EUROPE: Discografía comentada (1983 – 2017)

Repaso a la trayectoria de la banda de rock sueca más exitosa de la historia.

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EUROPE – Europe (1983)

En febrero de 1983 los suecos Europe editaban su disco de debut. Ese mismo año, Def Leppard sacaban una obra cumbre que influenciaría a infinidad de bandas de hard rock y que de alguna manera cambiaría este estilo para siempre. Pero, ¿quiere decir esto que hay alguna similitud entre un disco y otro? La verdad es que no. El disco de debut de Europe es un muy buen disco de hard rock de corte clásico, influenciado por las mejores bandas, sobretodo europeas, como UFO, Thin Lizzy, MSG, Rainbow o Deep Purple, pero no supone ninguna nueva aportación al mundo musical del momento. No es más que una dignísima continuación de un estilo, el hard rock, que por aquel entonces estaba viviendo una segunda juventud. Por eso, los que conocimos este disco con posterioridad a su archifamoso «The Final Countdown» valoramos este trabajo prácticamente como una obra de culto. ¿Por qué? Pues porque con él nos dimos cuenta de que Europe no era un producto inventado, surgido de la nada con la única intención de comerse el mercado adolescente de mediados-finales de los ochenta, sino que la banda bebía directamente de las bandas más prestigiosas del género y por tanto, se merecían un respeto.

De hecho, si tuviéramos que clasificar a los suecos en diferentes etapas, este disco y su segundo, “Wings of Tomorrow”, constituirían la primera época de la banda. Una época que no pasó a la historia, que dejó solo unos pocos temas para el repertorio básico de la banda, pero que para mí es una de las más interesantes de los suecos.

Los temas de este disco combinan a la perfección dureza y melodía, la voz de Tempest, aunque aún no estaba en su mejor momento, sonaba mucho más agresiva que en el futuro más inmediato, las guitarras del joven John Norum eran compactas y casi cada uno de los temas contaba con un bonito solo de corte melódico que, por momentos, nos podían llevar a pensar incluso en estar delante de un alumno avanzado de Michael Schenker.

Es cierto que la producción era todavía algo arcaica, sobretodo pensando en los nuevos productos que estaban empezando a revolucionar el mercado, como el citado «Pyromania» de los Leppard, pero el disco ha aguantado bastante bien el paso del tiempo y los ocho temas compuestos por Joey Tempest, más el tema instrumental “Boyazont” compuesto por Norum/Meduza están casi entre mis favoritos.

 El disco se inicia con “In the Future to Come” y con un Joey Tempest que aún tendría que mejorar algo su pronunciación del inglés, en una magnífico tema de hard rock que trasmite energía y ganas de comerse el mundo. Un tema con una fuerza adolescente, con un riff contundente y un precioso solo made in Norum que, si bien no supone la invención de la sopa de ajo, es un deleite para los que disfrutamos con el hard rock enérgico y melódico de toda la vida.

 Y lo mismo podríamos decir de “Farewell”, con una estructura parecida aunque algo más melódico, un estribillo recurrente y unas guitarras que cumplen a la perfección.

 “Seven Doors Hotel” es quizás el tema más redondo del disco y un clásico de la banda. Es probablemente el tema que más se escapa del esquema general del disco y que avanza hacía unos derroteros algo más modernos que la banda explotaría años más tarde. El tema más acelerado del disco se inicia con una intro de piano que después de un redoble de batería da paso a un tema donde hay un trabajo de voces mucho más elaborado que en el resto de temas del disco, una guitarra más punzante, una base rítmica más presente. De hecho, es probablemente el tema más clásico pero a la vez más elaborado de todo el disco. Con una estructura algo más compleja que el resto, recuerda a los mejores Purple pero con un toque de comercialidad y modernidad que convierte a este tema en uno de los mejores de la carrera de la banda.

“The King Will Return” es un bonito medio tiempo de esos que Europe irán perfeccionando a lo largo de su carrera, donde aparte de unas guitarras muy melódicas y una voz a ratos susurrante de Tempest, tenemos algún pequeño intento de juego de voces, algo discreto, pero que apunta a lo que la banda hará más adelante.

“Boyazont” es el tema instrumental del disco donde Norum nos demuestra que de mayor le gustaría ser Michael Schenker y escribir temas de la altura de “Into the Arena” y la verdad es que no sé si lo consigue pero lo que está claro es que Norum es un guitarrista que transmite emociones y es, sin duda, una parte fundamental de los Europe de ayer, de hoy y de siempre.

“Children of this Time” sigue la línea de los primeros temas del disco, con un Tempest que cumple a la perfección, unos coros discretitos pero correctos, con buenas guitarras rítmicas y con un solo que pese a que se queda algo corto, funciona. No es el mejor tema del disco, pero no desentona.

“Words of Wisdom” se inicia con un órgano a lo “Starway to Heaven” para dar paso inmediatamente a un tema lento con guitarras acústicas que de golpe da un giro eléctrico para convertirse en un medio tiempo algo más rockero pero muy accesible, apto para cualquier paladar que sepa disfrutar de un tema lleno de melodía y que trasmite buenas vibraciones.

Con unas guitarras punzantes empieza “Paradize Day”, para dar paso a una base rítmica contundente y un tema bastante rockero que si tuviera las guitarras dobladas bien podría haber sido firmado por los mismísimos Thin Lizzy.

