GUNS N’ ROSES + Alice In Chains
TMobile Arena, Las Vegas (USA), 9 abril 2016
Crónica, fotos, videos: Joey Briz
Yo no pude ver a los Guns N’ Roses en su apogeo. Mi hermano fue a verlos a Montjuic el 5 de julio de 1993, ya casi al final de aquel larguísimo Use Your Illusion Tour, que llegaría a su término tan solo doce días después en Buenos Aires. ¡Qué increíble suerte tuvo de poder aprovechar aquella oportunidad! Porque a partir de entonces se agravaron las tensiones entre los miembros de la banda y GNR acabaría convirtiéndose, digamos, en la Axl Rose Band. Aquel fue otro de tantos conciertos que no tengo ni idea de por qué no fui. Durante años creí que jamás se me volvería a presentar otra ocasión como esa. Pero hace meses comenzaron los rumores de reunión de la formación original de la banda e inmediatamente decidí que esta vez nada me detendría.
Cuando se supo que actuarían en el Festival de Coachella, ya más o menos estaba claro que ni Steven Adler ni Izzy Stradlin estarían en el regreso de Guns N’ Roses. Muchos fans se sintieron traicionados, porque sobre todo Izzy fue autor o coautor de muchas de las mejores canciones de la banda, pero la realidad es que nunca se confirmó que se fuera a reunir la formación original. Siempre fueron rumores. No sé por qué no está Adler, pero me atrevo a suponer que Izzy no está porque no quiere. Desde que dejó la banda por voluntad propia en 1991, ha vuelto en varias ocasiones, es obvio que se lleva bien con todos y no creo que sea cuestión de discrepancias contractuales, no me encaja. Y no es como si se le pudiera llevar arrastrado, ¿no? Así que para mí, Duff McKagan, Slash y Axl Rose son Guns N’ Roses, los mismos que no pude ver en 1993, también autores o coautores de muchas de las mejores canciones de la banda. A mí me vale. Y además… ya he dicho antes que nada me iba a detener.
El pasado sábado, 9 de abril, mi avión despegaba de Ciudad de México rumbo a Las Vegas y yo no podía estar más contento de haber esperado a que salieran otras fechas al margen de Coachella, que era un destino muy lejano, muy muy complicado, increíblemente caro. En cambio este avión iba a tardar menos de cuatro horas y el TMobile Arena estaría apenas a quince minutos andando desde el hotel donde tenía mi hospedaje. Estaba emocionado. Bien es cierto que la banda ya había realizado su primera actuación en el Troubadour de Los Angeles hacía pocos días y que yo tampoco iba a la primera fecha de Las Vegas, que había sido la noche anterior, pero aun así, iba a asistir al tercer concierto de la nueva era, wow. En unas horas iba a ser testigo de un acontecimiento histórico. Y toda la ciudad era consciente de ello. Yo iba con mi camiseta de Nightrain, el club de fans oficial, y mucha gente, con o sin camisetas, me paraba para preguntarme si iba esa noche o si había ido al primer concierto o para decirme lo increíble que había sido… en fin, todo el mundo estaba entusiasmado.
Ya en el T-Mobile Arena, me dispuse a disfrutar de una inmejorable entrada antes del plato fuerte. El telonero de GNR era nada más y nada menos que Alice In Chains, una de las bandas que entraría sin ninguna duda en mi “top ten” y bastante arriba. Ya sé que mucha gente cree que AIC no tienen derecho a seguir sin Layne Staley, que preferirían que se hubieran muerto con ese genial e incomparable vocalista, pero yo creo que Jerry Cantrell tiene todo el derecho a continuar con su vida y él fue siempre la principal fuerza detrás de las composiciones de la banda. Tras un largo periodo de luto, regresaron en 2009 con William DuVall, que en mi opinión resultó todo un acierto. Yo pude verlos en el BBK Live de Bilbao en 2010 y fueron espectaculares. Y en esta ocasión también. Eso sí, al principio sufrí un poco, porque la ejecución de la banda era impecable, pero el sonido… era demasiado sucio. Temí que pudiéramos estar en un recinto inadecuado para ver un concierto tan importante… pero no. Al tercer tema se arregló la cosa y ya siguió bien hasta el final. De la nueva era tocaron dos temas: abrieron con “Hollow”, y más tarde tocarían “Check My Brain”. En estas canciones, DuVall no actúa como solista propiamente dicho, sino que teje con Cantrell esas armonías vocales que tan bien funcionaban con Layne. Es en los temas antiguos donde asume el protagonismo, pero en mi opinión no trata de sustituir a quien sería insustituible, sino de recordarle, respetando mucho sus líneas vocales y dando la talla, que no es poco. Yo desde luego, como fan acérrimo de Alice In Chains, disfruté increíblemente de temas como “We Die Young”, “Them Bones”, “Man In The Box”, “Down In A Hole”, “No Excuses”, “Would?” y “Rooster”, con el que terminaron su setlist de apenas una hora.
