BRUCE SPRINGSTEEN – High Hopes (2014, Columbia)

Durante años, muchos pensábamos que el talento creativo de Bruce Springsteen seguiría dando frutos sin parar. Sin embargo, High Hopes muestra un momento de clara flaqueza que nos regala frutos con sabor a castaña.
Acostumbrados como tiene a sus fans, parece que Bruce no pueda tomarse unos meses de reposo en los que confeccionar un disco coherente, compacto y de altura. En su lugar, menos de dos años después de su último lanzamiento, Wrecking Ball, se publica una docena de temas salidos de aquí y allá que, por las razones que fueran, no tuvieron cabida en anteriores trabajos.
Si en su anterior trabajo Bruce ya le echó mano a sus (extensísimos) archivos, en este caso la tendencia se acentúa, y deja claro que las ideas se le están secando lenta pero inexorablemente.
No hay otra explicación para un disco que empieza con una versión (la floja High Hopes, que ya fue previamente grabada con la E Street Band), termina con otra (Dream Baby Dream, que versionó en su irrepetible gira de Devils and Dust), y mete entre medias unos cuantos cortes innecesarios más: otra versión (Just Like Fire Would, que ha tocado algunas veces en directo) y dos regrabaciones de clásicos de su propio repertorio. La primera, la perfecta y todavía tristemente actual American Skin, de la que sólo contaba con versión en directo, y The Ghost of Tom Joad, en la versión que a todos maravilló con las guitarras de Tom Morello. Versiones y regrabaciones innecesarias que no ayudan a dar coherencia al conjunto, sino a fraccionarlo por todos lados.
El resto del disco es el de material «original», entrecomillado por tratarse de material antiguo. Al escucharlas, pocos se sorprenderán de que fueran en su día desechadas. Harry’s Place es un tema inservible, Frankie fell in love es un intento vano y pretencioso de cantar y tocar con la alegría de los buenos tiempos, y Heaven’s Wall, que tiene fuerza y gancho, acaba por resultar un repetitivo cántico que hubiese tenido quizá más sentido en Wrecking Ball, pero que aquí suena fuera de lugar. ¿Qué nos queda? Prácticamente nada: cuatro temas, de los cuales ninguno llega a muy bueno, aunque podrían haber sido buenos temas de relleno en mejores circunstancias.
Con todo, el disco tiene también algunas virtudes a destacar. La primera, una producción muy acertada que mantiene a Ron Aniello y aparta definitivamente al Bredan O’Brien que tanto perjudicó al sonido de la E Street Band en el pasado. Los sonidos modernizados, tan discutidos y discutibles, hacen de las composiciones de Bruce algo diferente, y eso es (casi) siempre subrayable.
La segunda, la incorporación (temporal, esperemos) de Tom Morello a una E Street Band en vías de extinción y extensión al mismo tiempo. La labor del guitarrista, que dejó a todos con la boca abierta aquella primera vez en la que versionó The Ghost of Tom Joad junto a Bruce, se mantiene en este disco como un músico más y mete sus guitarras en la mayoría de temas, con calzador en muchos casos. Pero ya sabéis lo que se dice. Lo poco gusta y lo mucho cansa, y en este caso a Morello se la ido la mano con unos trucos de guitarra que ya no sorprenden sino que distraen y aportan poco. Sin embargo, es otro buen elemento que Bruce ha sabido dosificar con relativo éxito, y la versión electrificada de Tom Joad sigue siendo una bestialidad.
En definitiva, un disco para olvidar que no es tan nefasto como Working on a Dream, pero que resulta absolutamente innecesario e inconexo. Los fans de Bruce vamos a tener que acostumbrarnos tanto a las de cal como a las de arena, y esperar que este pretexto llamado «High Hopes» tenga una continuación que nos vuelva a hacer vibrar.

Julen Figueras

3 Comments

  1. Coincido casi plenamente con tu crítica, en cuanto al sonido sigue siendo un buen disco por producción más que otra cosa, aunque se hace bastante aburrido en general. Desde luego que si está Tom Morello, que no lo niego, está bastante discretito, aunque comprendo que tampoco se va a poner aquí a tocar como en RATM. Las que más me han gustado: Heaven’s Wall, The Ghost of Tom Joad y Just Like Fire Would. Vamos, poco nuevo.

  2. No coincido con lo de Morello. Bueno, veamos, no toca en todas, pero en las que toca, se nota, porque hay «scratching», whammy y otros truquitos típicos de su repertorio. Lo malo es que lo una vez quedó bien (en The Ghost of Tom Joad, donde su aportación es innegable), al repetirse en varias canciones acaba no siendo interesante. Lo que no hay, claro, son riffs marca de la casa, porque el material no es suyo. En cualquier caso, con canciones mejores seguro que la aportación del guitarrista podía también haber sido mejor.
    Un saludo innuendo

    • Es que por eso lo decía, al haber escuchado el disco por spotify nada más no sabía si salía en más canciones que en The Ghost, y veo que sí por lo que dices. Yo solo lo noto en esa, que tiene unos solos/fraseos al final inconfundibles. Y pegan, que es quizá lo más curioso. Pero en las demás no lo capto, será cuestión de fijarse.
      Saludos!

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