MYSTIC PROPHECY – Metal Division (2020) Review

RD Liapakis es un auténtico luchador en esto del Heavy Metal. Desde que formara sus MYSTIC PROPHECY allá por el 2000, lleva 20 años peleando en la escena y facturando discos de un nivel más que aceptable y con un ritmo muy alto. “Metal Division” será su undécimo disco de estudio, el segundo con la formación actual tras su anterior disco de versiones “Monuments uncovered” editado en 2018. A pesar de los regulares cambios de formación, podemos asegurar que la calidad de la banda y de las composiciones no ha decaído lo más mínimo. Recordemos que en los orígenes de la banda, el guitarrista era un tal Gus G., que fue robado por un tal OZZY OSBOURNE.

La fe de RD Liapakis en su proyecto es total. Para que os hagáis una idea, en sus 10 primeros años de vida, facturó nada menos que 7 discos y giró con la flor y nata de Heavy Metal europeo, participando además en numerosos festivales. Claramente no ern un primer espada, pero sí un espada con el que contar, de esos que no defraudan nunca. En los últimos años han separado algo más sus lanzamientos, pero han sacado quizás sus mejores álbumes: “Killhammer” del 2013 y “War Brigade” de 2016, son dos pelotazos del mejor Heavy Metal. De esos discos que no pasan a la posteridad como los mejores lanzamientos del año, pero que a la vez, estoy seguro de que encantan a cualquier metalero. Destacar como siempre en sus discos, la tremenda portada, de esas que tanto nos gustan…

Para este “Metal Division”, RD cuenta con un nuevo hacha, el joven Evan K (25 añitos), que yo no conocía, pero que he leído que en poco más de 5 años ha tocado con un montón de grupos y proyectos, en estilos tan diversos como el Death, el Industrial, el Rock con tintes oscuros, el Metal Sinfónico y por supuesto el Heavy Metal clásico. Tiene una imagen muy potente y la verdad, es que toca de lujo. “Metal Division” tiene todos, absolutamente todos, los ingredientes que se necesitan en un disco de Heavy Metal: baterías potentes, dobles bombos, montañas de riffs pétreos, estribillos con el suficiente gancho, grandes solos, algunas pinceladas algo más épicas y un buen rango vocal (sin ser RD, para mi gusto, la voz más privilegiada de la escena).

Abren con la canción que da título al disco, con unos redobles de batería que me recuerdan al inicio del “Trust” de MEGADETH, aunque rápidamente entra un riff pesado, lento, muy heavy y RD nos da la bienvenida con un “Here we are, back again. Brothers of Metal, together till the end”. Suena a cliché, pero en boca de este currante del Metal, suena muy creíble. Es un tema muy de directo, con un puente corto y melódico en las voces, que desemboca en un estribillo de los de puños en alto. Seguro que lo usan como entrada de sus próximos directos.

Una vez que hemos calentado, nos golpean con “Eye to eye”, más rápida, con el doble bombo ya funcionando a todo trapo y de nuevo, con un riff potente, reconocible, rompecuellos… y con un estribillo sensacional. Y el primer solazo de Evan K. Pudiera y debiera sonar en todas y cada una de las estaciones de Heavy que existan, para demostrar el buen estado del género. Es sencillo entender que estos 2 primeros temas hayan sido los 2 primeros singles del disco. Demoledor inicio.

“Hail to the King”, por el título y las letras, invita a un tema épico, guerrero, de esos con los que nuestros queridos MANOWAR nos ponía brutotes hace años. Pero en verdad, es un tema, que si bien mantiene su fuerza, tiene unas líneas vocales mucho más melódicas y no acaba de alcanzar el clímax épico que yo esperaba. “Here comes the Winter” tiene un inicio con unas guitarras limpias, que puede recordar un poco a los MAIDEN, y es el primer tema donde bajan un poco el pistón, siendo un medio tiempo que esta vez sí, alcanza la intensidad necesaria, sobre todo por el buen trabajo vocal (“… and I travel with the stars tonight…”) y el fantástico solo.

“Curse of the Slayer” es pura agresividad y su clásico Heavy Metal coquetea con el Thrash por momentos. Solo bajan el pistón unos pocos segundos para que Evan K se marque otro solo algo más melódico, marca de la casa. Como no podía ser de otra manera, con estos ingredientes, se convierte en uno de mis cortes favoritos. “Dracula”, que podría pasar por un tema de ICED EARTH, mantiene con nota el nivel, de nuevo con la banda sonando muy potente y compacta y con un gran estribillo que busca de lleno nuestra sangre: “Dracula… bloodlust… attack attack!!”. Power Metal a la americana durante 3 minutos de ataque a la yugular.

“Together we fall” empieza desbocada y acaba más desbocada aún. Tema a toda pastilla, brutal y de nuevo con RD y Evan luciendo en el estribillo y el sólo. Puñetazo en la cara. El tema es demasiado rápido para entretenernos con unos buenos molinillos… ¡vámonos directos al pogo! Tras la tormenta, parece que llega la calma con “Die with the Hammer”, pero sólo dura 30 segundos hasta que el martillo, golpea sin piedad. En este disco, descansos, los justitos… Aquí tuve que parar para ir a ponerme la muñequera de pinchos, que aunque molestaba al escribir, era necesaria para canalizar las emociones. Otro tema que no debiera faltar en sus conciertos y que asegurará un buen jaleo en las primeras filas y muchos puños al aire.

Tras 4 descargas sin piedad, “Reincarnation” tiene un ritmo un pelín más pausado, pero aún contundente y que alterna un estribillo más melódico con un gran riff y de nuevo una base rítmica muy potente. Joder, es que no baja el nivel ningún tema… Bueno, miento, “Mirror of a broken heart”, sin ser un mal tema (todo suena en su sitio), me parece que es quizás el tema menos brillante del disco. Pero como no se puede acabar así, “Victory is mine” es la declaración de RD de que seguirá intentándolo hasta que llegue a la victoria (“can you hear me roarrrr!!”). Aunque la victoria es muchas veces el camino, no la meta. El tema cierra el disco con las mejores armas ya mencionadas antes: gran estribillo con su dosis justa de melodía, y banda sonando potentísima, dura como una roca y con un guitarrista con Evan K sentando cátedra. Seguro que oímos hablar mucho de este chico…

Los que me conocen saben de mi gran pasión por el Hard Rock y el Thrash Metal. No dedico muchísimas horas a descubrir nuevos grupos de Heavy Metal, quizás porque alguna de las bandas que ahora triunfan, como SABATON, AMARANTHE, BEAST IN BLACK (que me perdone mi amiga Laura), me parecen algo artificiales. Pero cuando cae en mis manos un pelotazo de Metal auténtico como este, caigo sin remedio en sus redes.

43 minutos de puro Heavy Metal, trepidante, con una base rítmica demoledora, con toneladas de riffs que amenazan con llevar al traumatólogo a más de uno que deje que su cuello marque el ritmo, y sobre todo con unos grandes estribillos cantados con mucha garra por RD Liapakis y un trabajo fantástico de Evan K a las guitarras. Ni falta nada… ni sobra nada. A experimentar al laboratorio, que aquí hablamos de otro tipo de “fórmulas”… ¡Puro Heavy Metal!

Palabra de Metalson


RATE/NOTA:
8/10

Iñigo «Metalson» (The Lux team)