Ahora se trataba de ver cuánto tardaban en aparecer Guns N’ Roses. ¿Seguiría Axl Rose con su lamentable manía de hacer esperar horas a los fans? Los que habían ido el viernes decían que no habían empezado hasta la media noche, con hora y media de retraso. Pero al parecer, Alice In Chains habían salido a las diez con un retraso de media hora, por lo que GNR se habrían retrasado a su vez otra media hora, contando con el tiempo que se tarda en adaptar el escenario al finalizar los teloneros. No era para tanto. Y esta vez nadie se retrasó. Apenas unos minutos sobre las 11 de la noche sonó la melodía de Looney Tunes y allí apareció Axl Rose con su pie escayolado tras romperse un dedo del pie en su actuación en el Troubadour, sentado en el famoso trono de Dave Grohl, y junto a él, Duff McKagan y Slash, acompañados por Frank Ferrer y Richard Fortus, batería y guitarra de la anterior encarnación de GNR que fueron responsables de buena parte de la potencia con que se desempeñó la banda, así como Dizzy Reed y Melissa Reese a los teclados.
El concierto difícilmente podía comenzar de otra manera que no fuese con un poco de Appetite For Destruction y así sonaron “It’s So Easy” y “Mr. Brownstone”, que enloquecieron al personal. Por fin había llegado el momento y ahí estaban juntos de nuevo Axl y Slash. Lo que parecía imposible, lo que Axl había dicho que no ocurriría en esta vida y sin embargo se estaba materializando en ese momento en este Not In This Lifetime Tour. A continuación Slash arrancó a su guitarra las notas iniciales de “Chinese Democracy”, quizás el tema más propiamente GNR del único album editado por Axl, y pareció como si esa fuera la mejor prueba de que ambos habían decidido enterrar sus diferencias y seguir adelante. Hay que decir que Slash es un tipo poco dado a grandes gestos, pero a Axl en todo momento se le vio FELIZ, así con mayúsculas. Innegablemente había perdido peso y creo que verse obligado a estar sentado le pudo venir hasta bien, porque podía controlar mejor su respiración para cantar y estuvo durante todo el show a la altura de lo que se espera de él. Dice mucha gente que en los últimos tiempos había perdido facultades. Quizá fuera así. Pero quien haya visto los vídeos que corren por ahí, habrá podido comprobar que Axl Rose ha vuelto por sus fueros.
Uno de los temas donde más claro quedó eso fue en “Welcome To The Jungle”, con un Axl realmente impresionante. Después sonó el “Double Talking Jive”, un tema de Izzy que creo que es un auténtico regalo para los fans. A continuación tocaron algunos de esos temas en los que podríamos decir que GNR se ponen más épicos: “Estranged” me resultó conmovedora en directo, la versión del gran clásico de Wings “Live and Let Die” fue espectacular y la suite “Rocket Queen” fue sin duda uno de los (muchos) puntos álgidos del concierto, que Axl aprovechó para dar unas muy efusivas gracias a Dave Grohl de Foo Fighters por prestarle el famoso trono de guitarras con el que yo le vi actuar en Milton Keynes (Inglaterra), tras haberse roto una pierna en Suecia. Con “You Could Be Mine” volvieron los GNR más potentes y aparecieron en las pantallas del escenario imágenes que a todos nos recordaron la película Terminator.
