El pasado 21 de diciembre, y pareciendo una tradición navideña más, ya que Pablo Perea ha tenido a bien ofrecernos en los últimos años conciertos en estas fechas, pudimos asistir al homenaje del magnífico disco de La Trampa “La calle de los sueños rotos” por su 25 aniversario. Disco descatalogado, que tuvo menos éxito comercial que sus predecesores, y del que se ha publicado una pequeña reedición, de apenas cien copias, disponibles de forma exclusiva en este concierto.
Con algo de retraso sobre la hora prevista, la banda formada por Pau Álvarez a los teclados, Juanjo Melero a la guitarra, Augusto Hernández al bajo y Pablo Santiz a la batería, tomaron su lugar en el escenario para abrir un concierto muy especial para todos los que allí nos hallábamos, ya que el disco objeto de tributo iba a ser interpretado en su totalidad, lo que daba la oportunidad de disfrutar en directo de temas que habitualmente no forman parte del repertorio de Pablo Perea.
Tras una breve introducción instrumental, con violín a cargo de Pau Álvarez incluido, hizo su presencia sobre las tablas Pablo Perea para comenzar recitando unas breves palabras y dar paso a la primera canción de la noche. “Tentación” fue la escogida para abrir el concierto. Es difícil explicar con palabras la sensación que provoca este tema en directo; cómo los que allí estábamos no podíamos hacer otra cosa que mirar al escenario, ya no había nada más a nuestro alrededor, éramos cada uno de nosotros y la banda, como si fuera un concierto en exclusiva. Es la magia de la música cuando te atrapa, cuando te eriza la piel, cuando las emociones afloran sin remedio. Todos tenemos alguna canción especial, que sin saber cómo ni por qué no te cansas de escuchar, que forma parte de la banda sonora de tu vida. Pues, señoras y señores, “Tentación” es una de las mías.
Pero esa noche era una fiesta y había quedarle un plus de energía. “Nadie más que tú” y “Saltar sin red” fueron coreadas y bailadas por un público que desde el principio se metió en el concierto, pecando quizá de algo frío en momentos puntuales pese al esfuerzo de la banda de hacerle partícipe, pero que disfrutó de principio a fin.
En este momento, Pablo Perea aprovechó para explicar la razón del concierto, de este bonito homenaje a un disco fabuloso que no gozó de la popularidad que por calidad sin duda merecía. Aquel disco cuyo primer sencillo, “El culpable fui yo”, tal y como comentó, no gustó demasiado en ciertas emisoras y que fue el siguiente tema en ser interpretado de forma magistral.
Continuó el espectáculo con “Miénteme” y la primera canción no perteneciente a “La calle los sueños rotos”, “Al lado de ti” del disco “Bailando Rock’n’Roll”.
También del mismo disco, y mientras disfrutábamos de un breve interludio instrumental, Pablo presentaba el siguiente tema, “No te rindas”, del que se ha grabado un vídeo y que ha sido incluida a modo de bonus en esta reedición, dándole una vuelta de tuerca, aunque esta noche se interpretó tal y como fue concebida originalmente.
Iba a tener su merecido lugar en esta velada, el disco “Las botas gastadas” con el maravilloso medio tiempo “Ni tú ni yo”.
Tras agradecer a los seguidores que se dan largos viajes para verle en directo, “Esclavo de la soledad”, “Cuando duerme la ciudad” y “Nunca fuimos ángeles” de su segundo disco en solitario, “Todo va bien”, prosiguieron con el concierto de manera sublime.
Bajamos las revoluciones con la emocionante “Que quedo yo”, interpretada de forma magistral y volvemos al rock and roll de “Mi perdición”, dos de las más aplaudidas de la noche.
Y llegamos, como no podía ser de otra forma, a uno de los momentos más esperados, con “La calle de los sueños rotos”, con la que salieron durante breves instantes del escenario. Nunca he entendido cómo este disco en general y esta canción en particular, no llegaron al número uno de todas las listas. El mundo de la música es tremendamente injusto y esta es una clara muestra de ello.
Tras un par de minutos de espera, regresó Pablo junto con Juanjo Melero, para deleitarnos con la que, para un servidor, es una de las mejores baladas que se han escrito jamás en este país, “De aquí a la eternidad”, seguida de una versión mucho más calmada de “Subiendo (a un tren sin destino)”, antes de volver la banda al completo para invitar al escenario a Antonio Ortega, que se unió para interpretar el clásico de La Trampa, “Volver a casa”.
José Bulevar subió seguidamente a las tablas para, de manera improvisada, cantar “Marcarse un farol”, tema de su ópera prima “J. Bulevar”, que quedó realmente bien.
Pero todo lo que empieza tiene un fin y “Las botas gastadas” fue la escogida para terminar un magnífico concierto, en el que todo momento dio la sensación de que tanto Pablo Perea como el resto de los músicos estuvieron muy cómodos y disfrutaron sobre las tablas de una noche muy especial.
Hace ya muchos años que las canciones de La Trampa o Pablo Perea, -porque ambos forman parte de un todo inseparable- son parte de mi vida, de esa banda sonora que todos tenemos en nuestra memoria, en nuestro corazón.
Esta vez como La Trampa, Pablo Perea volvió a demostrar por qué es uno de los mejores cantantes de nuestro país, acompañado de forma inmejorable por una banda de excelentes músicos de contrastada experiencia. Una nueva lección de calidad y elegancia sobre el escenario. Por muchos años más.
Crónica y fotos: Daniel Arriero