En activo desde su primer álbum hace ya 20 años, ésta banda de suecos con el gran vocalista, guitarrista, productor y todo lo que se proponga Erik Martensson al frente, no necesita ya de ningún tipo de presentación porque con toda la trayectoria que llevan a sus espaldas han demostrado que son unos de los grandes grupos de hard rock melódico.
Wired se llama su último trabajo y como su propio nombre indica nos va a tener a todos “conectados” de principio a fin, cuando acabéis de escuchar el disco entero, me lo contáis.
Roses on your grave empieza con fuerza, como era de esperar, llena de ritmo con una breve intro de guitarra y batería para encabezar el estribillo. Destacar también el breve solo de batería, elemento no muy común por lo menos en las bandas que yo escucho.
Con más dulzura en las cuerdas vocales empieza Dying Breed, pero al igual que la anterior, cargada de ímpetu y de una letra que nos recuerda la importancia de nuestro papel en éste mundo.
Con Saturday Night (Hallelujah) voy a tener que extenderme un poco. No sé ni por dónde empezar. Tengo dudas de si escribir una carta a la ministra de trabajo, una misiva a la Casa Real Española (y ya de paso a la sueca también, jajaja) o directamente plantarme en los sindicatos y exigir que todos los viernes al salir de trabajar se imponga ésta canción en todos los centros laborales para marcar el fin de la semana de trabajo y dar paso a los días de merecido descanso. No es el Saturday Night de John Travolta ni el de Whigfield que tantas veces he bailado haciendo la típica coreografía en bailes y verbenas, ni falta que lo hace, pero para mí ésta canción ya se ha convertido en todo un himno festivo. Encabezada por el estribillo, es pegadiza hasta la médula, imposible no acabar enganchada a ella. Es un “carpe diem” musicalizado que recomiendo escuchar a todos aquellos que un sábado por la noche están tumbados en el sofá con la manta dudando de si salir a tomar una copita o no…..salís….¡seguro!. El mensaje está claro, nadie va a salir vivo de éste mundo, así que…..a darlo todo y aleluya por el fin de semana.
Con un tímido jadeo comienza Run for Cover, después de tanto correr para ponerse a cubierto supongo que es normal jadear….y así nos va a dejar éste tema con unas guitarras casi celtas que cantan solas, con unos riffs que acompañan constantemente a la voz que vienen con un toque más tierno y suave.
Los acordes de la guitarra más acústica nos avisan del cambio a algo más sentimental. Si las estrellas se niegan a brillar, yo seguiré estando a tu lado… (if the stars refuse to shine…), preciosa letra para dedicar a un mejor amigo (yo se la dedico a mi amigo César) , a tu pareja, a un familiar……Cargada de emoción Carved in Stone es, sin duda, la más conmovedora también con un mensaje esperanzador.
Después del reposo, volvemos a la dinámica anterior con Twilight y su compás incansable que, además, por si fuera poco, se atreve a meter el Himno a la Alegría al final. ¡Toma ya!¡Taza y media!
Poison in my Heart también va marcada por guitarras más acústicas, con una métrica más lenta y con el bajo de manifiesto en algunas partes del tema. Aunque lleva ternura intrínseca, no le falta vigor con los coros y estrofas más rápidas.
No sé a vosotros, pero a mí el comienzo de Bite the Bullet me recuerda muchísimo a Accept y sus cuerdas virtuosas. A parte de repleta de ímpetu, con unos riffs perfectos para una escena tensa de una buena película western. Supongo que morder la bala (bite the bullet) necesita de una base así. A mí la verdad es que me dan ganas de plantarme el sombrero del oeste e invitar a los hermanos Dalton al sarao. Curiosa la canción.
We didn´t come to lose rebosante de acompañamientos vocales y muy “ellos” , con una subida de escala al final. Aunque probablemente la más repetitiva del trabajo.
Things we Love. Otra cargadita de entusiasmo, de positivimo, de harmonía. Lo que yo llamaría una canción grupal, de esas de cantar con bastante gente derrochando energía.
Para cerrar las puertas y dejarnos un poco muertos, Dead Inside. Otro canto al amor…”si el amor puede durar para siempre…”, una más llena de sentimiento y casi hasta melancolía en su melodía muy marcada por el bajo que casi se asemeja a los latidos de un corazón.
Y hasta aquí hemos llegado, amigos. Como cantaban ellos hace no mucho…¡Viva la Victoria!. Yo me pongo a aplaudir hasta que me duelen las manos dando mi enhorabuena a Eclipse, que, nuevamente, nos han eclipsado con sus canciones llenas de ritmo, llenas de baile, de contundencia, de unión entre personas y de letras realmente preciosas con mensajes positivos que deberían hacernos parar y reflexionar sobre muchas cosas.
Laura Grosskopf (The Lux Team)