THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA – Skyline Whispers

Si el debut de Night Flight Orchestra pilló por sorpresa a casi todos, Skyline Whispers nos ha cogido expectantes. Aquel fantástico disco de 2012 no fue casualidad, y estos noruegos han vuelto a crear un disco de referencia en un nicho estilístico mucho más ceñido de lo que a simple oído parece.

El adelanto que nos puso a babear ya hace unas semanas, «Sail On», supuraba tanto Purple que dejaba entrever un giro rockero. Pero nada de eso. Una tras otras, las canciones de este trabajo van repletas de teclados y licks que harían sonrojar a los rockeros más prejuiciosos, pero que, interpretados por músicos provenientes del death metal, resultan aceptables. Ningún problema para quien sepa disfrutar con el pop y dance de los setenta y de los ochenta que rescatan con soltura en composiciones como “Stiletto” o “I Ain’t Old, I Ain’t Young». The Night Flight Orchestra son responsables de una música mestiza y desacomplejada, que reúne lo mejor de cada casa sin rechazar ninguna etiqueta. Porque las etiquetas son, al fin y al cabo, etiquetas: pequeñas celdas para cabezas cuadradas.

Quizá Giorgio Moroder, Duran Duran o Falco no son los clásicos que uno esperaba encontrar, pero NFO tienen tan buena mano a la hora de dejarse salpicar por sonidos variopintos que el resultado no deja de ser sorprendentemente bueno. Skyline Whispers consigue sublimar el estilo ya marcado de Internal Affairs a través de canciones tan buenas como las de aquél, pero con una producción que lo pone un peldaño por encima: menos frío, más potente.

Acostumbrados como estamos al surgimiento de nuevas superbandas de hard rock clásico en los últimos años, cuesta algo de trabajo entender a la NFO fuera de este contexto. Hay que rebuscar entre los doce cortes del disco, en temas como “Lady Jane” o «Spanish Ghost», para encontrar algunos riffs algo más pesados, algo que resulte más familiar al oído metalero. Y ni siquiera ahí hay pureza ninguna, sino que se mezclan castañuelas, guitarras clásicas, y otros muchos elementos tan fuera de lugar que conquistan. Sin estridencias ni extravagancias. Tomándose muy en serio. Ahí está su atractivo.

Un disco para gozar alejado de los oprimentes cánones de los géneros, un disco que abre caminos y enriquece una escena que de tanto mirarse a sí misma está perdiendo su capacidad de sorprender.