MISTWEAVER – Swansong (2021) Review

La suerte es un factor importante para los triunfos de las batallas en las que las bandas se ven inmersas para alcanzar sus deseos. Generalmente no son otros que, simplemente, ver recompensado su trabajo con unas mínimas ventas y una asistencia considerable en sus conciertos; ya ni vivir de la música, sueño de cualquier músico, se cuela en el ansia de multitud de formaciones que solo quieren expresarse y expandir a cuanto más público posible la cantidad de horas de labor que conlleva querer mejorar a cada paso, sin contar el desembolso económico individual que conlleva lanzarte al ruedo.

MISTWEAVER es un grupo que no ha obtenido del azar las mieles a disfrutar que debieran, lo que han conseguido lo han hecho a base de duro esfuerzo, de una personalidad aplastante y sobre todo una creencia en sí mismos y en su misiva que los ha mantenido activos, contra viento y marea, activos durante más de dos décadas. Tristemente pusieron final con un emotivo concierto a su andadura, con todos los miembros de su pasado y actualidad, en un show que quedó, hará tres años, grabado a fuego para el recuerdo del Burgos que los vio nacer y conseguir hitos que otra centena de bandas locales, incluso nacionales, nunca hubieran podido alcanzar.

Pero con su determinación, más bien por sus endemoniados cojones, tras cerrar etapa, tuvieron claro que morirían con las botas puestas editando las canciones que tenían compuestas para un siguiente álbum, le pesara a quien le pesara, ya que debían ver la luz tanto para su público más fiel como para todos los que se fueron enganchando a los burgaleses, disco a disco, hasta alcanzar una pulcritud poco usual con demostraron con su último redondo Nocturnal Bloodshed de 2014 y su epé, dos años más tardío, llamado The Bloodshed Rages On. Aquí para un seguidor consiguieron redondear su fórmula de forma magistral por lo que tenía una buena predisposición a la hora de escuchar su “disco póstumo”. Pero, para ser sincero, no me esperaba la barbaridad que supone este Swansong que tengo entre manos y que me ha volado por completo la cabeza.

Comandados desde su fundación por la mente pensante y ejecutora de Raúl Weaver, su estilo gozaba del prestigio de la fusión del Death Metal melódico con otros aromas que alcanzaban lo medieval, lo heroico, el Metal clásico, el Doom o incluso el gótico.

Evidentemente su tenacidad no les ha hecho ceder ni un ápice en su empeño, pero como ya demostraron en las dos últimas referencias mencionadas anteriormente, revitalizaron su entrega con una mayor carga de autoría y brutalidad, hecho que los propulsaba sin frenos hacia un infinito personal en el que, con este nuevo lanzamiento, repito, Swansong (apúntalo bien), se dan de bruces con una realidad a meditar: ¿estáis seguros de que es vuestro final? O, por el contrario, ¿habéis encontrado el secreto de rejuvenecer veinte años con la sabiduría de vuestras andadas y echárselo en cara a la ingrata locomotora empresarial que arrolla al género musical? ¡IMPRESIONANTE!

El Death Metal melódico y su venenoso foso de melancolía Doom continuan presentes, si bien más acertados que nunca en unos riffs endiabladamente contagiosos y meditados, pero la aceración del mismo y la labor soberbia de Ramon Mur a la batería, versátil, enérgica y contando con un sabio uso de recursos (maravillosos “blastbeats” entre otros) empaqueta perfectamente con su compañero en la sección rítmica David de Pedro, lo que los emparenta consanguíneamente, cuando quieren presentar linaje, con del Death clásico y asilvestrado, así como con el Black menos caótico o el Thrash (The Death Came To Me, Beyond Death´s Threshold), lo que les hace convertirse en un huracán que te levanta del suelo y te retuerce a su antojo, ya no sabes si en lo más alto de cielo o en las profundidades del averno. Si bien es cierto que es el sendero que tomaron desde 2014, sorpresivamente en este último capítulo de su legado, perfeccionan su razonamiento hasta hacerme rogar que no abandonen el ring hasta que las campanillas se desgasten del uso. Aunque hayan besado la lona las veces que ellos cuentan abiertamente, lo justo es acreditarlos que se han levantado cada vez con más coraje.

