MAVERICK – Big red (2016)

Alguien fuera de lo corriente, no convencional y que se comporta de forma distinta a los demás. Vocablo antiguo que relacionaba la libertad y el águila. En plural: equipo de la NBA afincado en Dallas cuyo propietario es Mark Cuban y su jugador franquicia Dirk Nowitzki. Banda de hard rock melódico procedente de Irlanda del Norte que presenta su segundo larga duración titulado Big Red. Éste es el significado de Maverick que nos interesa hoy.

No es muy frecuente reseñar álbumes de bandas de Belfast, por más que la ciudad guarde un glorioso pasado rockero (sólo por Gary Moore ya merece pasar a la historia). Sin embargo, aquí estamos haciendo lo propio con un gran disco de la banda formada por los hermanos David (voz) y Ryan (guitarra) Balfour, Terry McHugh (guitarra), Richie Diver (bajo) y Mike Ross (batería). Un grupo de jóvenes empeñados en llegar al máximo, en sus propias palabras, cueste lo que cueste. Recién fichados por Metalapolis Records nos traen un trabajo que nos ha gustado y mucho.

All for One es una muestra de lo que el grupo va a ofrecer: una gran voz (reconocida por el propio Kip Winger), guitarras potentes, hooks y riffs, melodías y estribillos, base rítmica y canciones. Nada nuevo, pero todo lo que deseamos y en una proporción que nos encanta. Todo lo que les ha hecho girar con The Poodles y telonear a Y&T, Faster Pussycat o Tigerlailz. Free comienza a mostrar sus influencias, que van desde Skid Row a Rory Gallagher, pasando por Kiss, Alice Cooper, Guns n’ Roses, Def Leppard, Warrant o Aerosmith. Seguro que tú podrás reconocer detalles de otras ya que, cuando una banda nos capta tan pronto, muchas veces es debido a cómo ha bebido de las mejores fuentes y creado su propio material con ese poso. Así reconoceremos en The One ecos de canciones de tono alegre y positivo de algunas de las bandas citadas, sin quitarle ni un ápice de mérito a lo que estos jóvenes se marcan en este tema, basado en un estribillo y una estructura ochenteros y una base rítmica muy presente.

Mademoiselle, por mucho que sea un título con reminiscencias francesas, es cañero y guitarrero sin dejar de lado las virtudes anteriormente señaladas, a las que se añaden unos coros muy ochenteros y un solo muy bien metido. Forever sigue la misma línea y se apoya en rítmicas machaconas y un bajo ofreciendo la base para un tema que es de lo mejor de Big Red, con un David Balfour demostrando el valor de su timbre de voz. In the Night no te perderás, ni te desviarás de tu camino porque, aunque sea un corte ligeramente distinto a los anteriores, cuenta con el trademark que supone la voz y un estribillo que, una vez más, entronca con el estilo de muchos que nos hicieron saltar en el pasado. Como alguno de los temas anteriores, también se apoya en cambios tonales para realzar la composición y mostrar las posibilidades de David.

Batería, guitarra y sonido americano constituyen el himno Whisky Lover, un corte que sólo hace falta escuchar una vez para saber que será uno de los highlights en los bolos de Maverick. Su estribillo lo merece y la variación endurecedora que supone el solo prepara para un final a lo rockstar del señor Balfour. Renegade es riff puro y melodía desde su inicio. Pero es mucho más: coros, voz con reminiscencias de New Jersey en sus buenos tiempos, guitarra…, un gran tema.

Beyond the Gates…¿qué habrá más allá de las puertas? Esperemos que sea algo bueno para este quinteto porque con este corte rítmico y épico demuestran cómo, dentro de un estilo, se puede y debe ofrecer álbumes variados que no se hagan pesados ni parezcan un mismo tema con paradas. También dejan claro que instrumentalmente están más que capacitados para hacer todo lo que necesitan hacer. Asylum, cuyo título nos trae recuerdos kisseros, será el primer single y vídeo. Cuenta con la colaboración del gran Jakob Samuel (The Poodles ) y un solo de Kane Roberts (ex Alice Cooper). Me parece que, en un disco en el que podría elegirse casi cualquiera, es una buena elección. Posee todas las cualidades que la banda quiere ofrecer: una gran voz, coros, fuerza, recuerdos del pasado, detalles propios y, sobre todo, canciones como ésta.

Deciden despedirse por acústico con Fly Away. Finura y melancolía para mayor gloria de David, que la merece. La producción saca partido al tema y la canción a los registros más suaves e intimistas del frontman. Exquisito final para un gran disco. You’ve been given the wings to fly away, dicen. No voléis muy lejos o, si lo hacéis, llegad hasta aquí y dejadnos un poco de este Big Red, please.

Toño Martínez Mendizábal