ENGLISH REVIEW INCLUDED
Si bien es cierto que la controversia estaría justificada tras el anuncio del regreso del mito GIANT por diversos factores que analizaremos después, esta realidad no ha de ser óbice para condicionar unas escuchas que bien merece Shifting Time con el fin de emitir un veredicto cuanto menos madurado y refrendado. No olvidamos que son una banda seminal para entender el Hard Rock melódico y el AOR de finales de los ochenta y principios de los noventa con dos de los mejores discos de la historia del estilo: Last Of The Runaways y Time To Burn, por lo que me parece realmente injusto que, aun habiendo dado su aprobación el mismísimo padre de la criatura, Dan Huff (intérprete vocal, guitarrista exquisito, compositor excelso y figura protagonista de su historia), todavía sigan agitándose los latigazos de una rumorología infundada en la intransigencia, la nostalgia y con un alto grado de déficit de atención sincera emitidos desde el atalaya que nos proporciona creernos herederos directos del patrimonio de ciertas bandas a las que sí, hemos ayudado a aupar, pero a las que lapidamos también con una presteza intempestiva innata a nuestra traidora genética.
El principal problema, bajo mi criterio, y de cara a los fans más acérrimos de la banda y de los sonidos melódicos en general, está en la campaña de márquetin que ha precedido al lanzamiento del disco, ya que quizás usar el nombre de GIANT resulta un osado fomento de ilusiones que seguramente hubiera proporcionado un menor impacto, a priori, y que hubiese ganado más respeto tras la escucha de un disco que alcanza el notable alto tanto en sus composiciones como en sus fabulosas interpretaciones. Un ligero cambio de nombre habría relajado las tensiones que se han producido tras el shock de semejante regreso.
Efectivamente hay argumentos pretéritos, sólidos y respetables, no carentes de sentido común que, evidentemente, ponen en jaque nuestra predisposición a ceder nuestro bien más preciado, el tiempo de asimilación necesario ante semejante bombazo, y es que a pesar de la calidad inherente a la banda, ya en III se alejaban de la atemporalidad de sus predecesores y Promise Land, su cuarta referencia de estudio y punto de inflexión con dos custodios adoptivos tanto en las voces (Terry Brock de Strangeways) como a la guitarra (Jon Roth) intentando suplir la labor icónica de Mr. Huff, ardua tarea, se abonó un sabor agridulce acrecentando la sensación de final no satisfactorio, de que nunca nada podría llegar a ser lo mismo y que la historia ya estaba contada en su totalidad desde 1991.
Otro de los indicadores de asalto que se interponían a la efusividad de la recepción de las noticias, cuando estas iban llegando a cuentagotas en un aciago final de 2020 y principios de 2021, fue, según el año se iba derrumbando, el hecho de conocer que un nuevo vocalista ocuparía las filas de la banda y que Dan Huff simplemente daba carta de libertad a este renacer, abriendo diferentes apuestas a cada cual, ya llegado un punto, hasta cómicas. Las predicciones vieron recaer sobre Kent Hilli, algo que ya muchos barruntábamos tras la estupenda versión que su banda PERFECT PLAN realizara de Stay, el peso de “llevar la voz cantante” en otra encarnación de GIANT, de nuevo a las guitarras con Jon Roth (WINGER, STARSHIP) y los miembros fundadores David Huff (batería) y Mike Bridnardello (bajista). Junto a sus talentos compositivos naturales e incontables horas de trabajo, se une el valor de otros compositores como Kristian Fyrth, Pete Alpenborg, contribuciones de Michael Palace y Jonas Eriksson y sobre todo la obcecada sapiencia de Alessando Del Vecchio quien se ha encargado tanto de componer, como de la mezcla y masterización con un, repito, notable resultado final. Muchos han sido los comentarios negativos leídos en redes sociales sobre este asunto fundamental: ¿es esto GIANT? O, como muchos se pronuncian al respecto, no.