Abren de manera majestuosa con Deathbound, dejando entrever las cartas sobre la mesa, y digo bien utilizando el término entrever porque su sello queda patente segundo a segundo, pero se evidencia de nuevo la prolongación de miras. Sí, porque hay de nuevo evolución dentro de los parámetros que ya se habían atrevido a transgredir en lo que casi será una constante a lo largo de los excepcionales once temas que coronan el redondo: atravesar con una daga atmosférica la oscuridad y contundencia de su visceralidad con los tremendos teclados de Joaquín Velasco, enlazados con pericia en los momentos propicios donde resaltan sus melodías ténebres (Unhallowed Ground), épicas (Embraced By The Cold Darkness) o atenúan su dramatismo (Echoes From The Past), engrandeciendo las composiciones a un nivel superlativo donde deslumbra una agonizante esperanza en la belleza vocal de su colaboradora habitual, la vocalista femenina de dotes apabullantes, Begoña García. Su presencia se me antoja indispensable en cada una de sus apariciones, tan natural como si fuera un miembro más del quinteto y tan perfectamente engarzada en su rol lírico oscilante entre la melancolía y la belleza frente a la furia gutural de Raúl (At The Gates Of Beyond, The Forest Of The Lost Souls).

El uso de pasajes acústicos es otro tanto que se suma a su despliegue de intensidades y telones, donde las transiciones a derroteros más brutales se someten a la voluntad de los músicos sin instigación innecesaria, simplemente al servicio del enriquecimiento del tema (Afterlife es tan abrumadoramente hermosa como devastadora).

Con estas pautas he de remarcar que todo, en su conjunto, funciona como un ente único dispuesto a poseerte sin resistencia, a devorar tu alma y dejarte ausente durante un minutero que vuela desde que le das al “play” hasta que te quedas arrinconado en el silencio del final de su reproducción.

Mención aparte merecen los guitarristas Raúl Weaver y Eduardo Alonso, quienes dominan los ensamblajes de cada estilo que asumen, recreándose en una contundencia incontestable pero abiertos a melodías que es imposible que te dejen indiferente (la canción homónima Swansong y ese delicioso sabor a AMORPHIS), sin olvidar sus desbocadas fugas o los más armoniosos solos (me remito de nuevo a Beyond Death´s Threshold y ese aroma arábigo), incidiendo en detalles que culminan una obra realmente trabajada y estudiada.

Compuesto en su totalidad por el “mastermind” de la banda, Raúl Weaver, por el que me quito el sombrero con la mayor de las sinceridades, grabado parcialmente por él mismo en los Undead Studios y con la ayuda del imprescindible Jorge Matute de la escena burgalesa en La Puerta Negra Studios para grabar voces, baterías y guitarras acústicas. Swansong fue mezclado y masterizado por Javi Félez en los Moontower Studios, contando con una impactante portada realizada por Juanjo Castellano que nos ofrece todo lo que se le ha de pedir a un disco a día de hoy: un sonido brutal recubierto de arte visual a la altura de los discos que nos hacían soñar.

Cuando es imposible destacar un tema sobre otro y un disco te roba las horas, escucha tras escucha, sin darte cuenta, “zombificado” por su contenido y sin tener que hacer esfuerzos por engancharte es cuando sabes a ciencia cierta que estás ante una puta abominación. Gracias MISTWEAVER, ahora te toca a ti querido lector, es tu turno para apoyarlos con la compra de su disco o merchandising, no merecen menos y no te vas a arrepentir.


RATED/NOTA: 9,3/10
 

Jesús Alijo LUX