El tren del Diablo está de vuelta y bien contento que me pone su regreso. A punto de cumplir sus primeros diez años, la banda alemana, liderada por su frontman y fundador RD Liapakis (Mystic Prophecy/Steel Prophet), me cautivó desde la primera escucha y la aparición de este tercer trabajo me ha alegrado el cuerpo. Apoyado en su portentosa y personal voz, Liapakis ha contado, para Ashes to Bones, con el batería Jörg Michael (ex- Saxon/Stratovarius/Axel Rudi Pell/Running Wild…), el bajista Jens Becker (Grave Digger/exRunning Wild/ex-X-Wild) y el guitarrista Dan Baune (Lost Sanctuary/ex-Monument). Un auténtico equipazo, sin ninguna duda, que ha grabado en The Prophecy Studio, con la producción del propio R.D., que compone todos los temas, junto con Dan Baune, y también ha sido el responsable de la masterización con C. Schmid. La espectacular portada es de Stan W Decker. La compañía no ha escatimado y, además del cd digipack, ha editado vinilos en color y decorados y una box set de edición limitada con una preciosa caja metálica grabada a láser, el digipack, un llavero con forma de guitarra, una foto firmada, un parche y una bolsa.
La banda, que evidentemente se enmarca dentro del hard rock más salvaje, no oculta sus raíces blues y abre la lata con The Devil & the Blues, un tema rotundo y en el que ya queda claro, para quien no lo supiese, que la voz de R.D. Liapakis es la seña de identidad del grupo. Hay voces que gustan a todo el mundo pero, tal vez, enloquecen a poca gente, y luego están esas voces que se reconocen a la primera, que brillan con personalidad y se hacen merecedoras de liderar una banda. Este es el caso, en mi modesta opinión, de la voz de Liapakis. Pero, no seamos simplistas, este mismo tema deja negro sobre blanco que Devil’s Train es mucho más que la voz. Una guitarra oscura y afilada y una base rítmica demoledora se muestran imprescindibles desde este primer corte. Pero como la banda alemana tampoco reniega de sus bases sureñas y americanas en general, aquí está Girl of South Dakota para echar un vistazo a los USA con fuerza, melodía y un gran solo de Baune para adornar el vozarrón del frontman. Es difícil pero, si no te has calentado, Rising on Fire viene para hacerte arder con su toque cadencioso y bluesero, muy al estilo Whitesnake, para que no te rindas nunca a un diablo disfrazado y lo hagas siempre a canciones como esta, de las más brillantes en un trabajo que no tiene desperdicio.
Es importante no prometer lo que no se va a cumplir y más en materia de amor. You Promised Me Love te lo recuerda, por si no lo tienes claro, y lo hace con una falsa balada, llena de potencia, feeling y maestría por parte de Liapakis y compañía. Un auténtico hit adornado por un solo melódico espectacular. Cenizas y huesos, Ashes & Bones, es el título del álbum y del siguiente tema, que suena vaquero. Podemos sentir el polvo que levanta el viento, ver saltar las tumbleweed y degustar el whisky y el vino que dice que bebe el protagonista. Eso es lo que pretende y consigue este corte, al que no le falta el solazo de antología de Dan Baune. Sin embargo, tú quieres más y ellos te dan More, un tema vanhaleniano, desatado, rapidísimo. Un gran tema, una vez más, que te hará cantar y bailar sin querer. No digamos si estás en un directo de Devil’s Train y lo deseas. Por cierto, excelente la parcela técnica, al nivel de la musical. Una vez en este estado, ¿Qué no serás capaz de hacer en el calor de la noche?. In the Heat of the Night se abre con un bajo y un riff de guitarra rotundos para dar paso a la voz de Liapakis matizando y atizando en cuestión de segundos para, poco después, lucirse en un estribillo de lo más hardrockero.
Puede parecer algo salvaje, pero el título del siguiente tema, Smell Sex Tonight, es buena señal; no nos engañemos. Pues bien, el tema también. Guitarras bajo y batería despegan a la vez y el cantante se une a la carrera para no llegar tarde a semejante fiesta. Nunca se sabe cuándo será la siguiente y el solo de Baune quiere ambientar la velada. Lo consigue y la canción te pone como debe. Si no fuiste afortunado, prueba con el vudú de Rock & Roll Voodoo Child, el siguiente tema. Con un título que nos recuerda al gran Hendrix y una melodía y estribillo que me gustan tanto como la cadencia que marcan los instrumentos y la guitarra con efecto. El ayer se ha ido y tus sueños continúan, dicen. Agárrate a este temazo y al dúo Michael-Becker que machacan especias para crear el ambiente, mientras el cuchillo de Baune brilla en la noche vudú. Y, si el título anterior nos recordaba al maestro de las seis cuerdas, Hold the Line nos evoca a Toto, aunque nada que ver, en este caso. El corte es 100% Devil´s Train, con la voz de Liapakis en sus registros más salvajes, los toques Whitesnake y los instrumentos desbocados. Muy bueno.
No es que nos pongamos violentos, pero el penúltimo se titula Man with a Gun. Tampoco puede extrañarnos de estos vaqueros europeos, que hacen gala de sus tendencias en este precioso tema, con bottleneck incluido. El estribillo contestado se adueña pronto de la canción y él te dice que te ama y te odia, te necesita y te siente y que volverá a por más, pero también que está perdiendo el control. Así es que, tú verás. Yo escucharía este gran corte y me lo pensaría. Ashes & Bones se despide con una extraordinaria versión del Word Up de Cameo, que muchos conocimos por Gun y que, introducida y cerrada con sonidos vaqueros, me ha encantado. Como todo el álbum, que es enorme y que no me canso de escuchar. Como te ocurrirá a ti, pero cómpralo, por favor, cómpralo.
Toño Martínez Mendizábal