Pues bien, tanto la banda como sus colaboradores externos han tenido muy en cuenta la esencia del proyecto y eso se nota y mucho (incluso en el caso de The Price Of Love demasiado en su recuerdo a I´ll See You In My Dreams en las estrofas). Tanto es así que no puedo dejar de decir que este es el mejor disco de GIANT tras sus años de gloria entre 1989 y 1991, pero a nadie se le habrá de escapar, y con una lógica aplastante, que rejuvenecen su sonido clásico con la prominencia vocal de Hilli y la versatilidad y sobresaliente calidad de un Jon Roth realmente explosivo en sus labores, lo que afecta directamente al sonido general y, de ahí, resurge la reflexión planteada con anterioridad, ¿hubiera sido más conveniente otra firma en vez de la de GIANT?
La pregunta quedará en el aire por mucho tiempo, pero la realidad es que este disco es una auténtica maravilla, ligeramente más endurecida (Let Our Love Win, electo como primer single o Standing Tall son claros ejemplos), pero con sus recreos atmosféricos y melódicos necesarios para no perder su identidad (Never Die Young donde ejecuta el solo Dan Huff como única contribución a la grabación). Un disco vitalista en su vertiente más Hard Rock, aunque melódico en sus estribillos y sin dejar de lado su versión más romántica con otra de las señas de identidad necesitadas para su credibilidad, los medios tiempos y baladas de preciosa facturación (It´s Not Over o Anna Lee).
Tras severos análisis, finalmente las cuestiones y divagaciones pasan a un segundo plano y solo recomiendo lo que realmente importa y quedará para la posteridad, la música que han creado, mimado y adaptado para enamorar a todo aquel que ya recibiera en su día el flechazo de Cupido por esta clase de sonoridades. Una colección de canciones que poseen todo lo necesario para colmar las expectativas del más exigente consumidor del estilo, del nostálgico empedernido y del amante más puro de esta faceta del Rock. La pasión desatada de Kent Hilli arrasa como un huracán tras interpretar diferentes temas de índoles e intensidades muy pronunciadas y llamativas, siempre arropado por una labor instrumental descomunal y en la que reitero el sensacional trabajo de Jon Roth, perfectamente cohesionado a los veteranos y fundadores miembros, dejando que fluya su estilo pero adecuando licks, riffs y pasajes al honor del que siempre será uno de los guitarristas más influyentes y reputados del Rock melódico: Dan Huff.
Tan solo con reproducir temas como Don´t Say A Word, My Breath Away, Don´t Wanna Lose You o I Walk Alone un servidor se rinde a los pies de Shifting Time y no me tiembla el pulso al decir que estamos ante uno de los discos del año y una vacuna testada con prudencia para sanar el alma de aquellos que han perdido la fe en un estilo que a, pesar de contar con legiones de réplicas, necesita de la pureza de sus raíces para continuar sano y con longevidad.
Jesús Alijo LUX
ENGLISH REVIEW
While it is true that the controversy would be justified after the announcement of the return of the GIANT myth for various factors that we will analyze later, this reality should not be an obstacle to condition a few listens that Shifting Time well deserves in order to issue a verdict at least matured and endorsed. We do not forget that they are a seminal band to understand the melodic Hard Rock and AOR of the late eighties and early nineties with two of the best albums in the history of the style: Last Of The Runaways and Time To Burn, so it seems to me really unfair that, even having given his approval the very father of the creature, Dan Huff (vocal interpreter, exquisite guitarist, excellent composer and protagonist figure of its history), still continue to agitate the lashes of a rumorology unfounded in intransigence, the nostalgia and with a high degree of deficit of sincere attention emitted from the watchtower that provides us to believe ourselves direct heirs of the patrimony of certain bands to which yes, we have helped to raise, but to which we also lapidate with an intemperate alacrity innate to our treacherous genetics.
The main problem, in my opinion, and for the hardcore fans of the band and melodic sounds in general, lies in the marketing campaign that has preceded the release of the album, as perhaps using the name GIANT is a daring promotion of illusions that surely would have provided less impact, a priori, and that would have gained more respect after listening to an album that reaches a high mark both in its compositions and in its fabulous interpretations. A slight change of name would have relaxed the tensions that have arisen after the shock of such a comeback.