“Memories” finaliza el disco de forma contundente. De nuevo una base rítmica potente con teclado de fondo que nos recuerda a los UFO de los primeros 80 o al mismo MSG, aunque, cómo no, con unas voz algo más melódica y discreta como la de Tempest que, pese a todo, está más que correcto en este álbum que para algunos, entre los que me cuento, es casi una obra de culto.

Òscar «Zep» Herrera

wingsoftomorrow

EUROPE – Wings of Tomorrow (1984)

Justo un año después del debut, los suecos Europe, lanzan su segundo disco “Wings of Storm”. La banda sigue siendo un cuarteto (Tempest es quien se encarga de los teclados) y el rubio vocalista es de nuevo el compositor de todos los temas (solo “Scream of Anger está escrita con Marcel Jacob), excepto el instrumental que corre a cargo de John Norum.

El disco se abre con “Stormwind”, y ya desde un primer momento nos damos cuenta de que la producción ya nada tiene que ver con su disco de debut. Se trata de un tema comercial con unos solos de Norum que nos recuerda más a los que vendrán después en “The Final Countdown” que a los del debut. Un tema correcto y resultón para abrir un disco que sigue la estela del primero pero que ya no suena igual.

“Scream of Anger” es uno de los temas más acelerados del disco. Con un buen riff y un Tempest que, dentro de sus limitadas posibilidades en este tipo de temas, cumple.

“Open Your Heart” es ese tipo de balada que pronto se convertirá en una de las señas de la banda. Tema de amor edulcorado con guitarra acústica y teclados de fondo simulando violines. A media canción entran unos coros un tanto empalagosos y el tema se convierte por momentos en un medio tiempo para volver a donde empezó.

“Treated Bad Again” salva un poco los muebles con un inicio guitarrero y un tempo bluesy que permite a Norum marcarse unas cuantas escalas. El tema no está mal y por momentos nos recuerda a lo que en un futuro hará John Norum en solitario.

“Aphasia” es un tema instrumental, más melódico que el tema instrumental del debut “Boyazont” y que nos recuerda a lo que poco más tarde hará, por ejemplo, Vinnie Moore. Tema instrumental, melódico, de corte clásico, pero un tanto falto de consistencia y de feeling.

El sexto tema, o lo que es lo mismo, el primero de la cara B, es el que da nombre al disco “Wings of Tomorrow” y uno de los más acertados. Su estribillo pegadizo funciona bastante bien, no llega a empalagar y el tema a suena a hard rock clásico de corte melódico.

“Wasted Time” es de lo más parecido a los temas del debut. Una cabalgada hard rockera que funciona bastante bien y, aunque en estos temas yo siempre preferiría a otro tipo de cantante, Tempest está correcto.

“Lyin’ Eyes” es un buen tema. Otro de los que más hardrockea del disco. Sonido clásico de nuevo.

“Dreamer” es una baladita con piano de la cual poco hay que decir, no es la primera ni será la ultima en la discografía de Europe.

Y para cerrar, volvemos de nuevo al hard rock con «Dance the Night Away». Esta vez con una base rítmica rápida y acelerada que nos recuerda a unos Deep Purple a los que se les ha añadido los típico estribillo made in Europe, lo cual es una buena manera de dar por finalizado este disco.

Un álbum en el cual hay un buen trabajo de guitarras de Norum, una producción cuidada y un buen puñado de buenos temas. Pese a ello, en este disco yo ya no encuentro la espontaneidad y el descaro de su debut y, aunque tiene más en común con al primero que con el próximo que van a sacar y que los catapultará hacia el éxito masivo, ya se apuntan aquí algunos elementos que caraterizarán a ese tercer disco llamado “The Final Countdown”.

Òscar “Zep” Herrera 

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EUROPE – The Final Countdown (1986)

Quizá el disco más controvertido de la banda, amado y odiado a partes muy desiguales: el gran público –la gran masa de oyentes que en los ochentan vestían el rock- lo considera obra cumbre y aquellos que más hurgaron en la discografía de los suecos, con los años, vieron que no hay para tanto en un álbum cuyo mayor valor reside en un megahit que ha devenido en odioso, de tan manido. ¿Es la obra maestra del grupo? ¿Lo peor de lo peor?

Más allá de opiniones, no podemos más que descubrirnos ante los más famosos teclados del rock en “The Final Countdown”, toda una lección de hit poderoso, rockero y a la vez pegadizo, que no pierde calidad por mucho que la radien a lo largo y ancho del planeta. ¿De verdad hubo un momento en la Historia en que esta canción no estaba en las cabezas de la gente?

Pero, tras el primer estallido, estamos muy lejos de tener un disco hueco, sino una colección de temas que podrían haber sido singles (cinco lo fueron, de hecho) en cualquier título de cualquier banda de la época: empezando por la genial y perfecta para el directo “Rock the Night”, “Ninja” y su enrevesado riff, o la no menos popular “Cherokee”, pasando por el trámite quinceañero de “Carrie”, quizá uno de los momentos más flojos del conjunto, más pendiente de hacer llorar a las niñas que de poner verdadera alma en su composición, una power ballad, “Time has Come”, donde los guitarrazos se dan de la mano a la perfección con unas preciosas melodías que Joey Tempest tan bien supo dominar.

