VAN HALEN – MCMLXXXIV (1984) Review

El 9 de enero de 1984 se publicaba «el álbum de la ruptura», «1984».

Curioso, o quizá, no tanto. Tratándose de su álbum más exitoso, también fue el que disparó los egos, ya un poco subiditos, de los hermanos Van Halen y de su rubio frontman, Lee Roth, más ocupado en esa época en devaneos que poco tenían que ver con el rock.

Como disco, intachable, casi perfecto. Contiene parte de la agresividad de los primeros discos de VH (“Panamá”, “Hot for Teacher”), con pepinazos comerciales absolutamente irresistibles (¿quién no ha oído “Jump”, aunque solo sea en un ascensor?).

Eddie se decanta en este álbum más por los sintetizadores (de los que, como no, también es un superdotado), que por el sonido crudo y duro de su guitarra. No estamos diciendo que se olvidara de ella, ni mucho menos, pero el sonido del disco es menos agresivo y guitarrero que los anteriores. La intro con “1984” ya es una declaración de intenciones de lo que viene a continuación.

De “Jump” poco podemos añadir. Si no fuera porque son Van Halen, seguramente sería de esas canciones que aborrecerías de tanto oírlas; pero bueno, siendo quien son, podemos consentir que la pongan en Kiss FM una docena de veces al día.

Y, aunque la segunda parte del disco baja un poco el voltaje (es complicado mantener el nivel con canciones como las tres primeras, excepto “Hot For Teacher”) la grabación sigue estando a la altura de lo esperado.

Grabado por entero en los estudios “5150” que Eddie posee en su casa (y que darían nombre al primer disco de Van Hagar), posee un sonido mucho más sofisticado y amable que sus anteriores trabajos, por lo que, si ya eran una banda exitosa de por sí, aquí ya lo reventaron todo.

Y, como suele suceder en estos casos, tanto éxito terminó emborrachándoles, con lo que la ruptura estaba servida. Roth y su ego salieron dando un portazo, y los hermanos Van Halen tuvieron que buscar una solución a toda mecha para que el exitazo no se les escapara de las manos. Curiosamente, la solución la tenían muy, muy cerca, con el Red Rocker Sammy Hagar pululando por allí. Y no fue mala solución, solo que los que nos criamos con pepinos como “Van Halen” o “II”, siempre hemos tenido claro que eso era otro grupo.

Ricardo Moreno «Ritchie»
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