Sin ninguna duda, la cita mas Heavy de todo el festival Noches del Botánico era la del lunes 18 de julio, marcada a fuego sobre todo por los guitarristas de nuestro país que se encontraran en ese momento en Madrid, así como de los amantes del estilo, por allí vimos pasar desde componentes de Phase II Phase, Miguel Martin (guitarra de Strangers, pasando por Jorge Salan e incluso El Sevilla de los mojinos Escocios. Y es que no siempre se puede disfrutar de todo un virtuoso de las seis cuerdas y menos en ese idílico paraje, a pesar del calor que estamos sufriendo y sobre el que el propio Vai hizo alguna alusión en las escasas veces que se acercó a un micrófono para comunicarse con su audiencia.
La noche comenzaba con El Twanguero, el valenciano tuvo la difícil misión de abrir para un “Guitar-God”, y para más inri, en versión acústica, hay queda eso. Aun así, el extraño virtuosismo de Diego García se hizo presente desde el primer momento, y eso que la audiencia se hacia la remolona en ocupar sus localidades, y es que el calor no ayudaba para nada. Unos 35 minutos pudimos disfrutar de las virtudes de El Twanguero al que os animamos a escuchar si es que por algún extraño motivo no lo habéis hecho ya. Por cierto, se agradece el pequeño e improvisado “meet & greet” que se monto al lado del merchand para saludar y firmar a todo el que quiso pasarse por allí a saludarle. Un grande sin duda.
Y llego el momento esperado, por la izquierda del escenario hacia aparición Mr. Steve Vai, uno de los mas grandes e influyentes guitarristas del mundo, y con ese aire apareció, con el de saber que estaba todo hecho y que, aunque muchos estuviesen allí para ver, estudiar y diseccionar cada uno de los movimientos de dedos del neoyorkino, y es que, en la música, como todo en la vida, nunca se deja de aprender. Y es que no hizo falta mas de un tema para dejar babeando al abarrotado recinto, uno solo, “Avalancha”, de su mas reciente trabajo, en el que saco a relucir todo lo que íbamos a ver a lo largo de la noche en pequeñas píldoras y sin descanso.
Es inevitable dejar de fijarte en como corren los dedos por los mástiles de sus inseparables Ibanez, pero es que sabes que te estas perdiendo algo, y es que su lenguaje corporal y su expresividad hacen que incluso por momentos te distraigas de la nota o la octava que esta haciendo como cuando un mortal abre una lata de cerveza, sin ningún esfuerzo, con ansia y una naturalidad que te hace incluso odiarle por momentos. Y digo por momentos únicamente por que es imposible, desprende un halo majestuoso que al momento te de ganas de llevártelo a casa y ponerlo en el salón para que toque los temas que le pidas como si fuera el nuevo “OK Google”.
Vale que para un servidor es un autentico pecado dejar fuera de su repertorio un corte como “The Audience is listening”, del que nos ofreció una pequeñita píldora, pero es que cuando ves aparecer en la pantalla trasera a Ralph Macchio y Joe Seneca no puedes evitar sentir como una lagrima resbala por tu mejilla, y es que quizás estos nombres no os den una pista, o quizás no tengáis una edad como tiene un servido pero si os digo que era el turno de hacer un guiño a una de las películas más icónicas y amadas para cualquier amante del Blues y el Rock, ese “Crossroad”, o “Cruce de caminos” como quieras llamarlo, en la que Vai se lucia en la piel del demonio para robar el alma de la leyenda Robert Jonhson, ese pacto con el demonio, ese cruce caminos, estoy escribiendo y tengo la piel de gallina.
La explosión llego de la mano de, como no podía ser de otra forma, un “For the love of God” al que invito al escenario al roadie de guitarras de la noche “que además es español y canta opera”, siento no poder deciros el nombre porque no lo entendí y desde mi posición arriba del todo en grada no pude reconocer pero juraría que su cara me es familiar de un grupo nacional, en cualquier caso y ofreciéndole mis disculpas incluso a él, su aparición más allá de anecdótica, descafeinó una de las “estrofas”, me gusta llamarlo así porque la guitarra de Steve Vai habla, para mi habla, lo siento.
Me gustaría, antes de terminar hacer dos apuntes, uno, a estas alturas no es necesario hacer solos, estamos de acuerdo que tanto Dave Weiner (guitarra) como Philip Bynoe (bajo) y el autentico animal de Jeremy Colson (batería) son unos musicazos, pero…esos momentos musicales, mas del pasado, aburren, lo siento. Y el segundo apunte, he tenido la suerte de asistir a unos cuantos conciertos de este ciclo del botánico este año y, no me queda otra que quitarme el sombrero y dar la enhorabuena a los responsables por que en todos y cada uno de ellos el sonido ha sido inmejorable, cristalino y disfrutable al máximo.
Poco más de dos horas después el Señor Vai abandonaba el escenario feliz, como siempre y como no podía ser de otra forma, después de haber ofrecido una nueva máster class, igual de feliz que derrotados los que iban a estudiar sus movimientos y su técnica y que una vez mas descubrieron que Dios a veces es demasiado cruel y no reparte el talento de forma equitativa, al menos, nos quedaremos con que no es alto, rubio y de ojos azules, así que, te fastidias Vai!!!
Raúl Blanco