En total, diez cortes de estilo homogéneo pero que es imposible que resulten pesados, sobretodo gracias a la variedad de melodías coreables, temas que habrían de encajar perfectamente en cualquier repertorio en directo, y una banda en estado de gracia: todo encaja en el tercer trabajo del quinteto, los teclados de Michaeli tienen presencia constante, pero las guitarras de Norum, que habría de firmar su último trabajo con la banda hasta el nuevo siglo, nos hacen tener muy presente a cada momento que estamos ante rock con mayúsculas, con mariconadas las justas, tan apto para corear o ponernos sensibles como para rompernos los cuellos al ritmo de sus riffs.

No hay drama en ver a la banda cambiar de registros musicales como quien cambia de zapatos si todos ellos relucen tanto y con tanta elegancia que, a la postre, nos encontramos con que unos tipos cuya discografía atesora trabajos tan distintos como fabulosos. Con “The Final Countdown”, estos cinco nórdicos demuestran que tienen el don de la oportunidad, que han sabido hacer el álbum perfecto en el momento perfecto y que se puede ser perfectamente comercial sin perder calidad en el intento.

Julen Figueras

 outofthisworld

EUROPE – Out of this World (1988)

La marcha de John Norum ya nos anunciaba alguna cosa. En plena efervescencia Europe, con los suecos sonando en todas y cada una de las radiofórmulas del viejo continente y siendo ya más que conocidos en los States, Norum decide que el camino que está siguiendo la banda no le interesa.

La banda, por tanto, debe afrontar el cuarto disco de su carrera sin el que ha sido uno de los pilares de su sonido hasta ese momento. Y la apuesta de Tempest y los suyos pasará por continuar por ese camino de accesibilidad y comercialidad sin complejos que suposo “The Final Countdown” y con el nuevo guitarrista, Kee Marcello, nos ofrecerán un disco que más que ningún otro en su carrera se acerca al sonido AOR que lo podría emparentar con los discos más descaradamente comerciales de bandas como los Journey de mediados de los ochenta.

 Así que los Europe deciden abandonar casi por completo los sonidos hard rockeros para llenar los temas de teclados, algo pomposos, y aderezar todos y cada uno de ellos con solos llenos de escalas interminables del Sr Marcello. Para algunos, éste será el mejor disco de la banda, sobretodo para aquellos que disfrutan de los sonidos melódicos por encima de cualquier atisbo de energía hard rockera, y bien es cierto que las composiciones de este disco son buenas. Además Marcello es un gran guitarrista, la banda suena conjuntada y Tempest parece encontrarse cómodo en este registro pero, en mi opinión, este disco peca por su exceso de producción. Para mi gusto, incluso más excesiva que la de su archiconocido «The Final Countdown».

 Es un disco que suena perfecto, todo parece milimetrado, los solos de Macello, los teclados, las voces.. pero le falta algo, ese algo tan personal y subjetivo que podemos llamar alma. Estamos delante de un disco que no transmite nada de espontaneidad, poca o nula vitalidad y que parece más bien un intento de lucimiento técnico por parte de Marcello mientras el resto de los miembros de la banda parecen un simple acompañamiento de lujo con unos segunditos de gloria, los justos, en cada tema. Pero desgranemos un poco más este trabajo…

 “Supertitious”, el tema con el que se abre el disco, y que fue su single de presentación, es ya una buena muestra de lo que el álbum nos depara. Coros edulcorados, teclados de fondo, siempre presentes, guitarras limpias y cristalinas y la voz de Tempest en su faceta más melódica. Un tema que la banda ha interpretado en directo en numerosas ocasiones y que en vivo suele ganar algo de energía.

“Let the Good Times Roll” sigue la línea del anterior, en este caso con una mayor predominio de las guitarras y con cierto aire bluesy que le da al tema un punto interesante y sirve, sobre todo, para lucimiento de Marcello.

“Open Your Heart” es una revisitación del tema que apareció en su segundo disco Wings of Tomorrow y que en esta ocasión se trata simplemente del mismo tema pero con más azúcar y con el único añadido de un breve “riff” a mitad del tema, a lo Neil Schon.

“More Than Meets the Eye” sigue la estela de los dos primeros temas del disco, y es que no hay mucha variación en este cuarto trabajo de los suecos. Mucho trabajo de teclados y coros y un solo de Marcello lleno de escalas rápidas y bien marcadas en cada tema.

“Coast to Coast” es la segunda balada del disco después de Open Your Heart. Aquí es el teclado el que marca el tempo, al que se añaden unas guitarras acústicas, sonido de violines sintetizados y un cierto trasfondo bluesy para el tema más lleno de azúcar que jamás hayan compuesto los de Estocolmo (sin desmerecer en este capítulo a “Carrie”).

“Ready or Not” es el tema más rockero del disco, un riff algo más marcado y contundente que en el resto de temas y un solo bastante largo y rápido son lo más destacable.

“Sing of the Times” es otro tema comercial, con unas guitarras rítmicas algo más pesadas. Un medio tiempo con un estribillo que se repite hasta la saciedad y que está muy en la línea melódica del resto del disco.

“Just the Beginning” destaca por su estribillo alegre y reiterativo, una base rítmica bastante resultona y, cómo no, el típico solo pajilleril de Marcello.

“Nevers Say Die” no es precisamente una versión del tema de Black Sabbath sino más bien un tema que aporta bastante poco, destaca una guitarra algo bluesera y los omnipresentes teclados, pero el tema, en general, es algo soso.

