D.A.D: Monster Philosophy (2008)

Bastante ha llovido desde que los daneses D.A.D publicaran allá por el año 1.989 su «No fuel left for the pilgrims», disco que les puso en el mapa rockero internacional y del que la MTV emitió con bastante asiduidad en su día el video de «Sleeping my day away» (¿Quién no recuerda la estrambótica estampa de Stig Perdersen con el casco y su particular bajo de sólo dos cuerdas o los dibujos animados que representaban a los miembros del grupo?).
Su propuesta musical fue evolucionando con los años a partir de la publicación del controvertido «Helpyourselfish», que produjo una fractura en la base de fans del grupo y coincidió con un bajón en popularidad internacional que limitó su actividad principalmente a Europa (es en su país natal dónde siguen siendo una banda importante) pero no han dejado de ofrecer discos que, por ejemplo en el caso de «Everything glows», mantienen un gran nivel.Pues bien, aquí tenemos ya su nuevo trabajo en estudio tras tres años desde la publicación de «Scare yourself» y podemos decir que el resultado ha hecho que merezcan la pena. Este «Monster philosophy» recupera en parte el espíritu algo más clásico de las obras que les dieron la popularidad pero no renuncia a seguir ofreciendo una faceta actual que hace que no suenen añejos, contando para ello con una producción de nivel. El mejor ejemplo de esto lo podemos encontrar el tema título y primer single del álbum, una canción con un marcado toque moderno que si bien puede no ser de las más inspiradas del disco para según que oyente, si demuestra las ganas que siguen poniendo en cada nueva entrega. La energía y el ataque netamente rockero de la inicial «Revolution» (tal vez un tema que puede recordar la onda de «Riskin’ it all») es de esos que te hacen canturrear un estribillo que se mete entre ceja y ceja, al igual que pasa con la más acelerada «Beautiful together». No faltan temas lentos marca de la casa en los que siguen monstrando una gran inspiración como la melancólica «Too deep for me», «Land of milk and honey» o «You won’t change», que me parece una de las joyas del disco con una melodía sensacional. Cierto es también que el conjunto cojea un poco en algunos de estos temas, caso de «I am the river», pero se recupera en otros como «Nightstalker» dónde aparece el característico sonido de guitarra de Jacob en el solo. Otra canción que podríamos destacar como demostración de unión entre el pasado y el presente podría ser perfectamente «Money always take the place of life».
En resumen, un disco muy disfrutable y equilibrado que se escucha de una sentada y que puede recuperar fans que dejaron de prestarles atención y seguir satisfaciendo a quienes nunca dejaron de hacerlo.