EL DROGAS
Sala Shoko (Madrid), 15 de febrero de 1014
Texto: Julen Figueras
Fotos: Diana Gaftoneanu
ATENCIÓN: Esta crónica tiene spoilers. Si piensas ir a alguno de los conciertos de la gira, puede que prefieras no leer lo que te espera, y si aún estás indeciso, esta crónica debiera servirte para decantarte por un concierto para el recuerdo.
El Drogas volvió a cantarnos las cuarenta. Literalmente. Hubo tantos momentos y tantos detalles en los que merece la pena pararse que a uno no le queda más remedio que reseñar lo más llamativo y dejar lo accesorio para la experiencia de cada fan que se acerque a la gira que acaba de comenzar.
La cita fue en la madrileña Sala Shoko, que en japonés debe de significar bola de sonido, porque eso fue lo que tuvimos durante las tres horas de concierto. Una sala con una acústica apestosa, una discoteca mal acondicionada para el rock, personal rudo, mala organización y, al fin y al cabo, todas esas características tan “suyas” en las salas de Madrid, capital europea sin una sola sala en la que dar conciertos como dios manda. Sólo una razón de muchísimo peso, como el concierto de anoche, debería hacernos pisar semejante lugar.
En la cola (¡qué de gente!) nadie tenía claro a qué hora empezaba el concierto, si había teloneros, etc. Sólo unos pocos se habían informado sobre los desconocidos teloneros, Ángel Casto y los Honestos, una banda católica (sic) formada por niños de papá que habían puesto pasta de su bolsillo para poder girar con El Drogas. Sonaba a broma. El concierto empezó puntual, a las siete y cuarto de la tarde, cuando aún la mayoría de gente seguía en la cola, y Ángel Casto y los Honestos salieron a escena.
Sonaba a broma y, efectivamente, hubo mucho de broma. El cuarteto que estaba sobre el escenario, con indumentaria de “amo a Laura”, colores rositas y temas con olor a naftalina: era El Drogas, los mismos cuatro tipos que más tarde romperían nuestros tímpanos. Los Honestos hicieron un corto set de temas de ayer y…ayer, como la inmortal “Help, Ayúdame” que cantara Tony Ronald a nuestras madres y abuelas. Como explicó su cantante, el padre del batería Ángel Casto es un banquero que ha sido quien ha puesto los medios para poder girar con El Drogas. Una forma inmejorable de empezar la noche. ¡Que nadie llegue tarde!
A eso de las ocho y cuarto salieron El Drogas por fin, esta vez con armas de guerra, y a dos guitarras para arrancar con “Cómo Son”, de su nuevo triple disco, del que caerían todos y cada uno de los temas.
La banda, máquina perfectamente engrasada, intercaló temas de “Demasiado Tonto en la Corteza” con otros dieciséis del repertorio que Enrique Villarreal ha ido creando a lo largo. Empezando por “Tentando a la Suerte”, el público dio y recibió acorde con las expectativas que un culo inquieto como el Drogas suscita.
No sé lo que traerá el tiempo pero, a día de hoy, el cuarteto que vemos sobre las tablas es poco menos que la banda definitiva. Una base rítmica imparable, tanto por el cien veces aclamado Brigi Duke en la batería como por el no menos brillante Flako. Y Txus Maraví, claro, un guitarrista de esos a los que se aplica lo de “menos es más”: saber meter el riff, el punteo, el acorde correcto en el momento adecuado. Ellos tres en el barco capitaneado por el pirata entre piratas: cincuenta y tres tacos, una voz cavernosa y un puñado de himnos atemporales.
El concierto estuvo constantemente teñido por el rojo y por la apología de la Democracia (la de verdad), desde la emotiva “Pétalos” hasta una de las últimas “En la Silla Eléctrica”, pasando por “Víctima”, “Oveja Negra” y, cómo no, esos ocho trallazos de “Matxinada”. Esos ocho temas de ficción, con nombres ficticios en un país ficticio, cuyos parecidos con la realidad son “pura coincidencia”, como aclaró Enrique.
También hubo tiempo para la música más distendida, más glam, aunque siempre rock: no sólo en los temas de su último álbum, sino con algunas de las más celebradas “No Sé Qué Hacer Contigo” o “Todos Mirando”, clásicos que han sido revisados para la ocasión.
Podrían decirse muchas cosas más, pero creo que merece la pena descubrirlo por uno mismo. Tal y como nos prometió, fueron casi tres horas de concierto (sin el “casi”, incluyendo la actuación de Los Honestos), con escasas paradas en las que poder explicar el significado de las canciones (para qué, si éstas se expresan por sí solas). Cuarenta temas de pasado y presente del rock, de muchas emociones y, sobre todo, de alegría por poder compartir esa pasión por el ruido una vez más.
Setlist:
- Cómo Son
- Tentando a la Suerte
- Con tu Presencia
- Sueños Rotos
- Pétalos
- Ya No Anochece Igual
- No Sería Nada
- En Punto Muerto
- No Sé Qué Hacer Contigo
- Cerocomasiete
- Están Para Violarlas
- Olvido o Rebeldía
- Quién Puede Verla
- Collar Abandonado
- Cordones de Mimbre
- Demasiado Tonto en la Corteza
- Sin Reverencias
- Oveja Negra
- Come Elefantes
- Caradura
- Fue 24D, ¿Y Qué?
- No Das Pena
- Lentos Minutos
- Matilde Landa
- Qué Mal Rato
- Verte en la Mierda
- Barro en la Alpargata
- Debajo de Aquel Árbol
- Todos Mirando
- Algunas Cosas Por Terminar
- Frío
- Sofokao
- Todos los Gatos
- Nos Hace Morir
- Empujo Pa’Ki
- Víctima
- En la Silla Eléctrica
- Peineta y Mantilla
- Azulejo Frío
- Otros Tragos
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