Indeed, there are solid and respectable arguments, not lacking in common sense, which evidently put in check our predisposition to give up our most precious asset, the time of assimilation necessary before such a bombshell, and despite the inherent quality of the band, already in III they were moving away from the timelessness of their predecessors and Promise Land, their fourth studio reference and turning point with two adoptive custodians both on vocals (Terry Brock from Strangeways) and on guitar (Jon Roth) trying to replace the iconic work of Mr. Huff, an arduous task. Huff’s iconic work, an arduous task, was credited with a bittersweet taste that added to the feeling of an unsatisfactory ending, that nothing could ever be the same and that the story had been told in its entirety since 1991.
Another of the indicators of assault that stood in the way of the effusiveness of the reception of the news, when these were arriving in dribs and drabs in a fateful end of 2020 and beginning of 2021, was, as the year was falling apart, the fact of knowing that a new vocalist would occupy the ranks of the band and that Dan Huff simply gave a free hand to this rebirth, opening different bets to each one, already arrived at a point, even comical. The predictions saw Kent Hilli, something that many of us were already guessing after his band PERFECT PLAN’s stupendous version of Stay, taking the lead vocals in another incarnation of GIANT, again on guitars with Jon Roth (WINGER, STARSHIP) and founding members David Huff (drums) and Mike Bridnardello (bass). Along with their natural compositional talents and countless hours of work, joins the value of other composers like Kristian Fyrth, Pete Alpenborg, contributions from Michael Palace and Jonas Eriksson and above all the stubborn sapience of Alessando Del Vecchio who has been in charge of composing, mixing and mastering with a, I repeat, remarkable final result. Many have been the negative comments read on social networks about this fundamental issue: is this GIANT? Or, as many pronounce about it, no.
Well, both the band and their external collaborators have kept the essence of the project very much in mind and it shows (even in the case of The Price Of Love too much in its reminiscence to I’ll See You In My Dreams in the verses). So much so that I can’t help but say that this is GIANT’s best album after their glory years between 1989 and 1991, but no one will be able to escape, and with an overwhelming logic, that they rejuvenate their classic sound with Hilli’s vocal prominence and the versatility and outstanding quality of a really explosive Jon Roth in his work, which directly affects the overall sound and, from there, resurfaces the reflection raised previously, would it have been more convenient another signature instead of GIANT’s?
The question will remain in the air for a long time, but the reality is that this album is an authentic marvel, slightly more hardened (Let Our Love Win, chosen as first single or Standing Tall are clear examples), but with its atmospheric and melodic recreations necessary to not lose its identity (Never Die Young where Dan Huff performs the solo as the only contribution to the recording). A vitalist album in its Hard Rock side, although melodic in its choruses and without leaving aside its more romantic version with another of the identity signs needed for its credibility, the half-times and ballads of precious billing (It’s Not Over or Anna Lee).
After severe analysis, finally the questions and digressions pass to a second plane and I only recommend what really matters and will remain for posterity, the music that they have created, pampered and adapted to fall in love with anyone who already received Cupid’s crush for this kind of sonorities. A collection of songs that have everything necessary to fulfill the expectations of the most demanding consumer of the style, the hardened nostalgic and the purest lover of this facet of Rock. The unleashed passion of Kent Hilli sweeps like a hurricane after interpreting different themes of very pronounced and striking intensities, always wrapped by a huge instrumental work and in which I reiterate the sensational work of Jon Roth, perfectly cohesive to the veteran and founding members, letting his style flow but adapting licks, riffs and passages to the honor of which will always be one of the most influential and reputable guitarists of melodic Rock: Dan Huff.
Just by playing songs like Don’t Say A Word, My Breath Away, Don’t Wanna Lose You or I Walk Alone, I surrender at the feet of Shifting Time and my pulse does not tremble when I say that this is one of the albums of the year and a prudently tested vaccine to heal the souls of those who have lost faith in a style that, despite having legions of replicas, needs the purity of its roots to continue healthy and with longevity.
Jesús Alijo LUX