BARRICADA… así que me apetecía cambiar de tercio y volver la vista a las raíces, al rock más primigenio, aunque ello me obligara a bajar las revoluciones que tanto adoro. Que quede claro que mi conocimiento musical del rock inicial de los 60 y 70 es más bien escaso, pero mi disfrute de algunas bandas es alto.
El hecho es que mi amigo Lorenzo, de TopArtist Promotion me recomendó ver el concierto en streaming que habían dado hace poco DEWOLFF, que según he leído, ¡vieron más de 8.000 personas! Cuando llegó mi familia y me encontró pegado a la TV con un concierto de unos “hippies” con un sonido tan alejado de lo que acostumbran a verme, me preguntaron: “¿qué es esto papá?, ¿estás bien?”. Lo cierto es que el concierto es una pasada y me refrescó viejos placeres que tenía olvidados. Buscadlo: “Wolffpack Albumrelease”.
Aunque no siga a la banda con devoción, es un grupo que siempre que lo escucho, me gusta. Siendo todavía unos adolescentes, Pablo Van de Poel (voces y guitarra), Luka Van de Poel (batería y voces) y Robin Piso (teclados y voces), formaron la banda en 2007, y un año más tarde ya habían ganado un concurso de talentos en Holanda y tenían un contrato discográfico. Por entonces Luka tenía 14 años, Pablo 16 y Robin 17. A precocidad no les gana nadie.
Quizás movidos por el éxito que empezaban a tener en aquellos años, bandas del que se empezó a llamar retro-rock, sus primeros discos se enfocaron a ese rock setentero, básico, influenciado por el blues y la psicodelia, pero poniendo más el foco en la improvisación y en las texturas, que en la potencia descontrolada. Deben desayunar la fruta de la inspiración, porque desde su EP inicial de 2008 hasta hoy, han ido editando disco nuevo cada 1 o 2 años, incluyendo 2 directos (que es su salsa). Como curiosidad decir que su anterior disco, “Tascam Tapes” del 2020, dicen que lo grabaron a la carrera durante su gira europea de 2019 y se gastaron en él la friolera de $50, lo que les costó un sencillo sampler que habían comprado y dónde pre-grabaron unos beats de Luka. Personalmente el disco me descoloca bastante y aunque algunas canciones tienen su punto, no le di tantas vueltas.
Para este “Wolffpack” les pasó lo contrario, que han tenido todo el tiempo del mundo y creo que eso se nota, porque la colección de canciones creo que es más inspirada y el resultado es fantástico. Durante sus 48 minutos encontramos mucho de ese rock inicial de los 70, pero cada vez encuentran más cabida otros sonidos como la psicodelia, el blues, el soul, la música negra, el funk… y lo curioso es que estos últimos tipos de música realmente no tienen nada que ver con mis aficiones, pero lo cierto es que el disco les ha quedado redondo y muy variado con ellos. Curiosa mezcla que parece que únicamente una banda nacida en Estados Unidos podría hacer, pero la hacen unos jovencísimos holandeses. No estoy seguro de si este era el sonido que habían estado buscando toda su vida o bien si es simplemente un paso más en su remarcable carrera, el tiempo lo dirá.
Las canciones tienen muchísimo ritmo, pero no uno potente y desbocado, si no ritmos muy bailables, muy de los que dice mi mujer “de mover los hombros”, si no me entiendes escucha “Sweet Loreta” o “Half of your love”, dos de los temas más destacados para mí, pegadizos, pero a la vez manteniendo ese regusto blues, funk que lo mismo me lleva a PRINCE que al Detroit de los 60, con la Motown despegando, gracias a esas voces femeninas.
Algunos temas sí tienen algo más de enfoque rockero como por ejemplo la tremenda “Bona Fide” o la inicial “Yes you do”, con órganos Hammond recordando por momentos a los DEEP PURPLE menos contundentes y más experimentales. En la segunda cuentan además con la participación del gran Ian Peres (ex WOLFMOTHER) en el bajo. Me encantan también “Lady J” y “Treasure City Moonchild”, que casi parecen sacadas de cualquier sesión de improvisación en el estudio o de un concierto en los 70. Deliciosas.
Se nota que el disponer de tiempo les ha hecho pensar mucho las canciones, para que todas tengan elementos distintos, que den variedad al disco, como los coros en “Roll up the rise”, la sección de vientos en la bluesy “R U My savior?” o el inicio acústico de “Hope train”, quizás mi favorita, con su carrusel de subidas y bajadas. “Do me” es tan soul, que a mi mismo me sorprende que me guste, pero queda de maravilla en el contexto.
Te podrá enamorar o aburrir (si solo aceptas la potencia por respuesta), pero está claro que la propuesta de DEWOLFF es distinta, fresca y aunque su música suene a la improvisación de los 70, aquí hay muchas horas y mucho esfuerzo. Quizás sea su trabajo más personal y dónde más y mejor han plasmado todas sus influencias.
Palabra de Metalson
RATED/NOTA: 8,4/10
Iñigo Metalson (The Lux Team)