“Lights and Shadows” es un medio tiempo también de corte algo bluesy con un estribillo que se repite hasta la saciedad pero donde Tempest está más que correcto. De hecho, en muchas ocasiones el disco parece hecho muy a medida de su registro vocal.

“Tower’s Calling” es el penúltimo tema del disco y hay que ser un gran fan de este trabajo para no haber apretado aun el pause. Unos coros de corte preciosista es lo más destacable de un tema que si no fuera el penúltimo de este disco quizás sería más recordado.

“Tomorrow” es la preciosa balada que cierra el disco. Una balada de piano y voz que pese a ser algo empalagosa funciona bastante bien como colofón de un disco lleno de “melodía”, quizás en exceso.

Òscar “Zep” Herrera

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EUROPE – Prisoners in Paradise (1991)

En 1991, Europe vuelven a la carga con el que será su quinto disco y segundo con el guitarrista Kee Marcello. Un disco donde Tempest cederá algo de protagonismo a otros miembros de la banda (en concreto al propio Marcello y al Teclista Michaeli) y a colaboradores externos a la hora de componer los temas y, desde mi punto de vista, probablemente sea eso lo que convierte a este disco en uno de los menos “Europe” de toda su carrera.

“Prisoners in Paradise” vuelve de nuevo a retomar el hard rock después de ese disco tan AOR que fue “Out of this World”, pero en esta ocasión parece que la banda quiera emular más a la bandas americanas que hasta hacía dos días habían copado los charts (Winger, Warrant, etc..) que seguir con su estilo de hard rock clásico al estilo europeo.

La producción del disco es excelente, la base rítmica suena mejor y más contundente que nunca, los solos de Marcello ya no son tan aburridos (aunque siguen trasmitiendo tan poco o menos que antes), pero al disco le falta algo de personalidad.

Después de un tema hard rockero al estilo de las bandas menciondas, “All or Nothing”, tenemos un tema con algo más de gancho llamado “Halfway to Heaven”, para bajar acto seguido el acelerador y entrar en derroteros que nos recuerdan a unos Bad English en horas bajas con un tema algo adulcorado y comercial llamado “I’ll Cry for You”, un tema parecido a los que predominaron en su anterior trabajo “Out of this World”.

“Little Bit of Lovin” es un tema casi bonjoviano aunque con un groove bastante bluesy y, cómo no, un estribillo repetido hasta la saciedad. Es un tema correcto sin más.

“Talk to Me” también suena bastante a “Out of this World” aunque, como decíamos, con una base rítmica más contundente y para mi gusto una mejor producción que en los temas de ese disco.

“Seventh Sign” es un tema más hard rockero, con unas guitarras más pesadas y que está entre lo destacable del disco sin ser tampoco una obra de arte.

El tema título “Prisoners in Paradise” tiene un inicio prometedor con una intro interesante y un riff muy Brian May pero que poco a poco va decayendo hasta convertirse en un medio tiempo algo ramplón.

Con “Bad Blood” vuelven al hard rock y lo hacen de forma más que meritoria.

“Homeland” es una balada bluesy con un buen sonido de órgano de fondo y con unas bonitas guitarras por parte de Marcello, el cual, por primera vez en todo el disco, parece que quiere empezar a transmitir algo.

“Got Your Mind in the Gutter” se me hace muy pesada, el estribillo empieza demasiado pronto y ya no para de repetirse una y mil veces. Las guitarras, sin embargo, con un sonido muy blues y algo boogie, recuerdan a ratos a los ZZ Top ochenteros y están bastante bien.

“’Til My Heart Beats Down Your Door” es un tema interesante, buenos teclados, buena melodía y buenas guitarras, lástima que a estas alturas del disco ya esté uno algo empachado.

Y llegamos ya al cierre de este disco con “Girl from Lebanon”, para mí el mejor tema. Supongo que es el premio por haber llegado hasta el final. Uno de los pocos temas del disco con verdadero feeling y con algo de épica y que hasta os pueden recordar a unos Zeppelin con una producción noventera. La gema del disco para el final, y seguramente no es casual que sea uno de los dos únicos temas (junto al tema-título del disco) compuesto en exclusiva por Tempest.

Òscar “Zep” Herrera 

startfromthedark

EUROPE – Start from the Dark (2004)

Los que nunca quisimos un “Out of this World” y que hubiésemos preferido mil veces que Norum no abandonara nunca el grupo, tuvimos que esperar nada menos que 18 años para poder escuchar cómo podía sonar la verdadera continuación de “The Final Countdown”.

Sabiendo que Norum dejó la banda por discrepancias musicales y habiendo disfrutado ya de varios discos en solitario del guitarrista, podíamos imaginarnos que el retorno de Europe iría por derroteros hard rockeros, pero no podíamos evitar que nos quedara la duda. Pero esta se disipó con los primeros acordes del tema que abre el disco “Got to Have Faith”.

De nuevo Europe volvían a su hard rock de toda la vida, con una producción actualizada pero rockeando como jamás hubieran tenido que dejar de hacerlo. Norum nos demostró que era el guitarrista de Europe y que, si en solitario había hecho una gran carrera, con el resto de la banda mostraba su mejor faceta.

