JIMMY BARNES - Crónica desde Glasgow | Rock Angels Web & Radio

JIMMY BARNES
King Tuts Wah Wah Hut, Glasgow (Scotland), 15 dic 2017
Crónica y fotos: Raúl Blanco

¿Sabéis esa sensación del crío que se acuesta la víspera de Reyes sabiendo que al despertar tendrá un buen puñado de juguetes nuevos? Pues con esa sensación me subí yo al avión el día 15 de diciembre rumbo a Edimburgo y tren hasta Glasgow, en un viaje que se haría algo pesado pero que sin duda mereció la pena. Cuando llevas tanto tiempo esperando un concierto así las distancias no importan, con lo cual, voy directo al momento en que me plante en una “indecente” sala para la tremenda calidad del músico que pisaría ese escenario la noche del Viernes 15 de diciembre.

No tenía ni idea de que tendríamos teloneros por lo que cuando The Lachy Doley Group subieron al escenario fue una agradable sorpresa. Tremendo este trío encabezado por Lachy Doley en los teclados y que estaba acompañado a la batería por el hijo de Jimmy Barnes, Jackie. Fue media hora de virtuosismo y rabia musical, en la que sin necesidad de guitarrista Lachey Doley puso a tono al personal. Tal es la vehemencia tocando del bueno de Doley que al finalizar su primer tema de la noche asestó un puñetazo a su asiento pensando que era acolchado y se dejó la mano al ser una banqueta de madera. Gran apertura para una anoche especial que concluyeron con “Gimme some loving” y el merecido reconocimiento por parte de la audiencia.

Casi sin entrar en el escenario la banda de Jimmy Barnes, muy familiar por cierto ya que además de su hijo Jackie a las baquetas estaban a los coros sus tres hijas Mahalaia, Elly-Malley y Eliza-Jane, tomaba posiciones mientras aparecía como si nada un Jimmy Barnes de riguroso negro con una sonrisa en la boca del que se siente triunfador y de vuelta de todo ya. “Driving wheels”, “Ride night away” y mi corazón no podía más, habían sido menos de 10 minutos y ya me había valido absolutamente todo el esfuerzo realizado para poder estar allí así que no podía ni pensar como acabaría aquella noche.

Jimmy te agrede con su voz, su forma de cantar es como si te metiera un puñetazo en toda la cara con cada nota que sale de su garganta enfatizada además con ese gesto característico suyo echando todo el cuerpo hacia delante en un acto intimidante, jamás había visto a nadie tan tremendamente agresivo sobre un escenario, por si fuera poco, conserva esa áspera voz que resulta como una lija para el corazón, te sientes completamente noqueado por semejante púgil de los pesos pesados, no tienes tiempo de cubrirte por que no sabes si es más violenta su voz o su actitud. Pero todo era como si quisiera acabar la noche con un K.O, no soltó ni una palabra hasta después de interpretar “Love is not enough” que fue su sexto tema de la noche. No había ni un momento de respiro.

“Es genial estar en casa” fue la frase antes de “Still on your side” y seguir dejando el King Tuts completamente arrasado como si hubiera pasado por allí el ciclón Ana, tan solo un “I love you Jimmy” le arranca una media sonrisa y el comentario “Thank you mother” antes de seguir a su ritmo, el de una locomotora sin frenos para hacer “Lay down your guns”. Pero a pesar de que el sonido estaba siendo extrañamente bueno para lo que en un principio insinuaba la sala, durante “Too much”, tema en el que se lució y de qué manera Danny Spencer a la guitarra, llego el momento curioso de la velada. El micro del bombo de la batería de Jackie Barnes tuvo algún problemilla, algo que se encargó de solucionar saliendo de detrás del micro una de sus hermanas que tras pasar un rato en esas labores recibió un toquecito en la espalda de papa Jimmy y un gesto de “venga, vuelve al coro que necesito que esto suene como hasta ahora”.

Jimmy tenía todo bajo control, aunque pareciera que estaba únicamente a su tarea de volarnos la cabeza con su voz estaba absolutamente a todo, algo que sin duda solo lo da la experiencia. La parte final del show fue, por describirla en una sola palabra, impresionante, comenzando por el tema de Cold Chisel “Flame trees” que te ponía los pelos de punta y dejaba bien claro que sobre el escenario había una calidad fuera de lo normal. Que auténtica maravilla vocal, no solo por las tres coristas, sino también por los dos guitarras y por Lachy Doley, lo que daría por asistir a una cena navideña de la familia Barnes, aquello debe terminar con todos cantando, o al menos yo me lo imagino así y muero de envidia.

Pues por mucho que me doliera aquello estaba terminando, y más que me dolería porque si suena “No second prize”, “Seven days”, Khe Sanh” y te vas del escenario con “Working class man”…pues se te quitan todas las ganas de ir a otro concierto en un tiempo por que resultara muy injusto para la banda a la que veras. Pero el concierto no termino ahi, aun nos quedaban unos bises que comenzaron con homenaje y dedicatoria al recientemente desaparecido Malcolm Young con la interpretación de “High voltaje” al estilo “Barnes”. Pero para que no sea todo perfecto, yo tenía el set list delante y me “cabreo” mucho que eliminara “Goodtimes” de los bises que se quedaron en el anteriormente mencionado “High Voltage”, “Four walls” y un “Goodbye” que aprovechó para presentar a la banda.

¿Qué puedo esperar de cualquier otro cantante después de haber visto semejante alarde tanto vocal como de actitud y admiración hacia su público como la que ofreció esa noche Jimmy Barnes? Voy a tener que hacer un ejercicio de auto convencimiento de que lo que viví en el King Tuts de Glasgow fue algo único y especial que espero poder repetir algún día, quien sabe, lo mismo el 2018, por el momento yo lo tengo apuntado en mi carta a los Reyes Magos para dentro de unos días, espero que no me defrauden por que no pienso pedir nada más.