Entonces Axl se tomó un pequeño descanso y Duff McKagan comenzó a tocar “You Can’t Put Your Arms Around A Memory” de Johnny Thunders, pero supongo que lo hizo como pequeño homenaje a uno de sus grandes ídolos, porque al poco se interrumpió y se lanzó a por el “Attitude” de los Misfits, perteneciente a The Spaghetti Incident?, aquel fantástico album de versiones punk con el que GNR cerraron su primera época. Cuando regresó, Axl presentó a todos los miembros de la banda por su nombre, salvo a Slash, a quien se refirió de buen humor como “un tipo con una chistera”, provocando la ovación del personal hacia el guitarrista, a quien más tarde presentaría debidamente.
La fase digamos épica continuó con “This I Love”, donde Axl volvió a dejar constancia de su buen momento vocal, y la suite “Coma”. Slash tuvo uno de sus momentos mas protagonistas cuando se arrancó con el tema de amor de “El Padrino”, que fue seguido de una de las canciones más esperadas de la noche: “Sweet Child O’ Mine”, coreada de principio a fin por el público. “Better” fue la última incursión en el album Chinese Democracy. Después de otro tema emblemático como “Civil War”, apareció Sebastian Bach, el antiguo cantante de Skid Row para cantar junto con Axl “My Michelle”, otro de los temas más cañeros y salvajes de Appetite For Destruction, cosa que debo decir que yo agradecí inmensamente después de tanta épica. Bach se mostró tan eufórico como Axl y dio las gracias a los Guns N’ Roses por hacernos la hostia de felices a todos, recordando que la última vez que estuvo con ellos en un escenario fue en 1991.
La sorpresa llegó cuando Slash y Fortus se marcaron una preciosa y potente versión instrumental del “Wish You Were Here” de Pink Floyd, tras la cual vimos a Axl Rose sentado al piano para tocar una versión igualmente instrumental de “Layla”, de Derek and The Dominos (o lo que es lo mismo, Eric Clapton). Y entonces vivimos otro de los momentos más esperados de la noche: “November Rain”, con ese gran duo que son Axl Rose al piano y Slash a la guitarra, ejecutando este último una magnífica interpretación del inolvidable solo con que termina esa mítica balada. Con “Knocking On Heaven’s Door”, de Bob Dylan, Guns N’ Roses volvieron a demostrar que son una de esas bandas capaces de hacer suyos los temas que versionan hasta el punto de que mucha gente ya no los imagina de otra manera. “Nightrain” podría haber sido un grandísimo y brutal broche final, pero claro… quedaba el bis. La noche anterior habían tocado una de mis grandes favoritas, “Patience”, pero yo me tuve que conformar con “Don’t Cry”. No sé si a modo de compensación, nos regalaron una versión de “The Seeker” de los británicos The Who. Y el final apoteósico a una velada mágica llegó con “Paradise City”. Los músicos saludaron y se fueron entre aplausos. Axl fue el último en abandonar el escenario con sus muletas y se llevó una ovación muy especial.
Salimos del T-Mobile Arena de Las Vegas conscientes de haber vivido una noche de esas que se dan una vez en la vida. Por más que el 19 de abril volveré a verles en México City, Las Vegas fue el comienzo de la nueva era y me considero afortunado de haber estado allí. Cierto que eché de menos temas como “Dust And Bones”, “Yesterdays” o “14 years” por decir tres que le hubieran dado al repertorio un poquito más del color que yo deseaba. Pero no cabe duda de que fue un conciertazo, lo mires por donde lo mires. En cuanto a la relación entre los miembros de la banda, por lo que yo vi en el escenario y por las imágenes que he visto, la conclusión que saco es que Guns N’ Roses han vuelto porque verdaderamente han enterrado el hacha de guerra. Slash no es un tipo muy expresivo pero algunos gestos indican que hay buen rollo y, como he dicho, Axl estaba increíblemente feliz, como si disfrutase cada segundo después de años de insatisfacción. Por supuesto que a nadie le amarga un dulce y todos estarán encantados de cobrar un pastizal, pero tengo la impresión personal de que han vuelto porque querían recuperar algo que perdieron y que necesitaban. Y estoy convencido de que no se puede estar dos horas y cuarenta minutos sobre un escenario con gente con la que no quieres estar y que si han vuelto es porque es exactamente lo que les pedía el cuerpo. Creo que han tenido mucho tiempo para madurar. Y por tanto creo que tenemos Guns N’ Roses para rato. Espero no equivocarme.