El tema título, “Start from the Dark” con sus guitarras pesadas y un Tempest en un gran estado era la confirmación de que estábamos delante de un gran retorno para el mundo del rock. La banda por fin había salido de largos años de oscuridad y se reinventaban de nuevo haciendo lo que mejor sabían hacer, conjuntar rock, melodía y bonitos estribillos.

“Flames” es otra muestra de ello. Un tema intenso y guitarrero que da paso a una emotiva balada donde la banda homenajea a sus héroes rockeros de juventud, “Hero”.

“Wake up Call” es un cañonazo, con un Norum en estado de gracia, con ganas de demostrar que él es parte fundamental de la banda. Un tema con un magnífico riff, con unas guitarras realmente pesadas y con Tempest a una gran altura, contrarrestando la dureza del tema con su tesitura vocal llena de melodía, y por qué no decirlo, bastante feeeling.

“Reason” es el primer medio tiempo que hay en el disco, con sus subidas y bajadas, es un tema que funciona bastante bien a mitad del disco, sin ser un tema estrella.

Con “Song no. 12” vuelven a las guitarras pesadas, que no diré que recuerdan a las de Zakk Wylde, pero no andaríamos muy lejos. Sin embargo, es un tema que no aporta gran cosa y que cuenta unos cambios de ritmo un poco aburridos, lo cual hace que en estos momentos el disco empiece a decaer un poco.

Y “Roll with You” no ayuda para nada a levantar el ánimo. Un tema lento, que no es malo pero que para mi está mal colocado. Como tema final tendría un pase, pero aquí supone un nuevo bajón para un disco que había empezado muy potente y enérgico y que va decayendo en contundencia y también en calidad.

“Sucker” vuelve a levantar un poco el ánimo pero no sirve para recuperar del todo el espíritu que hasta hace poco tenía el disco. Es un tema correcto y poco más, más melódico que los primeros temas pero algo aburrido.

“Spirit of the Underdog” es una canción algo más interesante, vuelve a ser una especie de medio tiempo con buenas guitarras, buenas voces, un aire bastante bluesy y pese a que no es para nada un trallazo, simplemente cumple bien su función. Un tema emotivo.

“America” es mucho más cañera. Un tema lleno de vitalidad, bastante rápido y que está casi a la altura de los que abrían el disco.

“Settle for Love” es otra balada. En este caso un tema acústico, para mi gusto bastante prescindible, que cierra un disco que no llega a ser el disco que prometía.

Pero parece que finalmente los riesgos a asumir por la banda se quedaron en algo frustrado, aunque para asumir riesgos ya tendrán tiempo con el que será su próximo y magnífico disco “Secret Society”…

Òscar “Zep” Herrera

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EUROPE – Secret Society (2006)

Tras la esperadísima vuelta en 2004 con un disco que no dejó a todos contentos por igual y que vaticinaba un cambio de estilo no poco marcado, llega dos años después la campanada definitiva el salto cualitativo que ya nadie podía esperar y que demostró, por si aún quedaban dudas, que Europeestaba de vuelta, y no para hacer caja con una gira tocando los temas de siempre. La nueva etapa, oscura, pesada y dura, iba a ser la base sobre la que iban a seguir su carrera musical.

Desde el primer segundo, literalmente, el oyente habitual de los suecos no puede sino quedarse perplejo, ¿dónde se han metido la laca y los cueros? “Secret Society” suena en forma de introducción, extrañísima, uno de los mejores temas que han salido de la mente y el corazón de Tempest (a medias con John Levén). “Always the Pretenders”, en unos pocos minutos nos da las dimensiones entre las que nos vamos a mover durante los siguientes tres cuartos de hora: guitarrazos y riffs fenomenales acompañados de melodías y envuelto todo en una oscuridad que choca con la deliciosa portada de la factoría de Storm Thorgerson.

“Love is not the Enemy” sigue la misma línea, con voces poderosas y distorsionadas de Tempest en un corte rápido que nos va habituando a la tónica general del álbum. La nueva etapa deja poco espacio para sentimentales melodías vocales para quinceañeras. “Wish I Could Believe”, de las pocas semi-baladas del álbum, y “Let the Children Play”, con unos novedosos coros infantiles que recuerdan a The Wall, no ahondan sino en la necesidad que le surge a uno de dar las gracias una y otra vez a la banda por el giro que han dado. El arte es, entre otras cosas, innovación y constante movimiento, y Europe han sabido estar a la altura de los mejores en este campo.Aunque, lógicamente, esto depende de los gustos de cada cual, y resulta comprensible el disgusto de buena parte de sus fans, es necesario valorar la audacia con la que han mirado hacia delante, huyendo de fórmulas y esquemas previsibles.

Nuevos grandes riffs impregnan la segunda parte del disco, desde la cuasifilosófica “Human After All” hasta el final del álbum, pasando por rápidos cortes como “The Getaway Plan”, “Forever Travelling” (otro de los highlights del conjunto) o la más lenta “A Mother’s Son”, no por ello exenta de calidad. Es imposible quedarse con las mejores y las peores de Secret Society, porque todas, sin excepción, compiten a un nivel tan alto que, para quien escribe, configuran el que ha sido, hasta la fecha, el trabajo más sublime de Europe. Cuando parece que ya han tocado techo (y lo hicieron de hecho a nivel comercial), estos cinco suecos nos regalan una obra inspirada como pocas: lúgubre en sensaciones pero pasmosamente brillante en su composición.

