Soy de aquella generación que se enamoró de nuestra querida música escuchando a los grandes grupos de hard rock de mi momento, desgastando sin piedad el Appetite for Destruction, por poner un ejemplo.
Siempre he pensado que el Hard-rock tiene una versatilidad difícil de igualar y aquí, en este nuevo trabajo de los geniales THE ELECTRIC ALLEY, tenemos una muestra de ello:
Rock enérgico/macarra, Rock ahora festivo ahora bailable, Rock unido a medios tiempos muy intensos, en definitiva, todo el abanico que nos puede ofrecer el rock duro y con el añadido de ser ejecutado de manera realmente magistral en unas canciones magníficas que entran e, irremediablemente, se te quedan enganchadas al cerebro…
Un poquito de historia:
THE ELECTRIC ALLEY se formaron en 2012 en Cádiz, y ya desde su primer LP “Backward States of Society”, fueron cosechando grandes críticas y reconocimientos que les llevaron a hacerlo girar sin parar durante años. Su siguiente disco, el inmenso “Get electrified”, fue un paso más allá y consiguió hacerles girar en 2015 por un montón de países con muchos “sold-out” y de nuevo con una magnífica acogida. Yo les conocí con este disco y caí rendido ante ellos… Y ahora nos regalan su tercer larga duración, “Turning wheels”, también de una gran calidad, con unas canciones algo más maduras y que debiera consolidarles como lo que son: uno de las mejores bandas de rock del momento.
En TEA, como les llamamos los fans, se pueden encontrar reminiscencias a GN’R, a AEROSMITH, a BLACK CROWES, a THUNDER, a RIVAL SONS… y en general a los grandes clásicos de rock. La banda suena impresionante, con Rafa y Sergio a la base rítmica haciendo un trabajo fantástico, dotando a las canciones de músculo y mucho Groove. Pero en mi humilde opinión, dónde TEA destaca por encima de los demás es en la increíble dupla de Jaime y Nando. Son para mí los Axl & Slash o los Steven & Joe de nuestro país. La voz de Jaime es fantástica y en este disco lo vuelve a demostrar, cantando en inglés perfecto y con un rango vocal impresionante. De largo, de lo mejor que tenemos en España. Y Nando… buff… durante gran parte del disco me planteo si realmente es él o es que ha invitado a Slash a los solos, ¡qué pedazo de crack!
Lo importante, las canciones:
Diré que empiezan a todo trapo con “Celebration”, posiblemente el tema más enérgico, más “sleazy” del disco. Una declaración de intenciones en toda regla, con un estribillo perfecto sobre unas guitarras marca de la casa. Pero no todo el disco es así… Hay espacio para temas más bailables como por ejemplo en “Keep the beat on the highway”, dónde se acompañan de un trío de viento muy chulo y donde aparece un fantástico Hammond, o ritmos algo más sureños como en “Super blood blue moon”, donde Rafa, a la batería, lleva el peso de la canción. Hay también espacio para una onda más bluesy como el baladón “Goodbye” que cierra el disco, con unas voces y una guitarra que ponen los pelos de punta… Emoción!!
Añadiendo puntos altos del disco, personalmente me encantan los coros de “Wildfire”, un estribillo que ya estoy deseando cantar en directo y que posee un solo apabullante, una vez más, de Nando, que hace sonar la Les Paul como solo los grandes han hecho.
“I’ve been taught” otra de mis favoritas. Comienza algo más lenta, pero pega un subidón a mitad de canción que te hace subir el volumen más de lo que les gustaría a los vecinos. Jaime factura una de sus mejores interpretaciones y de nuevo un solo que es mejor escuchar que describir a través de mis palabras… ¡Bestial!
En “In the end” vuelven a jugar subiendo y bajando las revoluciones, en otro tema absolutamente inspirado y muy, muy intenso. Recuerda por momentos a las grandes “power ballads” de nuestros grupos favoritos de los 80. Temazo mayúsculo.
Y mi joya del disco, aunque no sea el corte más representativo, es “Rusty”. Un temazo muy bluesy, donde Jaime saca una voz magistral, que nos va llevando hasta un final desatado, con un outro de guitarra salvaje, que me ha recordado al outro que escribió Axl para “There was a time”. Son de esos solos de guitarra (con Jaime gritando “Fuck you… I don’t give a damn”), que da igual lo que duren, se te hacen cortos y desearías que duraran 5 minutos más… Sólo este tema, ya merece de sobra gastarse el dinero en este disco para agradecerles a TEA los buenos ratos que nos harán pasar…
En resumen, un disco memorable y del que me moría de ganas de escribir. Un conjunto de canciones magníficas con unos estribillos logradísimos, con unas voces de otro planeta y con unos solos de guitarra que aún no alcanzo a definir…
Dedicado encarecidamente a todos los amantes del rock duro. No os arrepentiréis…
Iñigo Metalson (The Lux Team)