Recuerdo cuando hace unos años estábamos un centenar de personas disfrutando del show de Bigelf en Madrid, que se encontraban presentando su fantástico «Cheat The Gallows». Ninguno de nosotros podría sospechar entonces que una banda tan viva como la que teníamos ante nuestros ojos, tan espacial y especial, que había sabido regenerar el psicódelico y progresivo setentero con parte del embrujo sabbathiano y dosis justas de rock y pop de aquella década, se iba a venir abajo un año más tarde, entrando en una espiral de enredos que la haría perecer o marcharse para siempre a una galaxia lejana. El mundo de la música no está ni mucho menos tan boyante como para prescindir de bandas así hoy en día y por fortuna de la mano del gigante Mike Portnoy, Damon Fox alfa y omega de Bigelf ha podido reencarnar de nuevo a la banda tras exorcizar sus demonios y lanzar este «Into The Maelstrom» que acaban de publicar. ¿Merecerá la pena o el exorcizado habrá perdido su inspiración?
El demonio de lo sucedido años atrás con Wolfmother y más aún con Guns N´Roses, ese temor a que Bigelf hubiera podido perder su encanto me acechaba a la hora de pinchar este nuevo disco. Dudas y miedo a la decepción recorrían mi mente cuando me dispuse, también apareció ese hálito de esperanza que se dejó Pandora en su caja. No podía ser que esa banda que no quedara rastro de esa banda que hace unos años se mostraba tan viva en todos los sentidos en el escenario, sublime y refrescante pese a mirar atrás en el tiempo musicalmente y a que recrear algunos pasajes progresivos o psicodélicos fueran una capsula compleja de digerir en directo sin que perdieras la atención. No, Bigelf no alcanzaban la técnica de unos Transatlantic pero si que defendían muy bien su propuesta, dotándola de personalidad propia pese a beber como digo de los sonidos 70. Ahora, sabiendo que el grupo había sufrido una gran tormenta interna estos últimos años y que solamente el teclista, compositor y cantante Damon Fox y el bajista Duffy Snowhill habían resistido a la misma era normal que existieran esos temores pero al escuchar el disco se han disipado. ¡¡Hay vida en Bigelf!!
«Into The Maelstrom», de título revelador, es principalmente el resultado de la salvación que el ex-batería de Dream Theater hizo de Damon Fox para que no pusiera la lápida a Bigelf y volviera a la vorágine musical. Portnoy ayudó y convenció a Fox para seguir adelante y se ofreció como su principal apoyo. De hecho Bigelf telonearon a Dream Theater hace unos años, una gira por cierto que pasó por España, y ahí surgió su gran amistad. Así, y con el citado Snowhill también en el barco, Fox se decidió a reflotar la nave. Por tanto nos encontramos ante un álbum de gestación dolorosa, compleja y extensa. Tratándose de un disco de Bigelf es normal que a la primera escucha no entren los temas directos y haya que dar más vueltas sonoras al mismo, hasta calibrarlo correctamente. No son Steel Panther, ni Mötley Crüe en ese sentido, es lo que tiene el progresivo. Si bien sorprende que en esa primera escucha ya se captan indicios acerca de si nos encontramos con un trabajo interesante, correcto sin más o fallido. Y también que temas como «Control Freak» o «Alien Frequency» los dos adelantos que se han hecho del mismo, se queden ya en tu interior, también la beatleliana al modo Bigelf por supuesto, «Theater Of Dreams» por cierto.
Desde luego también queda claro que «Into the Maelstrom» no es «Cheat the Gallows» ni pretende serlo, y creo que con acierto. Una interesante «Incredible Time Machine» nos transporta en ese viaje interespacial que nos proponen los californianos en estos 12 cortes de los que consta el disco. El tema inicial recuerda a Queen o Rush (setenteros se entiende) y es de esas que vuelves a escuchar a otra vez, sin remedio. Aquí ya se nota que no hay un cualquiera tras los parches. «Hypersleep» con un sugerente inicio sigue llevando tu psique ahonda en ese catarsis. Es una perfecta continuación, con ese grado épico necesario. «Already Gone» deudora de los Sabbath de Technical Ecstasy sirve de puente a la mencionada y destacable «Alien Frequency». «The Professor & The Madman» ahonda en esas sonoridades sabbath a la manera de Damon Fox, con carruseles, altos y bajos en el transcurso. El acogedor inicio de «Mr. Harry McQuhae» nos sumerge en una corriente de una pieza que muestra todas esas virtudes e influencias de los Bigelf de 2014. No será de extrañar que forme parte de sus directos, con espacios para el lucimiento de sus cuatro componentes.
Si hasta ahora la escucha del disco ha resultado interesante, la trilogía siguiente ocupa la parte más brillante, de más enjundia del mismo. «Vertigod» con su interesante evolución nos prepara de cara a la conocida «Control Freak» que si bien en solitario funciona bien, aquí encaja a la perfección para continuar la estela dejada por su predecesora. Y llegamos a «High» a uno de los cortes más extensos del disco, que supera los siete minutos de duración y conviene escucharla con detenimiento, dejándose llevar por la misma. «Edge of Oblivion» en una onda más siniestra y más acorde a los dictados de Osbourne no es nada desdeñable, de hecho es otro de esos temas que resumen muy bien lo que es este disco. La acogedora «Theater of Dreams» antes mencionada se agradece de escuchar ahora antes de «ITM» que con sus 3 partes y ocho minutos de duración conjunta pone el broche de oro a un disco, que no alcanza a su predecesor, pero que resulta agradable de escuchar, con buenas canciones, algunas de ellas más pegadizas de lo que pudiera parecer en un principio al tratarse de progresivo y sobre todo que pone de manifiesto que Bigelf han vuelto. No con un disco sideral, pero sí con un notable álbum que pone de manifiesto que la alianza entre Fox y Portnoy puede deparar grandes frutos a medio plazo. A ver cómo es su directo, porque entonces veremos si las heridas que han quedado de este exorcismo podrán sanar para siempre.
Christian Sancho
Mr. Thunderstruck
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