Julen Figueras 

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EUROPE – Last Look at Eden (2009)

Con «Start From The Dark» Europe trazaron una línea. Al otro lado de la misma se encontraban sus anteriores trabajos, y junto a ellos, un núcleo importante de fans que no comulgaron con su nueva propuesta musical. Con «Last Look At Eden» la línea se ha ido agrietando hasta convertirse en una brecha, o más bien en un socavón desde cuyo borde seguidores conversos o críticos con los nuevos vientos de los Europe se observan y hasta discuten.

Y es que las huestes de Joey Tempest, con este disco, vienen a confirmar que el pasado mejor ni mentarlo, aunque en sus conciertos no se olvidan de su tema estrella para gozo de muchos, y es que de bien nacidos es ser agradecidos.

En este trabajo que nadie espere baladas irrisorias o himnos pasteleros de postín. En cuanto a los temas más reposados «In My Time», con un claro hedor Blues Rock con sentidos y nada forzados solos de John Norum, sería el más destacado, y mirando a los 80, quizás «Gonna Get Ready» con su inconfundible toque Whitesnake.

Aunque, inequívocamente, Europe suenan en el 2009 frescos y modernos, su horizonte está plagado de influencias para el recorta y pega donde, como en su anterior disco, sin lugar a dudas Rainbow son los más saqueados. «Last Look At Eden» (la canción) recuerda a eso precisamente, pero enfatizando más en la épica que poseían los de Blackmore en discos como «Bent Out Of Shape».

Algunos temas, entre los que se encuentra el anteriormente mencionado, están ligeramente recargados de ornamentos orquestales, precisamente para incidir en esa épica de la que hablábamos.

La voz de Joey Tempest poco o nada tiene que ver con el agudo y débil timbre que gastaba el muchachote de Upplands Väsby a mediados de los ochenta. Su habilidad vocal no pasma, pero su madurez, sobriedad y forma de atacar las canciones le benefician claramente.

Esta obra de los suecos, funciona con intermitencias, a intervalos. En gran medida ofrecen contundencia, con las guitarras en un primer plano y recrean con mucha habilidad atmósferas oscuras, para ser Europe. Parte de eso hay que atribuírselo también a los teclados de Mic Michaeli, orientados al clasicismo setentero. En «Catch That Plane» eso es lo que ofrecen, y lo combinan con estructuras más modernas en otros cortes como «U Devil U», en el cual las guitarras de Norum nos recuerdan a su trabajo con Don Dokken en el buenísimo «Long Way Home».

 Si algo negativo puede achacársele a este disco, quizás sea su estructura demasiado lineal, que hace que las canciones suenen algo rígidas pero, en general, «Last Look At Eden» rebosa buenos temas, lo que no es poco. Aunque, a muchos, lo de la botella medio vacía servirá seguramente de excusa para machacar al disco y la arriesgada propuesta musical de la banda.

Caído En Little Big Horn

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EUROPE – Bag of Bones (2012)

Aquí tenemos, dicen ellos, el sonido de Europe cayendo en picado. Y qué sonido tan brillante. Cuando ya se han despojado de todas las presiones de discográficas, fans y modas, el quinteto sueco emprende en libertad otra nueva huida hacia atrás, más atrás que sus comienzos, y publica una obra grande que no decepcionará a casi nadie: los que gozan con su nueva etapa tienen en “Bag of Bones” otra golosina a la que agarrarse durante los siguientes meses, un disco que gana firmeza con las escuchas. A los fans de sus años más comerciales tampoco les decepcionará: nada esperan y nada tendrán.
No pasa nada. La música es un universo infinito en el que cada uno puede hurgar donde quiera. Y, desde luego, Europe no parece que vayan a hurgar nunca más en ese pozo de melodías y pelos cardados: su vuelta atrás ha dejado de lado los himnos comerciales y ha apostado por lo que más les apetece hacer, que es, a fin de cuentas, como mejor se hacen las cosas. Los chicos de los que no se esperaba que tocaran blues lo hacen ahora mejor que muchos, combinando no pocos elementos e influencias que sacan a relucir con descaro y orgullo, referenciándose tanto en esos riffs machacones como en letras que guiñan a Led Zeppelin o AC/DC.
El disco, que sigue la senda de “Last look at Eden” y la retuerce un poco más, nos regala un puñado de canciones que pasan como un suspiro y que se descubren tras dos, tres, cuatro repasos. Y así nos encontramos con fabulosas aportaciones como “Firebox”, heavy como nunca, buenas melodías y riffs en “Demon Head”, la oscura y no menos deliciosa “Not supposed to sing the blues”, o dos verdaderas joyas que pasan, al menos para quien escribe, a lo mejor de su repertorio: “My woman my friend”, otro blues con piano y una bestial voz de Tempest –mejor que nunca-, y el tema que da título al álbum, mezcla de tempos, intensidades e instrumentos memorable. Tenemos hasta una balada –más que suficiente- cerrando el conjunto con buena nota, “Bring it all home”, único refugio de los nostálgicos que se atrevan a escuchar esta nueva entrega.
No hay nada para despreciar, ni siquiera su bonus japonés, en el noveno álbum de una banda tan versátil como infravalorada: versátil porque ha sabido moverse en todos los terrenos en los que se ha propuesto, infravalorada porque parece que no hay mundo más allá de The Final Countdown. Por suerte para muchos, el grupo ha sabido progresar y arriesgar sin importarle nada salvo ser fieles a sí mismos. Ése es el arte que trasciende, dé o no dinero.
La rueda ya estaba inventada antes de “Bag of Bones”, pero en 2012 nada va a rodar de forma tan suave y potente como este disco que tenemos entre manos.
Julen Figueras
europe war kings
EUROPE – War of kings (2015)
Algo hay ahí cuando, desde la primera escucha, se te erizan los pelos de la nuca. Es como si por fin hubiesen vuelto al principio. Pero no al principio de su catálogo, sino antes incluso. Al vientre materno. A lo más primitivo de esos sonidos setenteros que nos han traído hasta aquí.
Una vuelta al principio que no coge por sorpresa pero que provoca admiración con cada nuevo lanzamiento. No es fácil desenvolverse en tantos estilos distintos con la soltura de los suecos, ni hacer oídos sordos a toda una generación de fans que se fueron dando un portazo, ni conseguir un disco como War of Kings en pleno 2015. Todavía caliente, ya se puede adelantar que va a ser uno de los discos del año, un punto álgido más en la carrera de la banda, cuya audacia se refrenda con cada nuevo lanzamiento.
Si bien la continuidad con su celebrado y ya esencial Bag of Bones es obvia en temas como «Hole in my Pocket» o el single que da título al álbum, lo de Europe no es la repetición. Es, como poco, lenta involución. Así que sí, el disco da mucho rock pesado y oscuro, muchos riffs en tonos graves, pero también hay salto musical, un nuevo quiebro melódico, un paso más en su particular desarrollo. Qué son, si no, esas pequeñas gemas, extrañas pero brillantes, como «Second Day» o «Praise You», que mezclan lo atmosférico con sólido, o la inconmensurable «Children of the Mind», auténtico hit de un disco al que no le sobra casi nada.
A la roca que rueda no le sale musgo, y la de Europe es una roca grande, robusta y pesada que, sin embargo, rueda fluidamente con grandes melodías como las de «Nothin’ to Ya» o la de «Days of Rock and Roll». ¿Se puede hacer más con menos? Doce temas que se yerguen sobre estructuras sencillas, pero que adoptan nuevas dimensiones a través de la sinergia de sus músicos. El Riff como piedra angular del sonido setentas. Bajo y batería dando cuerpo y base. El teclado, rugoso, áspero, más presente que nunca, a caballo entre la melodía y el ritmo. Y ahí, en medio de todo, la verdadera estrella del disco, que no es Norum sino Tempest, que sabe sacar la esencia y el dramatismo de cada uno de los grandes temas que tiene delante. Un Joey Tempest irreconocible a la vez que inconfundible, más vieja pero más sabia: guardándose para los momentos álgidos, alternando potencia con textura.
En una época en la que el rock llega a los oídos de forma apabullante, es difícil encontrar un trabajo en el que la potencia se conjuga con los matices, en el que lo lento no se hace aburrido ni lo rápido pasa sin que uno se dé cuenta. War of Kings lo consigue: es de efecto inmediato, pero no efímero; deja poso desde su primera escucha, y te obliga a repetir.
2015. Los reproches absurdos por haber cambiado radicalmente de estilo musical siguen ahí, disco tras disco, y nadie parece reparar en que ya hay más carrera tras el retorno que antes de él. Que quizá el cambio de dirección no ha sido éste, sino aquél, y que los Europe de verdad sonaban así antes incluso de que se formara la banda. Y, para asombro de quienes creíamos que la banda ya se había asentado y encontrado su lugar, este nuevo disco nos demuestra que aún queda margen de maniobra. Que la búsqueda sigue y que War of Kings no es el final del camino. Que habrá más, y que son imparables.
Julen Figueras

EUROPE – Walk the earth (2017)

 

os suecos más aclamados en esto del rock regresan con un nuevo disco titulado “Walk The Earth” y lo hacen más maduros que nunca. En lo que concierne a la edad es inevitable puesto que todavía no ha nacido quien cada día sea más joven. Veremos si alguien muy listo investiga y nos lleva de nuevo unos años atrás. En cuanto a la música lo más normal es que la evolución sea para ir a buscar nuevas sensaciones que con la madurez suelen llegar de forma espontánea. Europe están en un plan muy libre y haciendo lo que les viene en gana. Llevan viajando entre notas duras desde 1979 y en su carrera han vendido más de 25 millones de discos. Tocaron el cielo más azul imaginable con el álbum “The Final Countdown” del cual se llegaron a vender cerca de 15 millones de copias, siendo el single tiroriro número 1 en 25 países. Alucinante ¿verdad? Desde luego que sí.

Su desarrollo musical está siendo arriesgado puesto que lo que les definió en sus años más exitosos nada tiene que ver con lo que desde su vuelta, hace ya trece años, vienen haciendo cuando regresaron en 2004 con su grandísimo “Start from the Dark”. En ese momento los fans de Europe recibieron, como no podía ser de otro modo, con los brazos abiertos a los cinco músicos. Desde ese instante no solamente han sido ésos los que han continuado con su postura, sino que también se han sumado otros que han sabido reconocer la gran valentía demostrada por avanzar hacia delante.

En el año 2015 editaron el disco “War of Kings” que fue hasta ese momento la cara más hard de Europe. Sus canciones estaban sangrando y hubo bastante público al que le habría gustado que el disco se hubiera pasado un poco más, que se le hubiese dado una vuelta más en la plancha. Pues bien, ahora dos años después estamos a punto de saborear un solomillo que casi chilla cuando le clavas el tenedor y que sangra abundantemente para soltar así las esencias setenteras del hard rock más Purpleliano posible. Sí, en este nuevo trabajo Europe se retratan como conocedores de los modales de la familia Purple y muy en especial John Norum quien maneja sus guitarras Gibson con notas tocadas y arrastradas del mismo modo que hacia el maestro Ritchie Blackmore, aunque éste lo hiciese con la famosa Fender Stratocaster. Da lo mismo si encuentro referencias y similitudes nítidas, que no copias, ya que los de Upplands Väsby tienen la suficiente (más todavía) capacidad y conocimiento como para ser únicos aunque recuerden a los más grandes.

Con esta introducción, que creo da bastante idea de lo que encontrarás en “Walk The Earth”, toca dejar algunos datos como que el disco fue grabado en los estudios Abbey Road Studios en la capital británica bajo el control del productor Dave Cobb (Rival Sons y Chris Cornell entre otros) y que la grabación duró solamente unos pocos días, que el diseño de la portada es del artista Mike Sportes y que Europe supieron de su obra al ver llegar al estudio al productor Dave Cobb vistiendo una camiseta con uno de sus diseños. Fue Joey Tempest el que quedó prendado del estilo y quien se empeñó en disponer de un diseño que fuese portada para este “Walk The Earth”.

El álbum contiene diez canciones con una duración media de cuatro minutos por tema. Es un disco corto que está compuesto para el lucimiento de John Norum y Mic Michaeli quienes bañan con sus instrumentos todas y cada una de sus canciones. No hace falta decir nada que no sepamos del dominio y perfecta adaptación del cantante Joey Tempest para camuflarse en medio del control de tanto músico bueno. Le sobran recursos para buscar y encontrar la mejor forma de cantar mientras los cuatro compañeros tocan un Hard Rock mayúsculo. No he nombrado a John Levén y Ian Haugland porque todos sabemos que su labor es siempre correctísima y precisa.

Habiendo dicho que el disco es corto debo también decir que se escucha con la premura, tranquilidad y confianza que otorgan estas diez canciones maestras capaces de abrir cualquier oído. El primer single presentado hace ya varias semanas fue “Walk The Earth”. Las críticas fueron mayoritariamente vencedoras por las opiniones vertidas por el público, y lo que es más importante todavía, por los músicos que dejaron su gusto por el tema en las redes sociales. Cuando los que más saben dejan expresiones de satisfacción es síntoma de que el trabajo de Europe ha sido acertado. Quorum al máximo es lo que se escuchó y con ello la admiración de los más expertos.

La pegada que tienen las canciones de este “Walk The Earth” es sólida, densa y potente. Sin resquicios ni flaqueza y con esa magia que la guitarra de John Norum profesa. Cualquier adjetivo que se me pueda ocurrir hacia este genio será insuficiente en su definición. Quizás el término sosegado sea uno que me viene al escribir acerca de sus maneras porque he observado que, muy al estilo Blackmore, las notas han sido menos en la gran mayoría de las canciones. El solo de guitarra en el tema “Pictures” es un buen ejemplo. Mucho estirar las cuerdas para hacer hablar a su inseparable instrumento.

Escuchad la entrada del tema “Election Day” y comprobad como esa entrada de batería y el posterior riff de guitarra y bajo son muy parecidos, están muy influenciados en canciones con corazón Deep Purple como por ejemplo “Lady Double Dealer”. Los olores a la época y banda que mejor hicieron Hard Rock son más que evidentes. Algo que personalmente me parece de orgullo y buen gusto. Por otra parte existen otras canciones que se desmarcan de ese parecido y se adentran en pasajes más eclécticos y psicodélicos, con una variaciones de voces oscuras en las que Tempest se da rienda suelta. Es el caso de “Wolves”. También tenemos temas que son Europe total de esta nueva etapa que como he dicho antes está siendo ya de trece años. “The Siege”, “Kingdom United” (muy Thin Lizzy) y “GTO” son canciones totalmente instaladas en el estilo actual de la banda. En algunas de éstas Joey Tempest habla y sin embargo me hace sentir que está cantando.

En general la marca de Europe es predominante y así se demuestra en el corte “Whenever You’re Ready” donde los teclados de Mic Michaeli están subidos tres puntos más que el resto de instrumentos. En este sentido lo digo hasta algo mareado porque lo noto un poco excesivo. Algo parecido ocurre con el tema final “Turn To Dust”, aunque al ser más pausado los teclados pesan menos. También su sonido, que cambia en según qué partes, es menos invasivo y te noquea menos. Lo que sí es innegable es que los dos músicos que mandan en el sonido del grupo siguen siendo Mic Michaeli y John Norum.

Me parece que no me dejo nada en esta humilde visión que he tenido al escuchar el disco. Creo que va a gustar y que sobre todo será al público más mayor que sigue en el mundo del Hard Rock. No defraudará a los fans y sí que dará, todavía si puede, más respeto a una banda que lleva muchos años ganándoselo con discos serios y muy maduros.

Luis Maria Catediano